
El desastre del puente de Baltimore en Estados Unidos ha puesto en alerta al sector asegurador. Y es que la infraestructura, que databa de casi 3 kilómetros de largo y por la que circulaban más de 11 millones de vehículos al año, se derrumbó el pasado 26 de marzo fruto del choque de un carguero contra uno de los pilares de la construcción en el que fallecieron seis personas.
La destrucción de esta construcción puede ser uno de los mayores siniestros de los seguros marítimos de la historia. A falta de concretar gastos, ya que este variará en función del tiempo que se mantenga bloqueada la actividad, el coste puede oscilar entre los 2.000 y los 4.000 millones de dólares, superando la pérdida aproximada de los 1.500 millones de dólares del naufragio del Costa Concordia en 2012, de acuerdo con los datos aportados por la agencia de calificación financiera Fitch Ratings.
El tiempo corre en contra, por tanto, de las aseguradoras y reaseguradoras, ya que el seguro de interrupción de negocio puede hacer incrementar el monto total para compensar la pérdida de ingresos fruto del siniestro. También podría entrar en este terreno la compensación por el impacto medioambiental, ya que el buque portaba contenedores con químicos peligrosos. Pero, desde Britannia P&I Club afirman que no se habría producido contaminación alguna con el incidente.
El Grupo Barclays, según una nota citada por Bloomberg, fija los costes en 3.000 millones de dólares (unos 2.780 millones de euros). Aun así, estas cifras no asustan a las aseguradoras, ya que el puente a priori será costeado por el Grupo Internacional de Clubes de Protección e Indemnización (P&I). Este conjunto cuenta con más de 80 reaseguradores, y están presentes entre los 20 o 25 empresas principales.
Solo lo que constituiría la construcción de un nuevo puente podría costar unos 1.200 millones de dólares, según Barclays. Pero además, hay que tener en cuenta otras responsabilidades que sumarían otro intervalo de entre 350 y 700 millones de dólares por las muertes por negligencia.
Axa XL es el principal reasegurador de la infraestructura, seguido de otros como Munich Re, Swiss Re, SCOR, Hannover y Lloyds of London, conforme a lo aportado por Fitch, que no cree que vaya a afectar a las calificaciones de los grandes reaseguradores.