Editorial
Todas las previsiones apuntan a que el sector público cerrará 2016 con un déficit del 4,6% del PIB o incluso inferior. En otras palabras, España cumplirá su compromiso con Bruselas por primera vez desde 2010. Merece celebrarse ese retorno a la disciplina fiscal. Pero también debe considerarse que en 2016 han influido factores inusuales. Así, la recuperación in extremis de los mínimos en los pagos adelantados en Sociedades salvaron la recaudación del Estado.