Banca y finanzas

CatalunyaCaixa sufre pérdidas de 80 millones tras la integración en BBVA

BBVA no es muy optimista a corto plazo sobre la evolución de CatalunyaCaixa, entidad que integró a finales de abril por unos 1.200 millones de euros tras ganar la subasta realizada por el fondo de rescate público. La antigua nacionalizada, que ha costado más de 12.000 millones al Estado, registró a cierre de junio de este año unas pérdidas de 78,8 millones de euros, frente a los beneficios de 27 millones del primer trimestre.

De este resultado negativo, BBVA se ha anotado 29 millones en sus cuentas, que es el obtenido por la firma catalana entre mayo y junio. El grupo que preside Francisco González, hasta ahora, había informado que las pérdidas serían insignificantes para el conjunto de 2015; la contribución poco relevante en 2016 y 2017; y ya en 2018 generaría ganancias de 300 millones.

Estas cuentas son anteriores a la amenaza real de una Cataluña independiente. BBVA, junto al resto de grandes entidades, avisó en un comunicado inédito que dejaría la región en caso de que la comunidad autónoma se separase de España.

De momento, tal situación no se ha dado, por lo que el riesgo aún es latente. De no materializarse, el banco espera que las números de CatalunyaCaixa se saneen gracias a la mejora de la eficiencia -para ello ha puesto en marcha un plan para recortar la plantilla un 20%- y en la recuperación tanto de la actividad crediticia como de los préstamos morosos gracias a la reactivación de la economía.

17% de morosidad

La tasa de morosidad de la cartera traspasada a BBVA de la antigua nacionalizada asciende al entorno del 17%. En la venta no se incorporó las hipotecas deterioradas, que fueron adquiridas por el fondo Blackstone con determinadas garantías.

Ante la lenta progresión, el grupo que preside González ha decidido cargar contra la cuenta de resultados de la firma catalana dotaciones por importe de 123 millones, que han sido claves para las pérdidas sufridas en junio. Para los próximos trimestres, el lastre para las cuentas vendrá por dos vías: el coste de la reestructuración de personal, pactada con los sindicatos, y el efecto de la supresión de las cláusulas suelo en los préstamos hipotecarios. Este efecto no será excesivo, ya que la mayor parte de la cartera de créditos para la vivienda fue tomada por Blackstone.

El ahorro de los gastos, fruto del ajuste, será lo que en un futuro tendrá una un efecto sustancial en la rentabilidad de la antigua nacionalizada. La eficiencia operativa se sitúa en más del 60%, muy por encima de la media del sector y alejada de las recomendaciones del supervisor.

La actividad de CatalunyaCaixa continúa bajando, aunque el ritmo de caída se está atenuando. En junio, el descenso en el saldo de los préstamos disminuyó un 2,2% con respecto a marzo, es decir, bajo la tutela de BBVA.

La entidad catalana no ha sido la única que aún presenta pérdidas tras la reestructuración del sector. Tanto Ceiss, que recibió ayudas públicas y evitó la nacionalización con la absorción por parte de Unicaja, como CCM, que fue intervenida y adjudicada a Liberbank, continúan en números rojos, de 1,1 millones y 17 millones de euros, respectivamente.

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