
Las personas con grandes patrimonios ya evalúan la opción de cambiar de residencia para eludir el impuesto, una opción complicada si tienen su arraigo en España. Sin embargo, bancos, abogados y consultoras sí consideran probable que haya traslados de residencia de inversores extranjeros afincados en España.
"El dinero es muy miedoso y ve (el inversor), cómo después de haber trasladado su residencia desde otro territorio, como Sudamérica, para proteger su patrimonio a Madrid (el único que tenía bonificación hasta que se incorporó Andalucia) reacciona y se pregunta por otros posibles destinos como Portugal, en los que no existe esta nueva imposición sobre la riqueza que, en definitiva, vuelve a gravar, por segunda vez, un patrimonio que previamente habrá tributado en renta", indica el socio responsable de Tax Policy de EY, Alberto García Valera. "El que tiene esa riqueza acumulada solo puede considerarlo como una novedad que le resulta injusto, rompe su seguridad jurídica y le genera una doble imposición", destaca.
Según García Valera, ante la creación del impuesto sobre las grandes fortunas, es más fácil que cambie su residencia fiscal fuera de España una persona de origen extranjero que no tiene aquí sus intereses vitales y económicos tan definidos como ocurre con un ciudadano nacional, quien podría estar también tentado a hacerlo, pero encontrará más dificultades. Cabe recordar que para que España considere el cambio de residencia de una persona, en primer lugar debe irse a vivir allí y requiere que pasen más de 183 días en el país destino.
"Hay mucha preocupación entre los afectados, que ven la nueva norma como un repelente para la inversión y la creación de riqueza a España", asevera el socio de EY, que recuerda que los que más posibilidad tienen de materializar inversiones productivas en España son obviamente los que tienen mayores patrimonios.
Por su parte, desde Renta 4 precisan no haber apreciado aún ningún tipo de movimiento vinculado a un tributo que tachan de errado. No obstante, consideran que el gravamen es una "muy mala idea" puesto que "en ningún país, en ningún sistema tributario avanzado existe ahora mismo y en los que ha existido una figura así, como Francia, lo han eliminado.
"Se ha demostrado que tiene baja capacidad recaudatoria y supone una doble tributación a un patrimonio que ya ha tributado cuando se ha ido construyendo. Además desincentiva la inversión cuando lo que necesita la economía en general y la española en particular están en transformación y ese proceso necesita inversión", agregan desde Renta 4.