Las cajas podrán, en casos excepcionales, reforzar el control en bancos de su propiedad frente a la prohición expresa que impondrá la futura ley del sector en términos generales por inspiración de la troika. El Banco de España tendrá la llave para permitirlo si un deterioro de la solvencia obliga al banco a recomponerla bajo los supuestos fijados en la ley de reestructuración -en fase de actuación temprana, reestructuración o resolución-, o "por razones de estabilidad financera".
El refuerzo accionarial tendrá cabida "mientras duren estas contingencias" de acuerdo al Anteproyecto de Ley de Cajas y Fundaciones Bancarias evacuado por el Gobierno para su trámite parlamentario y cuya entrada en vigor se prevé hacia finales del corriente ejercicio.
La excepción, introducida en el texto a petición del sector durante el proceso de audiencia pública, corrige el absurdo de que la ley vaya a obligar a las cajas a nutrir un fondo de reserva si controlan un banco para socorrerlo en caso de dificultades, sin permitirles capitalizar dicha inyección de fondos. Una línea roja levantada con las pautas de Bruselas, el Banco Central Europeo, pero sobre todo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que no querían que las cajas dominen sus bancos para evitar ingerencias inapropiadas en la gestión y ahora se flexibiliza para meter racionalidad en caso de que les auxilien.
Desinversiones
Las entidades consiguieron evitar la fijación de un calendario de desinversión forzosa. Sin embargo, la resistencia será gravosa paradógicamente para La Caixa, Unicaja, Ibercaja y Kutxabank, únicas que conservan la mayoría accionarial en sus bancos al haber sido capaces de soportar los embates de la crisis sin solicitar ayudas gracias a su acertada gestión de los riesgos.
Sobre sus espaldas recae la creación de un fondo de reserva impuesto por Bruselas a aquellas con una participación accionarial superior al 50 por ciento o posición de control. El volumen de la hucha para casos de apuros de la filial lo determinará el Banco de España en función de los riesgos que haya asumido y la participación de la fundación en el banco.
El supervisor considerará además si el banco cotiza en bolsa y su diversificación, factores estos últimos introducidos en el último texto a sugerencia del sector. Y es que la admisión a negociación facilita sobremanera la captación de recursos en caso límite, con una simple ampliación de capital, lo que debería aliviar la factura para la caja propietaria y, al tiempo, alentar la irrupción en mercados organizados de las entidades que no lo estén como ha defendido en ocasiones el supervisor.