Sergio Ramos y su entorno han tratado en las últimas horas de desmontar el episodio de este lunes, cuando el capitán del Real Madrid fue cazado conduciendo su coche a la salida de la ciudad deportiva Real Madrid de Valvebebas con una máscara puesta. El argumento utilizado es que no era él quien manejaba el coche, que él en verdad iba en la parte de atrás.
El Barça acudió el pasado sábado a Getafe mermado en su brazalete. De los cuatro capitanes que lo lucen (Iniesta, Busquets, Messi y Mascherano) faltaron dos, precisamente los argentinos. Una ausencia que en verdad se puede acotar a un único hombre. Sin Mascherano el Barça no pierde sólo a su 'jefecito', como le apodan. Pierde a su jefe, un 'jefazo'. El único verdadero capitán que habita en el vestuario culé.
El puesto de José Mourinho como entrenador del Chelsea no peligra. Por ahora. El entrenador portugués sumó este sábado otra derrota más (esta vez frente al Liverpool, 1-3) que deja a los suyos en la 15ª posición de la Premier League. Todas las miradas tras el partido apuntaban a 'The Special One'. El riesgo de despido era más que evidente, pero, 48 horas después, todavía conserva su puesto. Y desde Inglaterra afirman que será así incluso más allá del duelo de Champions League que los 'blue' disputan frente al Dinamo de Kiev en la Champions League. El motivo nace en las gradas de Stanford Bridge. El público que puebla cada fin de semana el feudo del vigente campeón inglés quiere al de Setubal en su banquillo.
Leo Messi no jugará el clásico frente al Real Madrid. En la ciudad condal lo dan por perdido después de que su recuperación se haya retrasado una semana. De hecho, afirman desde Barcelona, podría incluso ir 15 días más lento de lo previsto. Ante este panorama, Luis Enrique ya está preparando un plan B para que el Barça pueda asaltar el Bernabéu. Un plan basado en un sistema (4-4-2) y un pilar fundamental: controlar la medular y tapar cualquier opción de contra del eterno enemigo.
El FC Barcelona no pudo pasar ayer del empate a cero frente al Villanovense en la ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Resultado paupérrimo ante un Segunda B que deja en entredicho sobre todo a los futbolistas que ayer alineó Luis Enrique. Suplentes muchos de ellos con un supuesto 'pedigrí' que no demostraron sobre el terreno de juego. Ninguno pudo ya no discutir el puesto a los titulares, sino si quiera demostrar que merecen tener un lugar en el banquillo culé. Un banquillo que, visto lo visto ayer en Villanueva de la Serena, posee en su pobreza uno de los problemas que lastra al Barça.
Sucedió hace ya bastante tiempo. Algo más de cuatro años, para ser un poco más precisos. El 20 de abril de 2011 el Real Madrid de José Mourinho (era su primera temporada con los blancos) se enfrentó al mejor Barça de Guardiola en la final de la Copa del Rey. Mestalla se transformó en escenario de un partido que acabó otorgando a los blancos el único título de aquella temporada gracias a un testarazo en la prórroga de Cristiano Ronaldo. Ese 1-0 tuvo otro héroe además del portugués. Un héroe oculto. Iker Casillas sacó tres paradas magistrales al eterno enemigo y dejó sin marcar a sus delanteros. Desde entonces, 36 partidos han pasado, el Barça siempre había visto puerta en sus partidos de Copa del Rey. Hasta ayer. El modesto Villanovense de Segunda División B se ocupó de frenar semejante racha e hizo renacer el 'fantasma' de Casillas aquella noche de miércoles santo en la capital del Turia.
El Real Madrid está viviendo un periodo de cambios. Cambios en la portería. Cambios en su delantera. Cambio en los roles del equipo. En este comienzo de temporada su héroe ya no se llama Iker Casillas, como solía ocurrir antaño. Tampoco un Cristiano Ronaldo reconvertido en '9' tras abandonar la banda. Ahora su salvador es Keylor Navas. Las paradas del arquero costarricense sostienen al equipo de Benítez hasta convertirlo en la máxima referencia blanca, por delante incluso de su jugador franquicia. Tanto es así, que el guardameta ha permitido retener a los suyos hasta 6 puntos en Liga frente a los tres en los que ha sido realmente decisivo el atacante.
El Real Madrid dibujó ante el Paris Saint-Germain su mejor partido de la temporada. No sólo fue capaz de dominar al PSG y ahogar su salida de balón, sino que tuvo el esférico y fue merecedor del triunfo durante todo el encuentro. Una exhibición de regularidad y buen juego que no lució en otros partidos con minutos destacados (en el Calderón, por ejemplo) y a la que le faltó la puntería para convertir salir con elevada nota del Parque de los Príncipes. En el plano individual, ésta fue la actuación uno por uno, de los jugadores, merengues.
Pep Guardiola es un hombre acostumbrado a tomar decisiones que acaban convirtiéndose en revoluciones para sus equipos. Bien desde la táctica, bien con sus fichajes, estos giros arriesgados han acabado en muchas ocasiones en 'milagros' esto es, en aciertos plenos y sorprendentes que han reportado éxito al preparador. Excepciones aparte (Chygrynskyi, por ejemplo), la nómina es extensa. El último ejemplo tiene nombre brasileño y ayer, ante el Arsenal, deslumbró a Europa con un regate al español Héctor Bellerín. Douglas Costa, brasileño fichado por los bávaros este verano por 30 millones de euros se ha convertido en una de las 'revelaciones' europeas y ha logrado, además, lo que parecía imposible: cubrir la baja de Robben con un rendimiento por momentos mejor que el del holandés.
El Real Madrid juega esta noche (20:45 beIN Sports) frente al Paris Saint-Germain (PSG) el duelo estrella de esta tercera jornada de la Champions League donde dará inicio de un mes en el que el calendario pondrá a prueba el proyecto de Rafa Benítez. Primer obstáculo en el que Di María aspira a convertirse en pesadilla del que fuera su equipo. El 'Fideo' tiene gana de venganzas frente a los merengues. Tiene ganas de redondear un gran partido para tapar las bocas de aquellos críticos que desde el seno del club dejaron en entredicho su figura cuando, hace algo más de un año, dejó el Paseo de la Castellana para poner rumbo al Manchester United.