Alejandro Páez Varela

El sábado por la tarde, un conjunto de nubes aplacó un poco el sol en la capital mexicana y Dani y yo decidimos salir en bicicleta. Nos pertrechamos con alcohol en un cómodo despachador individual que costó 12 pesos; con mascarillas de buena calidad que colocamos en las canastillas; con cascos, que nos pusimos desde antes de darle a los pedales. Y listo: a la calle. Había poca gente. Nos enfilamos hacia Chapultepec, que lucía hermoso y fresco. Los vendedores estaban ya desmontando sus puestos.

Alejandro Páez Varela

El tiempo pasa. Más de un año después de que Andrés Manuel López Obrador asumiera la Presidencia, la posibilidad de que Enrique Peña Nieto sea juzgado por corrupción es apenas un susurro sin aliento en el discurso oficial. Y se alejan, también, con la misma velocidad, otras posibilidades: que sean investigados y juzgados Carlos Romero Deschamps, Eduardo Medina Mora, Gerardo Ruiz Esparza y otros señalados durante años como la verdadera Estela de la Corrupción. El Presidente, en tanto, pelea con molinos de viento; con sábanas que parecen fantasmas; con papalotes que él mismo amarró a un hilo y no se alzaron al vuelo: el avión; la polémica sobre el crecimiento y el desarrollo; la violencia incontrolada. Papalotes que eran promesas, ahora promesas incumplidas.

Alejandro Páez Varela

¿Tiene al menos claro qué es ser oposición? –pregunta Fernando del Collado en el "Tragaluz", de Milenio. “Por supuesto”, responde Gabriel Quadri.

Nací en Ciudad Juárez pero El Paso es entrañable para mí. No sólo porque allí vive, hoy, gran parte de mi familia; también porque es una comunidad que ha acogido a los fronterizos mexicanos con una notable tolerancia y les ha abierto los brazos con marcada solidaridad en tiempos difíciles. Cuando Felipe Calderón convirtió Juárez (y Chihuahua, toda) en un campo de muerte, miles de mexicanos encontraron refugio en El Paso. Pero antes, mucho antes: los hermanos Flores Magón, Mariano Azuela, Silvestre Terrazas, periodistas críticos y líderes sociales y revolucionarios perseguidos por Porfirio Díaz hallaron en esa comunidad del Paso del Norte un lugar dónde vivir. Hasta Francisco Villa y Pascual Orozco se refugiaron del otro lado cuando les apretaron. Sí, El Paso merece una medalla especial. Allí descansa mi padre Aurelio, también; allí descansan los restos de miles y miles que durante años se agregaron a esa comunidad multinacional.

Alejandro Páez

Honestamente yo pensé que, a estas alturas, el nuevo Presidente traería más oposición y un nivel de aceptación más castigado. Lo escribí algunas veces antes de que iniciara el sexenio. Dije que el acto de gobernar desgasta. Sobre todo si se decide un cambio de régimen y romper con la clase política dominante de los últimos 30 años. Porque llevamos tres décadas con los mismos en el poder.

Alejandro Páez Varela

El Presidente se aventó una encuestita rapidita en un mitin al que le acompañaba el Gobernador José Rosas Aispuro, ayer, en Durango. Había gritos de "¡fuera corruptos, fuera corruptos!" y muchas pancartas en las que se exigía cancelar la obra de Metrobús. Desde hace meses se reclama en Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, que forman una zona metropolitana, que se diga en dónde están cientos de millones de pesos que administraron tan bien los gobernadores de Durango y Coahuila que no se sabe claramente en dónde quedaron. La gente llevó al escenario esas protestas. Y Andrés Manuel López Obrador las leyó, y tomó una decisión.

Alejandro Páez Varela

"Corrupción podría haber, pero no será corrupción tolerada; no será corrupción oficial y nunca, te lo puedo garantizar, nunca será una corrupción a los niveles escandalosos de Fox, Calderón y Peña". Me lo dijo uno de los hombres del Presidente.

Alejandro Páez Varela

Contra todo lo que se quiera decir, es inédita la renuncia de Josefa González-Blanco Ortiz-Mena (pongo todos los apellidos que usa por la costumbre de cierta élite de arrastrar los apellidos de sus antepasados famosos). El Presidente mismo le sugirió que se fuera; ella elaboró una renuncia y se la entregó. Él la aceptó. Luego, Andrés Manuel López Obrador habló del tema, dando detalles. Sí, fue por abuso de poder. Sí, fue por retrasar un vuelo. Sí, fue un evento único en años: ¿cuántos presidentes en el mundo (y no se diga nuestros anteriores jefes de Estado) pueden presumir que un retraso de media hora, que afectó a un grupo relativamente pequeño de ciudadanos, fue suficiente para despedir a un Secretario de Estado? No le resten el mérito. Es lo que es. El abuso tuvo consecuencias. La señora no es ya parte del Gobierno federal.

Alejandro Páez Varela

Ayer salieron a marchar los opositores del Presidente Andrés Manuel López Obrador. No eran las "ternuritas" que se expresaron hace unos meses; es decir, no era un puñado. Hicieron cuerpo. Vicente Fox y Felipe Calderón movilizaron desde su trinchera y también salió Enrique de la Madrid Cordero, hijo de Miguel de la Madrid Hurtado y ex funcionario de Enrique Peña Nieto; un miembro activo del PRI. Enumero a esos tres por lo que representan: son, para no darle largas ni andarse con rodeos, el resumen de gobiernos chatarra que dejaron pobreza, violencia, corrupción y despilfarro; que provocaron desigualad, destrucción y muerte. Esos dos (De la Madrid qué) son la síntesis de eso a lo que, en resumen, los mexicanos dijeron de forma abrumadora NO el 1 de julio de 2018.

Alejandro Páez Varela

Alguien puede ver hacia México y decir: “El nuevo Presidente ha obtenido un poder casi absoluto”. Y puede señalar las encuestas para fundamentarlo: el 86 por ciento de los mexicanos lo aprueba, y es una cifra inédita para el propio Andrés Manuel López Obrador, e histórica si se compara con otros mandatarios en un mismo momento de sus respectivas gestiones. Con la información disponible dirá que no tiene contrapesos y que las organizaciones civiles, los partidos, los medios e incluso otros Poderes de la Unión quedaron avasallados por el político de izquierda.