Banca y finanzas

La 'Tasa Tobin' ahuyentará al inversor de la Europa Continental

Según los expertos, el nuevo impuesto convertiría a los parqués europeos en 'territorio hostil' frente a Wall Street y la 'City'. El gravamen encarecería los costes de la operativa entre un 25% y un 50% para el particular.

Recién comenzado el mes de abril saltaba la noticia: 11 países de la Unión Europea, entre ellos España, habían llegado a un acuerdo para aplicar la tasa Tobin, previsiblemente a partir de enero de 2015. La propuesta de Bruselas es que el impuesto grave con un 0,1 por ciento las transacciones de acciones y bonos y con un 0,01 por ciento las de derivados. Según buena parte de los expertos consultados, la medida podría resultar dramática para la inversión en bolsa en los mercados que la apliquen y restaría atractivo a Europa frente a otras plazas, como Wall Street o la City londinense, a las que podría ir a parar todo el dinero que quiera escapar del nuevo impuesto.

El inesperado anuncio se hizo público en la rueda de prensa posterior al Ecofin (el consejo de ministros de Economía de la UE) informal celebrado en Atenas los pasados días 1 y 2 de abril. Según explicó el ministro de Economía español, Luis de Guindos, el gravamen se aplicará de forma "gradual" y en un primer momento sólo afectará a "las transacciones en acciones, tanto en el mercado al contado como en el de derivados. "Posteriormente, en función de cómo veamos que evoluciona, lo iremos extendiendo a otro tipo de productos", añadió De Guindos en declaraciones que recogió Europa Press. Respecto a los países que aplicarán la nueva tasa, serán, además de España, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Grecia, Eslovenia, Austria, Bélgica, Estonia y Eslovaquia. Reino Unido, un país en el que el sector financiero genera cerca del 30 por ciento del PIB, siempre se ha opuesto al gravamen.

Consecuencias para el minorista

La tasa Tobin debe su nombre al economista norteamericano y Premio Nobel de Economía, James Tobin, fallecido en 2002, que en la década de los setenta propuso que se aplicase un impuesto especial sobre los movimientos especulativos de divisas. Hoy se denomina así a la propuesta de un gravamen sobre las Transacciones Financieras Internacionales. Por el momento, seguimos a la espera de que el acuerdo alcanzado en Atenas cristalice, algo que podría ocurrir en el Ecofin del próximo 6 de mayo, según apuntó el ministro De Guindos. Para comprobar cuáles son las consecuencias de la implantación de la tasa en los mercados europeos habrá que esperar algo más, aunque ya se pueden hacer algunos cálculos.

Cuanto más dinero, más crece el coste

Dado que el particular destina, de media, entre 1.000 y 10.000 euros a comprar acciones, el aumento de los costes que tendría que asumir oscilaría entre el 25 y el 50 por ciento .

Se lo explicamos con un ejemplo: si usted invierte 1.000 euros en comprar acciones de una empresa del Ibex 35, tendrá que afrontar dos tipos de comisiones. Por un lado, la del bróker. Por otro, la que impone Bolsas y Mercados Españoles (BME) por operar. También deberá pagar por la custodia, que no se prevé que sea gravada. Supongamos que usted realiza sus transacciones con uno de los brokers más baratos del mercado español. La comisión media que cobran los intermediarios más económicos asciende a un 0,15 por ciento de la cantidad invertida. En su caso, para una inversión de 1.000 euros, el cálculo es fácil: tendría usted que abonar 1,5 euros. Una cantidad a la que se suman los 2,45 euros que tendría que abonar a BME -esa es la comisión aplicada para esta horquilla de inversión-. Así, en total pagaría usted 3,95 euros en comisiones a día de hoy. Pues bien: de entrar en vigor la tasa Tobin, a partir de enero de 2015 debería usted abonar un euro adicional, el 0,1 por ciento de los 1.000 euros invertidos, lo que eleva el coste total de la operación hasta los 4,95 euros, un 25 por ciento más.

A más inversión, más se encarecen los costes al aplicar la tasa Tobin. Un particular que dedique 2.500 euros a comprar acciones de una cotizada española soportará un aumento del coste de la operativa del 40 por ciento -hasta los 8,70 euros-. Para quien invierta 5.000 euros, el incremento alcanzará el 41 por ciento -hasta los 17,15 euros-; y quien destine 10.000 euros verá crecer sus costes más de un 50 por ciento, hasta rozar los 30 euros -10 de los cuales corresponderían a la tasa Tobin-.

La clave para aplicar este nuevo impuesto es el país en el que se realice la operación, no la procedencia de la compañía en que se invierta. Dicho de otra forma: si usted adquiere acciones de Telefónica en España sufrirá los efectos de la tasa Tobin, pero si compra títulos de la teleco cotizados en Estados Unidos no tendrá que soportar el gravamen. Por otro lado, el impuesto se aplicará tanto a las compras como a las ventas, aunque en los ejemplos desarrollados en este reportaje sólo hayamos hecho referencia a las primeras.

A este respecto, la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, comentó el pasado 2 de abril, tras preguntarle los periodistas acerca de la nueva medida en el marco de unas jornadas organizadas por Deloitte y ABC: "Espero que, de ponerse en marcha, se aplique igual en todos los países (...). Esa será la única manera en que no se produzcan distorsiones en los mercados", señaló Rodríguez, cuyas declaraciones fueron recogidas por Reuters.

La mayoría de Los expertos, en contra

De ponerse en marcha, esta tasa llegaría después de que, a finales de 2012, el Ministerio de Hacienda aumentase la carga impositiva sobre los particulares que operan a corto plazo en bolsa; en concreto, sobre quienes pretendan recoger beneficios en un plazo inferior a un año. En aquel momento, el Gobierno estableció que las plusvalías obtenidas durante el primer año tributasen al tipo marginal que corresponda a cada contribuyente en función de su renta, cuando hasta entonces por dichas plusvalías se pagaba entre un 21 y un 27 por ciento. La medida, en resumidas cuentas, ponía trabas a la inversión minorista. Y con este nuevo impuesto, muchos expertos temen una fuga masiva de los inversores hacia otros mercados, en particular al estadounidense y el británico.

"Toda medida que suponga poner impedimentos a que en Europa se instalen empresas de tipo financiero me parece absolutamente negativa", comenta Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis. "España debe ser un imán para las empresas, no sólo para los turistas. De la misma forma que Londres tuvo la inteligencia de convertirse en un centro de negocios financieros, aquí debemos ponérselo fácil a las empresas", añade el experto.

Precisamente la City londinense sería, junto con Wall Street, la gran beneficiada de la entrada en vigor de la célebre tasa en buena parte de Europa. Lo explica Fernando Luque, senior editor de Morningstar: "En lugar de pasar por Madrid o por Fráncfort, muchas operaciones se llevarán a Londres". El pequeño inversor, añade Luque, "lo va a notar, porque cuando compra acciones sabe perfectamente qué comisiones le cobran". Con él está de acuerdo Mónica Gordillo, miembro del consejo de CFA y presidenta de Gips España: "En un momento en que los depósitos ya no ofrecen rentabilidades del 4 por ciento, este impuesto penaliza al minorista que se esté planteando cambiar a otro tipo de activos financieros". Otros analistas añaden la reflexión de que si finalmente el dinero emigra, la recaudación no será la esperada. Bruselas calcula que al ponerse en marcha la tasa en los mencionados 11 países de la Unión Europea permitiría recaudar, si se aplicase a todos los instrumentos, entre 30.000 y 35.000 millones de euros al año -5.000 de ellos, en España-.

Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March, se muestra prudente acerca del alcance de la medida: "Debemos desdramatizar el tema; el pequeño inversor no va a irse a la City", comenta. Alvargonzález, de Tressis, también considera que "quien disfruta jugando en bolsa seguirá haciéndolo, porque cuando uno invierte en acciones no busca ganar un 2 o un 3 por ciento sino un 20 por ciento" y el efecto de una tasa del 0,1 por ciento en esos niveles de rentabilidad es reducido. Pese a todo, la mayor parte de los expertos consultados concide en que el mensaje que envía la llegada de la tasa Tobin es que Europa "no es un buen lugar para hacer inversiones".

Una de las primeras damnificadas por el nuevo gravamen ya ha sido la propia BME, la gestora de la bolsa española: desde que la tasa comenzó a ocupar titulares en la prensa, la recomendación del consenso de mercado sobre este valor ha sufrido un fuerte deterioro, ante el temor a una reducción de los volúmenes de negociación.

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