Banca y finanzas

Ángel Ron defiende que deja el Popular "en condiciones de seguir siendo independiente"

  • Tampoco ve necesidad de una nueva ampliación por la capacidad del banco para generar capital

El aún presidente de Banco Popular, Ángel Ron, defendió ayer que se va del banco muy satisfecho y con el deber cumplido, después de "haber sido coherente con la decisión de anteponer los intereses de la entidad a los propios".

El grupo presentó ayer unas pérdidas en su resultado neto de 3.485 millones de euros, las más abultadas de su historia, tras dedicar a diversos saneamientos y gastos extraordinarios 5.692 millones.

Ron repitió no menos de tres veces, en su última comparecencia pública como presidente del Popular, que había recogido el legado de su antecesor Luis Valls para mantener independiente al grupo, "porque somos un banco diferente, que hace las cosas de otro modo, que quiere una relación de largo plazo con el cliente". Y, según afirmó, deja la entidad en la que ha estado trabajando más de treinta años "preparada para una nueva etapa y con la parte más relevante del camino de la reestructuración recorrido".

El banquero admitió que, aunque será el nuevo equipo quién tenga que tomar las nuevas decisiones a partir de ahora, "no soy un tercero cuando hablo del Popular". En su opinión, las cuentas presentadas ayer "aclaran el futuro" del banco. "Hay condiciones para que siga en solitario", aseguró.

Respecto a la conjugación de esa aspiración de independencia con conversaciones pasadas con alguna entidad, el banquero afirmó que "hubo acercamientos de algunas entidades y sigue habiendo", pero aseguró que nunca se llegó a un punto en que se contemplara una absorción y afirmó que "no está muy claro que las fusiones sean buenas para los accionistas de las entidades absorbidas". En todo caso, matizó, cualquier decisión le corresponderá al nuevo equipo, tanto si debe haber fusión como si debe liderar o no el Popular.

Defendió las fortalezas del Popular "poco reconocidas por el mercado", como su eficiencia, su negocio en pymes, donde los últimos datos indican que tiene una cuota del 17,7 por ciento, y su capacidad de generar ingresos.

Tampoco ve necesidad de acometer otra ampliación. Aunque el ratio CET1 fully loaded baja al 8,17 por ciento desde el 13,71 por ciento del primer semestre, considera que el banco tiene suficientes palancas para recuperar capital.

Así, detalló que por cada 100 millones de beneficio retenido se genera 22 puntos básicos de capital y que la reducción de los activos improductivos, el factor que ha vuelto casi invisibles para los analistas las bondades del modelo de negocio, generará 20 puntos básicos por cada 1.000 millones de reducción en balance.

Insistió en otro punto: en la venta de negocios no estratégicos, fundamentalmente en el exterior, donde, aseguró, despierta muestras claras de interés. Puso como ejemplo la filial de Estados Unidos "donde las valoraciones están en máximos" y se obtendrían importantes plusvalías y un efecto en el capital "relevante". Tampoco descartó cualquier otra venta, como Portugal o México, donde existe una alianza con Bx+, liderado por Antonio del Valle, el accionista que prendió la mecha de la discordia en el consejo. Muy atrás quedaron las intenciones del banco de conseguir obtener el 30 por ciento de su beneficio en el exterior. "No soy partidario de deshacer ninguna alianza", aseguró Ron, "pero la prioridad es enfocarse aquí y se puede vender y luego retomar la diversificación".

Ron defendió la labor del banco durante la crisis y recordó que fue una de las escasas entidades que no recibió ayudas públicas, "ni directas ni indirectas". Defendió que en los peores momentos el banco financió la economía real, especialmente a las pymes "cuando el resto de colegas no lo hacía". Aseguró que uno de los problemas del Popular es la comparación "y son odiosas", pero que las ayudas la hacen muy complicada ya que se tuvo que competir en desigualdad de condiciones. "Pero algunas entidades", advirtió, "tendrán que devolverlas y entonces veremos cómo está cada entidad", sentenció.

A pesar de esta queja de desigualdad, aseguró que no se arrepiente de no haber pedido ayudas, "porque eso permitió al banco seguir siendo independiente". Tampoco de haber acometido la compra del Pastor, en un momento en que, según explicó, ni existían los decretos Guindos, ni los test de estrés europeos ni se sabía que seis meses después España recibiría un rescate financiero de Europa. Por ello también defendió que algunas decisiones no se tomaron tarde, sino "cuando fue posible tomarlas".

Ron aseguró que el mercado no valoró las medidas adoptadas por el banco que él mismo pedía, entre las que nombró la última ampliación de capital, la reestructuración de la entidad y los ajustes de oficinas y plantilla. Ahora espera que tras las bases puestas con el último saneamiento, empiecen a apreciar el valor del banco.

Ron confirmó que no asistirá a la junta del día 20, la que debe aprobar la incorporación de Emilio Saracho a la presidencia, ya que saldrá oficialmente del banco en un consejo previo, por lo que la junta será dirigida por alguno de los vicepresidentes del banco.

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