
Los bancos cada vez perciben menos intereses por su cartera crediticia, pero sacan más provecho a la comercialización de sus productos. No es que una cosa compense la otra, ya que los bajos tipos de interés han hundido lo que reciben por los préstamos de familias y empresas a más de la mitad en sólo cinco años, pero al menos contribuye a mantener con algo de vitalidad la parte alta de la cuenta de resultados, atacada sin piedad por las tasas históricamente bajas.
A cierre de 2015, las comisiones lograron prácticamente mantener su aportación a los resultados de las entidades, por su negocio en España, al sumar 11.234 millones de euros, similar a los 11.257 millones de 2014 y mejor que 2013, cuando se tocó el suelo en 10.931 millones.
En la evolución del año pasado han contribuido positivamente que las comisiones pagadas se han recortado en casi un 5%, hasta 2.335 millones, y, dentro de las percibidas, que las conseguidas por comercializaciones siguen un año más, tras un cambio de tendencia en 2012, creciendo con fuerza. El año pasado alcanzaron los 4.210 millones de euros, según los datos del Banco de España, lo que supone un aumento del 14,12% en los últimos doce meses. La cifra, además, sólo es inferior en 24 millones a la registrada en 2007, el año en que este tipo de comisiones marcó máximo de la serie histórica.
El que la banca en España, lejos aún de desembarazarse de algunos problemas vitales, como la baja rentabilidad, consiga elevar a niveles precrisis algunas de sus comisiones puede resultar extraño, pero tiene su explicación. Los grupos, con otras fuentes de ingresos muy debilitadas, se concentran en aprovechar al máximo su capacidad para cobrar comisiones a los clientes, lo que viene determinado por la fuerza comercial de cada entidad.
La evolución de los tipos en los depósitos, por ejemplo, ha tenido dos efectos. Por un lado, los clientes se ven desmotivados para tener depósitos a plazo y los que tienen aversión al riesgo prefieren, ya que apenas logran rendimientos, mantener su dinero en cuentas corrientes. Esto explica que en 2015, las familias tengan unos 66.500 millones menos en depósitos bancarios a plazo que el año anterior y que, sin embargo, las cuentas a la vista hayan aumentado en casi la misma cantidad, unos 66.800 millones en el mismo periodo de tiempo.
Pero hay una parte del ahorro que se va a otros productos, con más riesgo, pero también con más rentabilidad que un depósito.
Seguros y fondos de inversión
Los bancos tampoco se muestran interesados en ofrecer depósitos, ya que ni tiene atractivo para el cliente ni conlleva apenas comisiones.
En este contexto, las entidades han reforzado sus políticas de comercialización de seguros, fondos de pensiones y fondos de inversión. En 2015, las entidades por su negocio en España presentaron fuertes incrementos de las comisiones cobradas por estos productos fuera de balance. Los logrados por la contratación de fondos de inversión, en algunos casos con subidas distorsionadas por cambios de perímetro, van desde un 17 a un 70% de aumento.
También la renovación de la cartera crediticia, con crecimientos de dos dígitos en los préstamos al consumo, contribuyen al aumento de las comisiones por comercialización que recibe la banca. Por el contrario, las comisiones por servicios, como las recibidas por utilización de un cajero automático, mantenimiento de cuenta o cobro de tarifas anuales de tarjetas, siguen a la baja.
Esto ha provocado que el año pasado, por primera vez, bancos, cajas y cooperativas hayan recibido más dinero por las comisiones de comercialización que por las de servicios. Así, éstas últimas, tras caer un 8,9% en doce meses, suman 3.833 millones de euros.
Las comisiones por servicios en 2010 llegaban a 5.340 millones de euros, lo que supone un recorte de estos ingresos del 28,2% en los últimos cinco años.
A esta bajada ha contribuido la paulatina generalización de las comisiones cero, que suelen comprender mantenimiento de cuenta, tarjeta, uso de cajero propio y transferencias bancarias.
La evolución de las comisiones es especialmente importante en un contexto en que las entidades luchan por conseguir una rentabilidad sostenible con la presión de tipos negativos y cambios regulatorios cada vez más exigentes.
Menos intereses
Con una cartera crediticia que aún disminuye cada año y que soporta tipos cada vez más bajos, la banca en 2015 sólo ha ingresado 27.666 millones por intereses de préstamos a familias y empresas. Esta cifra alcanzaba los 33.191 millones un año antes, lo que significa un recorte anual del 16,6%. En 2010, los ingresos por intereses de esta cartera eran de 54.453 millones, lo que supone que ahora se ingresa la mitad.
El ahorro viene por los depósitos. Cada vez tiene menos volumen a plazo y son más baratos. El año pasado pagó a sus clientes 11.042 millones de euros en intereses, un 36,5% menos que en 2014, cuando la cifra pagada llegó a 17.391 millones de euros.
Las provisiones bajaron un 11,3% en 2015
La menor necesidad de provisiones es uno de los factores que impulsa la cuenta de resultados. Sin embargo, en 2015, las entidades por su negocio en España sólo las redujeron en un 11,3%, según los datos del Banco de España.
Además, las provisiones por deterioro de los activos no financieros, como inmuebles o impacto de las cláusulas suelo, no sólo no se redujeron sino que más que se duplicaron, al pasar de 1.528 millones en 2014 a los 3.413 millones durante el año pasado.
Bancos, cajas y cooperativas obtuvieron un beneficio por su actividad en España de 9.303 millones de euros, lo que supone un recorte del 18% en relación a los 11.343 millones registrados un año antes.