El Santos anunció este jueves que había denunciado a Neymar ante la FIFA por su salida del club brasileño al FC Barcelona. La entidad pedía el pago de 55 millones de indemnización y que el delantero quedara suspendido durante 6 meses por que, según su criterio, ambos negociaron sin su permiso, tal y como obliga la normativa internacional. Además, insistió en que las cantidades abonadas en su día fueron incorrectas. Que se sintieron engañados al saber que el padre del chaval se llevó 40 millones de euros de comisión. Ese dinero debería haber acabado, alegan, en las arcas del Santos. Reclamaciones notables ante las que el Barça ha respondido. Afirman desde el seno del Camp Nou que poseen documentos que desmontan esta amenaza.

Ya es oficial. Raúl lo deja. Se va. Abandona el fútbol profesional a sus 38 años porque, afirma, es el momento justo para hacerlo. Ahora le toca pensar en el futuro. Y en él, el club en el que se hizo leyenda, el Real Madrid, emerge con fuerza. Su entorno lo tiene claro. Tarde o temprano, acabará de nuevo en el Bernabéu. Ahora queda definir en qué puesto y, sobre todo, para qué, si para convertirse en amenaza de Florentino Pérez o, en cambio, transformarse en uno de sus mejores aliados.

Rafa Benítez va a iniciar una revolución en el Real Madrid. Y no lo va a hacer por voluntad propia. Va a ejecutarla fozado por las circunstancias que le han generado las lesiones. No le queda otra. Cansado de que sus futbolistas vuelvan de sus periplos nacionales tocados o directamente 'rotos', esta vez el entrenador ha visto como ha perdido a varias piezas clave y en especial, dos hombres casi intocables: Benzema y Modric no podrán comparecer durante, al menos, dos partidos. El francés podría regresar la semana que viene. El croata necesitará dos-tres semanas para hacerlo.

Adiós. Raúl se va. Deja el fútbol. Al menos en activo y como jugador. Su futuro, ya lo ha dicho en otras ocasiones, seguirá ligado al balompié. Pero eso llegará más tarde. Ahora toca centrarse en su marcha. La despedida aún no es oficial. Pero lo será. En noviembre, cuando termine la competición americana, dirá "hasta aquí". Lo hará poco después de que se cumplan 21 años desde que debutó en la élite, en La Romareda, siendo un crío de 17 primaveras que sorprendió al planeta fútbol pese a no anotar ni una sola vez frente a la puerta de Cedrún, aquel estirado portero vasco que tuvo el honor de ser el primero en sufrir el fútbol del 'eterno 7'. Desde entonces, desde ese lejano 29 de octubre de 1994, mucho ha llovido. Y Raúl lo ha conseguido todo. O casi todo. Un sueño incumplido permanecerá por siempre como espina clavada en su alma de futbolista ambicioso. Su sequía con la selección española y aquella salida traumática de 'La Roja' le perseguirá por siempre.