Quien lleva tiempo en el mundo del gaming lo sabe: un buen ratón gaming no es un lujo, es una necesidad. No hay nada más frustrante que perder una partida por culpa de un clic que no responde, una conexión que se retrasa o un dispositivo que simplemente no aguanta el ritmo. Cuando el rendimiento del ratón no está a la altura, se nota. Y mucho. Da igual cuánto talento tengas si tu herramienta principal te deja tirado justo en el momento clave. La diferencia entre una victoria y una derrota puede estar, literalmente, en la palma de tu mano.