Los trabajadores con sueldos más elevados y las empresas serán los que financien en gran parte las pensiones a través del destope de las cotizaciones, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y la cuota de solidaridad. Con esta última medida, todo salario superior a la base máxima de cotización (ahora en los 54.000 euros anuales) cotizará hasta un 6% en 2045, sin que ello sea compensado en su futura pensión. Un verdadero impuesto encubierto que expulsará a los trabajadores más cualificados, que son los que más cobran. Con todo, este castigo a las rentas altas será inútil, ya que sólo pagará un 25% del aumento estimado del gasto en pensiones. Un porcentaje escaso que aboca a una mayor insostenibilidad del sistema e hipoteca las prestaciones futuras.
