Victoria Federica contamina la saludable vida de su primo Pablo Urdangarin. Mientras la hija de Jaime Marichalar no ha terminado sus estudios y se mueve en un grupo muy selecto de influencers (aunque ella niegue serlo), Pablo esquiva con naturalidad la polémica del divorcio de sus padres y lleva con normalidad su vida. El joven está centrado en sus estudios, continúa triunfando en el balonmano y su relación con su novia Johanna Zott cada vez está más asentada.