Pensar en Marbella es pensar en lujo, en alocadas fiestas, en descorches por doquier de botellas de champán, en coches de alta gama, lujosos yates y mucho oro. Sin embargo, aquella época de desenfreno de los años 70 y 80 donde se convirtió en el refugio preferido de la jet set, también tuvo sus horas bajas a finales de los 90 cuando ese turismo de excesos abandonó la Costa del Sol dirigiéndose a destinos con menor exposición.