Alejandro Páez Varela

¿Quién pierde sin México Libre? Podríamos empezar por esa pregunta que genera, necesariamente, otras preguntas. ¿Pierde el sistema de partidos? No; lo que sobran son partidos (yo eliminaría, de entrada, a Encuentro Solidario y a la Basura Verde o-como-se-llame) y ya el sistema democrático es lo suficientemente "robusto", por no decir caro. ¿Pierde la oposición? No: la hay; sólo que no tiene ni pies ni cabeza. ¿Pierde México? Respondo con pregunta: ¿Y cómo por qué?

Alejandro Páez Varela

Los videos se salieron de control a quienes los maquinaron. Eso es evidente. Pero es evidente, también, que no estuvieron todos estos años en las manos equivocadas.

Alejandro Páez Varela

En la página 650 de la edición de noviembre de 1968 de la revista Nature apareció la palabra "coronavirus". Seis párrafos. El texto, oscurecido por tanta tipografía y sin imágenes, empieza: "Un nuevo grupo de virus con el nombre de coronavirus ha sido reconocido por un grupo informal de virólogos que ha enviado su conclusión a Nature. El grupo señala que con tinción negativa, el virus aviar de la bronquitis infecciosa tiene un electrón característico de aspecto microscópico parecido, pero distinto al de los mixovirus".

Alejandro Páez Varela

Si la visita a la Casa Blanca era para restablecer las relaciones podridas que dejaron Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto, nadie en su sano juicio podría decir que fue un fracaso. Lo dirá si tiene otro interés; si es porque no quiere reconocerle un acierto a esta administración. Pero a los empresarios les fue bien: fue un esfuerzo para echarlos a andar en medio de la peor crisis de todos los tiempos con las oportunidades que plantea el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Al cuerpo diplomático mexicano le fue bien: la mayor potencia del mundo, que es dirigida por un tipo inestable y a veces incomprensible, aceptó una reunión sin exabruptos y sin sorpresas en una relación que es desigual. Al país le fue bien: superamos la vergüenza de las humillaciones que sufrió México cuando Peña fue recibido por Donald Trump; ese estar siempre parados en un hilo delgado; ese estar esperando a ver cómo amanecerá el personaje y qué sorpresas tiene con nosotros. ¿Migrantes? ¿Muro? Y más: las drogas, cómo quedamos con los demócratas, cómo hacerles cumplir con su promesa de invertir en el sur: todo eso quedó pendiente y más, claro, porque es una relación compleja. Pero si la visita a la Casa Blanca era para mejorar la relación entre estas dos naciones obligadas por la vecindad, creo que fue un éxito y nadie debería escatimarle a Andrés Manuel López Obrador el logro.

Hay mucha hipocresía en el aire. Siempre hemos sido una sociedad simuladora, pero ahora hay además hipocresía, y está en el aire. La hipocresía es sobre todo falta de honestidad. Honestidad con uno mismo. Nos asombramos unos de los otros como si no nos conociéramos. Los grandes empresarios gritan que el Gobierno no les rebaja los impuestos, no los rescata, y piden que entre todos los mexicanos les ayudemos con el rescate pero no dicen que le deben miles de millones de pesos al fisco que es, básicamente, la única herramienta que tiene el Estado (cualquier Estado) para garantizar el justo reparto de las ganancias. La Coparmex ve lagañas en todo lo que hace el Gobierno pero no se atreve a decir que es el caldero donde se cocinan fuerzas opositoras con deseo de acceder al poder; se disfraza de empresariado para esconder intenciones políticas. Pasa lo mismo con muchos periodistas encumbrados (no todos), beneficiarios de Gobiernos pasados (poder, dinero): hacen análisis sesudos para disfrazar que, haga lo que haga, de todas maneras aborrecen a Andrés Manuel López Obrador y no necesitan ningún análisis sesudo porque lo que quieren decir es que todo está mal.

Alejandro Páez Varela

Creo que he visto demasiadas mañaneras. Ya sé cuando el Presidente dirá "Trúmp" (con acento en la ú) y no "Trún", porque lo dice de la dos maneras dependiendo de la circunstancia. Ya sé cuándo se comerá las eses del plural, como los indígenas: "mil peso", dice a veces, sin la ese. Ya sé cuando se sentirá acorralado y recurrirá a la maravillosa (por efectiva) muletilla de "no somos iguales". Nunca me burlaría de alguien que utiliza el "dijistes". Está mal dicho si consultamos a la RAE. Pero es la RAE, y estoy muy lejos de la RAE (en ánimo y en espíritu) y sé que la RAE está como guardián de lo inevitable: que la lengua evolucione. Pero el Presidente lo usa con propósito. Es para hacerse sentir del pueblo y para darle la contra a quienes se lo han criticado. He visto muchas mañaneras.

Alejandro Páez Varela

Uno de los grandes problemas que se enfrentan los simpatizantes de la autollamada "cuarta transformación" es cómo ejercer la crítica. Hablo de los que están fuera de Gobierno. Ver lo que está mal, y poderlo decir sin ser atacado o malinterpretado. Morena sería un espacio. Eso suelen ser los partidos inteligentes en el poder: unos hacen Gobierno y desde afuera, los otros generan discusión, análisis, debate; mejoran políticas públicas y preparan cuadros para siguientes administraciones. Pero Morena fue demolida por dos años de rapiña y obsesión de poder; es zona de postguerra. Allí no se generó un espacio para ordenar la crítica y darle cause y mucho menos se le cultivó. Sucede como afuera: todo lo que huela a crítica es "conservador" y "neoliberal", de entrada; o viene de alguno de los frentes de la guerra intestina y, entonces, de facto, está descalificada.

Alejandro Páez Varela

Muchas cosas cambiaron a partir de la pandemia. Otras están cambiando. Pero las más importantes son las que quedan en la agenda y deben cambiar. Y se van a resistir.

Alejandro Páez Varela

Dicen que el mundo no será igual. Que si el trabajo en casa era recomendable antes de la pandemia, desde ahora será una necesidad. Que si no sonreíamos al vecino, ahora es un aliado para sobrevivir. Que si dejamos que los gobiernos diluyeran los servicios de salud gratuito para darle negocio a los privados, ahora lo mejor es un Estado que garantice seguridad social. Que si la clase media pensaba que el dinero era para gastarse, hoy razonará que quizás sea mejor ahorrar. Que nunca antes la humanidad fue tan globalizada como hoy pero ahora las fronteras se han sellado como nunca antes. Que si pensábamos que el libre comercio estaba por encima de la autosuficiencia, ahora sabemos que es necesario producir para salvarnos del eventual e inesperado cierre total de fronteras. Que los que más tienen tenían mayores certezas en una pandemia, y no: los que tienen para viajar la extendieron. Que caminábamos hacia un mundo de libertades, y no: en el futuro, de ser necesario, todos llevaremos una pulsera que avise a las autoridades que un virus nos ha intoxicado para podernos sumar a otros en cuarentena. Que íbamos hacia una sociedad integrada, y no: las “arcas de Noé” que implementaron España e Italia nos dice que tendremos que agruparnos en granjas para mantenernos encerrados con nuestros bichos o a salvo de ellos. Dicen que el mundo no será igual.

Alejandro Páez Varela

En la mañana tenía dolor de cabeza. Hace unos días, una breve tos seca. Hace dos semanas, cuerpo cortado. Ayer me tomé la temperatura de la frente con la palma de la mano e hice movimientos con los brazos para checar si tenía cuerpo cortado. Ni temperatura ni cuerpo cortado. Pensé: me he cuidado bien. Me tomé una aspirina. Pensé: quizás son padecimientos de asintomático (que, como sabemos ahora, sí contagian a otros). No, no son síntomas de nada; es mi hipocondría que se divierte.