Banca y finanzas

CaixaBank insufla a BPI su apuesta por la tecnología en la banca

Foto: Archivo

BPI está siguiendo los pasos de CaixaBank en el ámbito de la apuesta por la tecnología. La entidad lusa, controlada desde hace un año por el banco presidido por Jordi Gual, afirma estar preparada "para afrontar los retos digitales", en palabras del consejero delegado de BPI, Pablo Forero. En su primera intervención en un acto público en representación del banco portugués, expuso que la entidad ha invertido en tecnología y en la preparación de su plantilla para responder a las necesidades de los clientes y mejorar su atención: "Toda la infraestructura tecnológica está hecha, desarrollada internamente o con el apoyo de partners".

Actualmente, BPI tiene más de un millón de clientes adheridos a los servicios digitales, detalló en unas jornadas de la Asociación de Bancos Portugueses, en la que compartió sesión con Paulo Macedo (CGD), Nuno Amado (BCP), Vieira Monteiro (Santander Totta) y Antonio Ramalho (Novo Banco).

Todos coincidieron en la reivindicación de que la regulación tiene que ser igual para los nuevos operadores financieros -con la mirada puesta en las compañías que operan en línea-, y también compartieron la defensa de que, cuando se transponen las directivas europeas, la ley local no debe ser más restrictiva que la comunitaria.

Forero se diferenció con la opinión de que las fintech no se deben ver como solo como una amenaza, sino como un socio potencial. "Nuestra experiencia es que la mayoría de los operadores está desarrollando aplicaciones para trabajar con los bancos. Hay pocos operadores que desarrollen tecnologías para hacer la competencia a los bancos. Si la regulación es neutral, la experiencia bancaria de los clientes será mejor", relató.

Ejemplificó que, para procesar un pago, los bancos deben cumplir todas las exigencias de regulación en términos de blanqueo de capitales, de financiación al terrorismo, de compliance, cumplir con la Comisión de Valores portuguesa, el Banco de Portugal, el BCE, etcétera. "Si la regulación determina que los nuevos competidores no van a tener que hacer esto, la conclusión es muy sencilla, en pocos años los bancos no podrán prestar este servicio y los clientes estarán en esos nuevos operadores tecnológicos. Si la regulación es neutral y los nuevos operadores tuvieran que cumplir los mismos requisitos, entonces es un tipo de competencia que los bancos saben hacer", aseveró.

Se mostró optimista sobre que, si las exigencias son las mismas para los bancos y para los operadores tecnológicos, los bancos van a saber utilizar esas nuevas tecnologías en beneficio de su eficiencia y de la satisfacción de los clientes. Hizo referencia al Big Data, que permite elaborar ofertas personalizadas sin necesidad de segmentar y en tiempo récord, así como realizar una mejor valoración del perfil de riesgo del cliente y utilizarla para determinar los parámetros de cada operación, incluido un precio "adecuado, específico y más competitivo".

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