CaixaBank cumplirá sus objetivos pese a las turbulencias financieras y al impuesto aprobado por el Gobierno, que le detraerá 800 millones de euros del resultado en dos años y que no estaban incluidos en su hoja de ruta inicial. El compromiso lo ratificaron su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, durante la junta de accionistas celebrada ayer por la entidad. Un acto en el que las reivindicaciones de la plantilla por las subidas salariales inferiores al IPC y por la presión comercial fueron protagonistas, con la intervención de más de una docena de representantes sindicales.
La ambición del banco es alcanzar una rentabilidad del 12% en 2024, frente al 8,9% de partida en 2021, reducir el ratio de eficiencia por debajo del 48% y distribuir 9.000 millones de euros entre los accionistas. Gortázar, que fue reelegido como consejero, admitió que la desaceleración económica "tendrá impacto", la inflación introducirá un aumento de costes y la "normalización" de tipos mejorará los ingresos, pero también exigirá realizar provisiones frente al auge de morosidad previsto y el banco tendrá que afrontar los nuevos impuestos. Con todo, ambos banqueros se declararon "optimistas" por la confortable posición de partida y la convicción de que se alcanzarán los retos "a pesar del entorno incierto".
Una parte nuclear de sus intervenciones pivotaron sobre las dudas y volatilidades actuales para incidir en que la crisis de Silicon Valley Bank y Credit Suisse responde a su propia gestión y defender que la banca española "está muy bien preparada y tiene una enorme fortaleza para enfrentarse a este tipo de situaciones". De forma específica reivindicaron los "robustos" ratios de CaixaBank: la morosidad en mínimos del 2,70%, un capital CET1 del 12,8%, que significa que tiene más de 9.000 millones guardados de más; y un ratio de liquidez del 194%, que duplica lo exigible. Goirigolzarri avisó de que las turbulencias pueden seguir y para atajarlas reclamó acelerar la Unión Bancaria con la creación del fondo común de garantía de depósitos que se proyectó en el inicio "como medio para evitar una eventual retroalimentación entre riesgo bancario y riesgo soberano, que, en definitiva, era el objetivo de la Unión".
A preguntas de los accionistas Gortázar fijó la posición del banco en política de depósitos, volviéndose a desmarcar de su remuneración. "Nosotros seguimos con una filosofía de que los depósitos no son necesariamente la mejor solución cuando se está ahorrando a largo plazo. Hay que buscar un horizonte para nuestros clientes sabiendo sus objetivos y sus necesidades que les permita maximizar la inversión", aseguró. Por ello, alentó a no caer en la tentación de comparar la baja remuneración en España con países como Alemania, donde se fijan precios muy superiores en créditos, o Francia, donde las comisiones son más generalizadas. "A diferencia de eso, en CaixaBank tenemos 13,2 millones de clientes que no pagan comisiones", agregó.