El Manchester United es el equipo de fútbol que más paga a sus jugadores, con un salario medio de 6,71 millones de euros. El club que entrena Jose Mourinho asciende a lo más alto de la tabla de clubes que elabora Sporting Intelligence y en la que los 'red devils' desbancan al PSG, ahora sexto.
Todos nosotros, en algún momento más o menos lejano de nuestras vidas, fuimos jóvenes. La juventud, esa etapa en la que el alcohol se tolera mejor, el oxígeno llega con más facilidad a nuestros pulmones, el espejo nos devuelve una imagen digna...en fin, una delicia. Si a eso le añaden el don de la oportunidad, tienen la pócima perfecta. En el caso del Atlético, ésta tiene nombre y apellido: Yannick Carrasco. Otro tanto del belga (ya van cuatro en los últimos dos encuentros) ayudó a traspasar la maraña del Rostov en una salida trampa. Los octavos de Champions están a un solo punto y los rojiblancos mantienen el pleno.
No son cuatro gatos. No están solo en Twitter. Probablemente compartan de vez en cuando mantel, parentesco y/o grupo de Whatsapp con usted. En la noche del domingo movilizaron los tanques y llamaron a filas: Piqué jugaba con una camiseta sin ribetes rojigualdas, quebrando uno de sus mandamientos irrenunciables, el concepto tan belicoso y ambiguo de la españolía.
El fútbol es un deporte en el que gana quien más goles marca...y también, el equipo que menos errores comete. Palabras obvias que, sin embargo, resumen el empate entre Italia y España, que igualaron a goles y a fallos obscenos. Por mucho que los españoles jugasen mejor al fútbol. Bastante mejor.
Cinco meses después de las semifinales de la pasada Champions, el Atlético volvió a ganar al Bayern de Múnich. Los protagonistas apenas diferían de una a otra cita, pero sí el conjunto. Tras una traumática final y un verano de reflexión, el equipo rojiblanco ha hecho lo que parecía casi imposible: ganar en solvencia, en invulnerabilidad. Convertir un truco de magia en algo rutinario, meter dentro del cajón de lo lógico un triunfo sobre uno de los ogros del fútbol europeo. Y, de paso, ser líder de grupo.
Todo sigue igual en LaLiga Santander. Las monedas están en los mismos bolsillos y las mudas en los cajones de siempre. Lo que empezó como una noche con muchos cambios acabó como una inesperada etapa de transición. Fue la historia de la quinta jornada y de un Barcelona-Atlético que se decidió por dos cosas tan humanas como un despiste y un resbalón.
Con el sabor de la importancia en los labios y sin ganas de mirar atrás. Así dejó el Atlético de Madrid el Philips Stadion del PSV, un lugar al que no querrá acercarse en bastante tiempo pero del que se fue con el mejor de los premios en el fútbol: los tres puntos. Y más en un grupo de Champions, el D, en el que las salidas fuera de casa son tan amables como un tour por el Kalahari a las tres de la tarde.
Con la herida de la final de Milán aún por cicatrizar, el Atlético de Madrid rememorará buena parte del trayecto que le llevó a su tercera final de Champions en la edición 16/17. El caprichoso azar ha llevado a los de Simeone a jugar en el grupo D contra el Bayern de Múnich y el PSV, rivales que también se cruzaron en su camino antes de la fatídica cita de San Siro. El Rostov ruso completa un grupo muy exigente para los rojiblancos, que tienen una gran reválida para demostrar que siguen siendo candidatos a la máxima competición de clubes.
Dos años después del cruce en semifinales con el Bayern de Múnich, el Barcelona volverá a encontrarse con una de sus mayores leyendas, Pep Guardiola, en la fase de grupos de la Champions League 2016/2017. Será liderando al Manchester City, máximo rival de los culés en un complicado grupo C al que se unen Borussia de Moenchengladbach y Celtic de Glasgow como contricantes ante los que no cabe confianza alguna.