Las empresas medianas españolas necesitan ganar escala para mejorar su productividad y competitividad y jugar un mejor rol tractor en la economía. Pese a que el 99,8% del tejido industrial nacional está compuesto por pymes, el llamado middle market o Empresas de Tamaño Intermedio (ETI) -según definición de la Fundación CRE100DO-, lo integran apenas 3.300 sociedades en España frente a las 12.000 existentes en Alemania, y 1.500 son filiales de empresas extranjeras. Son las compañías que superan los 250 empleados y entre 50 y 500 millones de euros en facturación. Su desarrollo es positivo, pero adolecen de un problema evidente de falta de dimensión que debería incentivarse a través de mejoras fiscales, de acceso a la financiación e, incluso, con cambios en su gobierno corporativo. Son las principales conclusiones compartidas en la jornada "Las ETIs como motor de crecimiento y dinamización del tejido empresarial en España" celebradas este viernes por El Economista.
"Las empresas pequeñas son menos competitivas porque tienen menos capacidad de innovación, su capacidad de exportación es menor, su diversificación es menor. Para dar el salto a ser una empresa ya de mediano y gran tamaño, hay temas fiscales, de financiación y de organización", diagnosticó Íñigo Fernández de Mesa, vicepresidente de CEOE. "Muchas veces la empresa familiar necesita protocolos adecuados, mayor profesionalización, porque los financiadores te piden un modelo de organización distinta que si eres una empresa pequeña. Tienes que tener un modelo muy profesional de gestión, mucha transparencia en los datos, etcétera y eso es más complejo y requiere un cambio cultural", esbozó.
Para el presidente de la Fundación CRE100DO, Carlos Mira, hay un problema principal de dimensión porque "la productividad está directamente asociada al tamaño". Y si se quiere aumentar la productividad de la economía se necesitan más empresas que ganen dimensión para que mejoren también los márgenes y consigan así "economías de escala, capacidad de innovación, capacidad de internacionalización...". "Cuanto más grandes sean las empresas más resilientes, que es una cosa muy importante también en estos tiempos", apuntó ante el desafiante contexto en el que se desarrolla la actividad en los últimos años con sucesivas incertidumbres geopolíticas y que recientemente se agravado con la guerra comercial declarada por Donald Trump.
La jefa de Financiación Corporativa de Sectores no Regulados en España del Banco Europeo de Inversión (BEI), Covadonga Velasco, subrayó que hay un factor que "frena la inversión" y es la "incertidumbre" para que estas compañías comprometan recursos para sus proyectos de desarrollo, y que busca resolver precisamente el organismo. "Nosotros, en el BEI, es uno de los puntos en los que intentamos añadir valor. Para mí es fundamental ver cómo podemos fomentar este crecimiento de manera que tengan confianza las empresas en el futuro", explicó en un contexto donde la coyuntura es cada vez más volátil.
Que el middle market sea de un tamaño inferior a las empresas medianas europeas "nos generan problemas de productividad, de crecimiento y de competitividad frente a las empresas de mayor tamaño, que tienen más capacidad de exportación y tienen más efecto tractor", reconoció el vicepresidente de la CEOE. La razón del gap en dimensión lo atribuyó a la propia historia nacional. "Entramos más tarde en el proceso de industrialización que el resto de países europeos. Tenemos factores culturales como que es una empresa muy familiar a veces poco dada a la entrada de capital de fuera de la familia y luego hay una concentración de nuestra actividad en sectores que tienen poca productividad o valor añadido", explicó, en alusión al fuerte peso en la economía del sector servicios, construcción, hostelería o comercio.
Pesa la gran dispersión fuera de grandes urbes y que la financiación, aunque admitió que "ha mejorado mucho", depende en su mayoría del crédito bancario porque las fuentes alternativas son aún limitadas. Según el vicepresidente de la CEOE, le pasa igualmente factura la alta burocracia, la proliferación regulatoria y la alta carga fiscal. "En España tenemos 17 regulaciones distintas, aparte de las europeas, y esto hace que las empresas muy pequeñas deban tener unos departamentos jurídicos si quieren actuar importantes y esto perjudica mucho el adquirir tamaño", denunció.
Para el presidente de la Fundación CRE100DO, Carlos Mira, la ambición en España no debería ser intentar que el 1% de las pymes se conviertan en ETIs, dado que significaría alcanzar las 26.000 y hay una realidad estructural en el país que no puede obviarse, sino intentar ahí que desde el censo de pymes se logre "pasar de 3.300 -ETIs- a más de 4.000 o 5.000" y que estas compañías de tamaño intermedio busquen un mayor desarrollo: "El punto más relevante es el conseguir esa ambición de las empresas de tamaño intermedio por crecer".
En esa búsqueda abogó por fomentar la incursión de fondos de inversión en el capital de las empresas que les den soporte para su crecimiento frente a otro tipo de fondos que tienen como meta desembarcar tomando una participación de control para sacar un rédito rápido con su ulterior venta. "Deberíamos tener mucho más fondos que lo que van buscando es acompañar a una empresa en el crecimiento que fondos que lo que van buscando es el dar una salida vendiendo a la multinacional en un plazo de tres años", defendió.