La banca sólo quiere clientes vinculados que aporten rentabilidad. Al resto, aquellos que no tienen vinculación a través de la nómina y la pensión, pretende expulsarles con comisiones que cada vez son más elevadas. Y si no se van, al menos, logran ingresos.
En este contexto, el mantenimiento de una cuenta corriente básica que no requiere la domiciliación de la paga mensual puede llegar a superar los 200 euros anuales. Según los datos de tarifas de los servicios más frecuentes recopilada por el Banco de España, BBVA es la entidad que tiene la comisión habitual más alta por este producto al alcanzar los 238 euros, es decir, casi 20 euros cada mes.
Otros grupos aplican una tarifas que rozan los 200 euros, como Liberbank, Popular y BMN. El primero cobra 186 euros; el segundo, 184; y el tercero, 178 euros. Las cuentas corrientes sin vinculación no exigen tener contratados otros productos aunque permiten tener asociada una tarjeta de débito o crédito.
Algunas entidades, aún así, tienen a disposición cuentas sin condiciones ni comisiones para los clientes digitales y, en algunos casos, negocian con los clientes una bajada de las tasas. Entre ellos BBVA, que está inmerso en un ambicioso plan tecnológico para reducir los costes operativos, ganar eficiencia y adaptarse a los cambios sociales.
Mayores subidas
En los últimos años Kutxabank, Sabadell, Popular y CaixaBank son las entidades que más han elevado el coste de este tipo de libretas. El grupo vasco en, concreto, ha incrementado la tarifa en un 74%, hasta los 80 euros mientras que el Sabadell lo ha hecho en un 39%, hasta los 128 euros. El Popular, por su parte, ha encarecido la comisión de este producto en más de un 10%, mientras que CaixaBank, en un 3,5% y hasta los 143 euros.
Solo dos entidades, Bankinter e Ibercaja, no reclaman ningún tipo de contraprestación por el mantenimiento de la cuenta corriente.
La subida de las tasas se produce, además, en un contexto en que la banca apenas remunera por el dinero a los clientes ante la situación de tipos negativos, la baja actividad crediticia y los costes que todavía conlleva la exposición inmobiliaria en sus balances. El sector ha utilizado la progresiva rebaja de los tipos que paga a los clientes por todo tipo de imposiciones para mermar el impacto del euribor bajo cero en sus márgenes y sus resultados.
Las entidades, además, están intentando elevar los ingresos por comisiones a través de la venta de hipotecas, fondos de pensiones y desinversión y planes de pensiones, al tiempo que están penalizando la contratación y las operaciones básicas que se realizan en las sucursales. Por ejemplo, el coste de las transferencias en las oficinas ha subido sustancialmente debido a las comisiones mínimas, de 3 euros en muchos casos, o de hasta el 4% de los recursos traspasados.
