05/08/2019, 19:50
Mon, 05 Aug 2019 19:50:34 +0200
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Nací en Ciudad Juárez pero El Paso es entrañable para mí. No sólo porque allí vive, hoy, gran parte de mi familia; también porque es una comunidad que ha acogido a los fronterizos mexicanos con una notable tolerancia y les ha abierto los brazos con marcada solidaridad en tiempos difíciles. Cuando Felipe Calderón convirtió Juárez (y Chihuahua, toda) en un campo de muerte, miles de mexicanos encontraron refugio en El Paso. Pero antes, mucho antes: los hermanos Flores Magón, Mariano Azuela, Silvestre Terrazas, periodistas críticos y líderes sociales y revolucionarios perseguidos por Porfirio Díaz hallaron en esa comunidad del Paso del Norte un lugar dónde vivir. Hasta Francisco Villa y Pascual Orozco se refugiaron del otro lado cuando les apretaron. Sí, El Paso merece una medalla especial. Allí descansa mi padre Aurelio, también; allí descansan los restos de miles y miles que durante años se agregaron a esa comunidad multinacional.