Banca y finanzas

La banca 'transfiere' más de 150.000 millones en riesgo para ahorrar capital

  • Santander, Barclays y BNP lideran un tipo de emisión que acabará calando en la banca mediana
     

Las transferencias significativas de riesgo (SRT) entran con fuerza en la caja de herramientas de la banca para ahorrar capital y poder crecer más. Traspasan exposiciones de riesgo a inversores que acceden así a nuevos tipos de activos. Según el BCE, estas emisiones superan los 150.000 millones en el Viejo Continente

Las transferencias significativas de riesgo (Significant risk transfer o SRT, en inglés) tienen visos de convertirse en la herramienta de moda en la banca para optimizar y "aliviar" su hucha de capital. Son una variedad sofisticada de las tradicionales titulizaciones de activos que encuentran un interés creciente entre los inversores y están empezando a cuajar además en una suerte de "alianzas" entre bancos y gigantes inversores. Apollo Global Management, Blackstone, Bayview Asset Management, BlacRock o KKR son algunos de los colosos con apetito que asumen, en ocasiones, operaciones en solitario con entidades, aunque lo usual son las colocaciones entre múltiples inversores institucionales.

Banco Santander es el ejemplo más visible de la nueva tendencia. El grupo cántabro, el mayor emisor de esta tipología en Europa actualmente y puede que en el mundo, ha cerrado operaciones bilaterales con BlackRock y Apollo. Y en pocos meses, la entidad ha preparado emisiones sobre más de 20.000 millones de euros de préstamos en Reino Unido, EEUU, México y Alemania, según estimaciones de Bloomberg. Entre los grandes actores a escala internacional figuran también Barclays, Deutsche Bank, BNP Paribas o JPMorgan Chase y en España, aunque en un rango inferior, BBVA, CaixaBank y Sabadell, con la expectativa de que vayan incorporándose bancos de menor dimensión a futuro y aumente el uso de la herramienta.

No hay estadísticas muy finas del fenómeno por el desconocimiento de las operaciones privadas o bilaterales, pero el Banco Central Europeo (BCE) cifró en 154.000 millones de euros las operaciones con SRT en 2023 en el Viejo Continente, últimos datos públicos. Se estima que desde 2016 y a escala mundial, han sido titulizados sintéticamente activos por más de 1,1 billones de dólares.

Y es que los bancos vienen utilizando las SRT o titulizaciones sintéticas desde la década de los noventa para limitar los riesgos de su balance: normalmente colocan hasta el 15% de las emisiones, el tramo de las pérdidas inesperadas, a inversores como fondos de inversión, de pensiones o compañías de seguros a cambio de una rentabilidad que en algunas transacciones ha llegado al 13-15%, aunque el "precio" varía mucho en función de los activos, la entidad y la estructura. Técnicamente la transferencia del riesgo se acomete con un contrato financiero como un swap o un derivado (CDS o garantías financieras), sin necesidad de colocar el activo, que permanece en balance permitiendo así al banco mantener la gestión del préstamo y la relación con el cliente -no se vende el activo-. La entidad reduce la exposición al riesgo en esas financiaciones y baja el requisito de capital regulatorio asociado mientras el comprador logra una recompensa a cambio de cubrir parte de las pérdidas si los préstamos fracasan.

Sin embargo, su uso se vio interrumpido con la crisis financiera mundial cuando la subprime americana rompió el mercado global de las titulizaciones. Las dudas sobre las emisiones construidas sobre las hipotecas basura de Estados Unidos contaminaron al resto, sin discriminar por la calidad de sus activos, y los ulteriores manguerazos de liquidez acometidos por el Banco Central Europeo (BCE) en las sucesivas crisis convirtieron además en menos necesario para la banca su recurso.

"Se creó un estigma con argumentos falsos. En Estados Unidos la crisis sí estuvo muy vinculada al mundo de cierta titulización, pero en los demás es injustificado. Los niveles de default y con los problemas de titulización en Europa son mínimos. No hay ningún bono senior que haya que ha hecho default ni siquiera en los tramos intermedios que son tramos que tienen más riesgo", explica Manuel González, director general de Intermoney Titulización. El mercado de las titulizaciones, en general, comienza años después con EEUU "como principal motor, mientras que Europa no ha recuperado aún la cifra precrisis" pese al dinamismo de los últimos años, con expansiones a doble dígito, detalla Iñigo Oyanguren, socio de FS Consulting de KPMG en España.

El gran impulso de las SRT llegará después, favorecido por una regulación que da confort a emisor e inversor y porque la banca busca optimizar su capital por diferentes motivos: ante el aumento de los requerimientos por Basilea IV y para crecer o para enfocarse en negocios más rentables e, incluso, para mejorar los dividendos. Un efecto inducido es que, además, estimula la rentabilidad de los fondos propios sin poner en riesgo ni impactar a los instrumentos de capital existentes, sin diluir el equity ni afectar al rating del banco. Hay quien ve en la herramienta un gran aliado para las necesidades de financiación que precisa Europa para acometer las transformaciones digitales y la descarbonización. "El BCE ha hecho un trabajo muy intenso en los últimos años en establecer un marco de control robusto que permite asegurar que las carteras titulizadas por los bancos europeos son de una calidad igual o superior a las que permanecen en el balance de dichos bancos siempre evitando el cherry picking. Este hecho queda reflejado en las últimas cifras de morosidad disponibles (2023) donde se aprecia un porcentaje significativamente menor en estructuras titulizadas", ilustra Oyanguren.

"Tradicionalmente se han utilizado para liberar capital que pudiese financiar el nuevo crecimiento (al transferirse riesgo se reducen RWAs -activos ponderados por riesgo-). El enfoque añadido ahora es que los SRT se ven no sólo como herramientas para liberar capital, sino para liberar el capital que está financiando exposiciones menos rentables y así poder destinar el capital que se libera a exposiciones más rentables. Es decir, se está utilizando como una herramienta para asignar el capital de forma más eficiente y con un mayor retorno", agrega Elena Iparraguirre, de S&P Global. Su uso también es, en cierta forma, quirúrgico porque "les permiten reducir su exposición a determinados clientes, sectores, tipos de crédito", detalla.

Las SRT permiten construirlas en formato cash, para levantar también liquidez como las titulizaciones tradicionales, o en formato sintético donde el objetivo último es transferir riesgos a terceros. "Se utilizan sobre todo sobre los créditos corporativos, que tienen un mayor consumo de capital para los bancos. Y hemos visto también algo de crédito al consumo", indica la analista de S&P Global. Quedarían prácticamente fuera las hipotecas o en emisiones muy limitadas porque su consumo de capital es el más liviano y no compensa por precio, siendo el subyacente más habitual aquellos otros activos o riesgos donde el banco encuentra una ventaja en sacarlo de balance con un coste inferior al regulatorio de solvencia, aún pagando una rentabilidad al inversor (aquí entra todo: consumo, pymes, tarjetas, financiación corporativa, etc).

"Han existido siempre pero ahora los bancos han metido estas herramientas en su porfolio de instrumentos para gestionar capital y, una vez que han cogido la práctica y lo han aplicado y saben que esto está ahí, no dejarán de utilizarlo", augura el director general de Intermoney Titulización. Los expertos esperan que entre en la caja de herramientas, incluso, de entidades de menor dimensión por su utilidad y un apetito creciente entre un espectro de inversores que, incluso, está ampliándose facilitando a las entidades la colocación a menores rentabilidades o precios por la buena demanda. El apetito y la competencia en el mercado también ha permitido que los tipos de activos se hayan diversificado, y los vencimientos de las carteras se alarguen, además de abatar los costes de la construcción de los vehículos.

"La inversión en este tipo de productos es muy habitual de grandes inversores institucionales internacionales, pero también de grandes compañías de seguros que tienen un conocimiento muy profundo del riesgo subyacente y que están dispuestos o bien a asumir directamente el riesgo a cambio de una prima o bien a utilizar un instrumento fondeado en formato cash, que no sintético, para comprar ese riesgo", agrega González. Algunos riesgos solo son accesibles, de hecho, a través de estos vehículos para el comprador, convirtiéndose en oportunidades únicas de inversión.

"Las titulizaciones son el futuro de la banca y garantizan el crecimiento de la inversión crediticia", coincide el socio de KPMG. Gran parte del éxito está al otro lado de la ventanilla. "Los SRT han crecido porque existe interés inversor en el producto, sobre todo de intermediarios financieros no bancarios que no están sujetos al cumplimiento de requisitos de capital que tienen las instituciones bancarias. Estos inversores exigen un menor retorno a estas exposiciones que su equivalente bancario porque no tienen que cumplir con requisitos de capital y, por lo tanto, tienen un coste de capital menor que cubrir con la rentabilidad que le dé el activo", detalla la analista de S&P Global. "Los inversores están cada vez más interesados en invertir en este tipo de transacciones porque les permite un mayor control del riesgo, mediante estructuras más flexibles y personalizadas, adaptadas a las necesidades de los inversores", apunta otro experto. "Mientras que las primeras emisiones se concentraban en Reino Unido y Alemania, hoy en día hay una mayor presencia de transacciones en países como España, Francia e Italia, reflejando un mercado cada vez más paneuropeo", agrega.

Y una parte nuclear del empujón llega de la mano de la preocupación por parte de reguladores y supervisores de favorecer su acuñación con reglas efectivas que alimentan la calidad de los activos y la transparencia y garantías en las operaciones. "El BCE ha establecido los pilares que garantizan la confiabilidad en las estructuras dotando al inversor de un marco de control tanto operativo como legal, fomentando el crecimiento del mercado de titulizaciones europeo", repara Oyanguren.

En el lado de los desafíos, el director general de Intermoney Titulización apunta la alta complejidad que entrañan las operaciones y que obliga a las entidades a desplegar importantes equipos, propios y externos, para construir el vehículo y en los procesos de revisión y due diligence. "Son operaciones complicadas, laboriosas y difíciles", refiere, con la desventaja añadida de que, a diferencia de otras emisiones, no construyen un fondo que el banco puede ir utilizando durante varios años. "El principal reto reside en la adecuación y sofisticación de los procesos y la tecnología sobre la que se sustenta la actividad de originación y gestión de titulizaciones, garantizando la eficiencia de las estructuras y la trazabilidad de la información", señala el socio de KPMG.

En Reino Unido, el regulador financiero ha puesto foco y se espera que realice cambios para reforzar el recurso a las transferencias de riesgo significativas por parte de la banca, abaratándolas. En paralelo y según Bloomberg, el BCE analiza aligerar los trámites para ayudar también a acelerar la aprobación de estas emisiones con idéntico objetivo.

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