Todos los barcelonistas -y los aficionados al fútbol en general- recordarán Can Fusté, el restaurante que fue cuartel general de la policía durante el secuestro del legendario Quini, que vivía justo encima.

La finura de sus burbujas es asombrosa. Tanto como la extrema levedad de su color, que casi ni llega al rosa que promete la etiqueta. Y de esta suerte es todo lo que regala este cava: ligereza, sutileza, delicadeza, evanescencia...

Resulta altamente reconfortante comprobar cómo uno de los emblemas de lo que fue la Nueva Cocina de Barcelona -Xavier Franco- no sólo le sigue dando al rock and roll, sino que está en su mejor forma. Extraordinaria gastronomía, a fe, la que imparte en el no menos insólito restaurante Les Magnòlies.

Viñas a 1.300 metros, altitud récord en España. Vides remotas retorciéndose entre los pinares y plantaciones nuevas y ordenadas. Atavismo y contemporaneidad. Ahí está la familia Alfonso, al frente Enrique, con un proyecto pequeño, pero agresivo. Puro culto que se desarrolla en distintas líneas.

Dos largas barras mirándose de frente, perimetrizando en sendas alabeadas el espacio, atravesando las dos ventanas en plano Hitchcock y atreviéndose hasta la mitad de la acera, dejando un rastro de asombrada terraza que vuelve a ser, cerrando la ondulación, dos barras. Lázaro Rosa y Carles Abellán han logrado reinventar el concepto de barra.

La singular Eufrosina, mamando bodega desde pequeña con su padre, es la creadora de este vino no menos singular. Con viñas propias en el norte de la isla, El níspero albillo es un festival de aromas que marca un antes y un después -la primera copa- en la mesa.

Como era sospechable, la apertura de Enigma, el restaurante en la cumbre de Albert Adrià, ha constituido un suceso mundial, y son muchos los que ven en la creatividad culinaria del establecimiento un nuevo amanecer gastronómico, un decisivo punto de inflexión -siete años después del cierre de El Bulli- en la alta vanguardia coquinaria.

Juan Jesús Méndez es un tipo peculiar y con un tesón inagotable. A él, y a su Bodega Viñátigo, se debe la recuperación de las varietales prefiloxéricas canarias. Armado de una visión prospectiva, elabora los ancestrales, mezcla de uvas singulares, elaboraciones remotas y técnicas contemporáneas.

La catedral de la carne. Una catedral pagana y desmesurada dedicada al buey y la vaca. Sin paliativos. A saco. Como siempre, el gran Carles Tejedor ha partido de los límites y ha hecho camino propio e inédito.

Ya hace tiempo que las Fiestas se trastocaron culinariamente. Las grandes y farragosas comilonas privadas (muchas de ellas) fueron poco a poco conquistadas por el más fácil y espectacular menú en el restaurante de postín. Y desde la tradicional Nochebuena hasta el arrebato de Fin de Año, los establecimientos más deseados proponen menús y opulencias muy difíciles de declinar, la verdad...