la cocina financiera

Llega el frío y con él apetecen platos de cuchara. Financieramente hablando, las gélidas temperaturas las generan los tipos negativos y unas valoraciones, de las bolsas y del crédito corporativo estadounidense, de todo menos light.

Algo no siempre conocido, aunque a algunos les resulte cansino, es que hoy en día la renta fija tradicional ni renta ni es fija. Sólo la magia financiera de los Bancos Centrales hace que un activo diseñado y creado para perder, como son las emisiones de deuda con tipos negativos, pueda ser el activo más rentable en lo que va de año.

Lo que tiene que afrontar el ahorrador conservador europeo se podría describir como una terrible pesadilla pero no sería correcto porque no es un sueño. Tipos de interés en Suiza al -0,75%, bono alemán a 30 años al – 0,22% y 17 millones de millones de activos de renta fija con tasas negativas, son datos reales como la vida misma.

'La Cocina Financiera' de Juan Ramón Caridad

¿Puede el ser humano, a través de decisiones de inversión (gestión activa), lograr rentabilidades superiores a lo que ofrece el mercado en el que invierte, o debe reconocer su incapacidad manifiesta y conformarse con replicas low cost (gestión pasiva)?  Este es uno de los debates más encarnizados que pueden encontrarse hoy en día en la industria financiera, que esconde significativos intereses económicos, y que si fuera trendig topic en redes sociales llevaría el hashtag #ElGranDilema.

LA COCINA FINANCIERA

Durante la segunda parte del 2018, un conocido "virus financiero" llamado Factor Risk provocó a más de un inversor reseñables sudores fríos, problemas para conciliar el sueño y una indigestión memorable. La gran mayoría de los activos, tanto en renta variable como en renta fija, recortaban drástica y simultáneamente generando cuantiosas pérdidas en carteras teóricamente conservadoras. Paradójicamente, los mismos factores que provocaron la tormenta, son en gran medida los motores de las alegrías en este 2019. Así que hoy no hablamos de protectores de estómago para digerir fuentes de riesgo, sino también de suculentos ingredientes ricos en rentabilidad potencial.

"LA COCINA FINANCIERA: INVERSIONES RICAS EN CUPÓN"

La situación a la que se enfrenta el inversor de renta fija tradicional es similar a la del gourmet hambriento al que le ponen delante una menestra de verduras de hospital. Una de esas completamente insípidas, de textura plástica y colores pálidos, que es dominada por guisantes congelados durante la glaciación Huroniana.