Sener regresó en 2016 a números negros. La ingeniería vasca se anotó un beneficio neto de 16,99 millones de euros, frente a los 71,7 millones que perdió en 2015, cuando se vio afectada por dos proyectos fallidos, el gasoducto virtual para YPFB en Bolivia y la terminal de gas natural licuado (GNL) en Dunquerque, en Francia.
