La muerte de Rocío Jurado en 2006 fue el inicio del fin de la paz de su familia y el comienzo de la destrucción de un clan que siempre había permanecido unido. Su hija, Rocío Carrasco, se fue distanciando de los suyos hasta perder contacto incluso con su hija, Rocío Flores. También con José Ortega Cano, viudo de su madre. El motivo del fin de su relación era un misterio.