Alejandro Páez Varela

Han sido dos meses intensos. Lo pueden atestiguar los secretarios de Estado que amanecen con él en Palacio Nacional. O los reporteros, o los editores, muchos de los cuales han cambiado sus ritmos de vida. Andrés Manuel López Obrador modificó casi por completo la rutina del país en apenas ocho semanas. ¡Ocho semanas! Sí, ocho semanas. Nada, mucho.

Alejandro Páez Varela

En el segundo piso del ala izquierda de Palacio Nacional (entrando por la puerta principal y no por Moneda, que es un paso más común), el Presidente se reúne casi todas las mañanas con su equipo estratégico. Los datos más importantes están allí. Andrés Manuel López Obrador sale de esa sala a su conferencia matutina después de enterarse del estado de las cosas. Y es, a esa hora (entre 6 y 7 de la mañana), quizás, uno de los individuos mejor enterados sobre lo que sucede en el vasto territorio mexicano.

Alejandro Páez Varela

Enrique Krauze sostiene que el Gobierno de Enrique Peña Nieto terminó en 2014, cuando se destapó el escándalo de la “casa blanca”. Yo creo que fue poco antes ese mismo año, con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Esto nos dice que, como sea, el ex Presidente tuvo 2015, 2016, 2017 y 2018, cuatro años de seis, para tratar de recomponer su mandato. Y lo que nos dicen los números de la publicidad oficial es que no quiso recomponer, sino comprar: soltó el gasto en prensa a niveles históricos.

Alejandro Páez Varela

Nadie lo sabe todo y un Presidente no es la excepción. Sus años de mayor aprendizaje, si se deja, están durante el periodo al frente del Gobierno. ¿Habría lanzado la guerra Felipe Calderón? No ha dado muestras de arrepentimiento (sobre todo porque jamás pagó el error) pero creo que hoy se lo habría pensado más de dos veces. Enrique Peña Nieto, ¿habría aceptado la casa blanca de su amigo el millonario Armando Hinojosa? Si pudiera decidirlo hoy, seguramente no.

Alejandro Páez Varela

Andrés Manuel López Obrador suele contestar a casi a todas las críticas que se le hacen. Ciertamente hay injustas y maliciosas; también las hay bien intencionadas. A veces revira directamente y en otras, se va contra el mensajero. En la mayoría de las ocasiones el líder de izquierda no discrimina entre unas y otras y agarra parejo. La consecuencia es que genera la idea de que no es bienvenida la crítica, venga de donde venga y se trate de lo que se trate. Y eso es peligroso.

Alejandro Páez Varela

Se necesita un esfuerzo mayor para asimilar los impulsos que mueven a la política. No son valores comunes, ordinarios. Dos verdades: nunca se traiciona a alguien para siempre, y las lealtades no lo son del todo. Los que ves a tu lado, no están; y los que tienes, andan a kilómetros de distancia.

Alejandro Páez Varela

Por la conversación que tuvo con los empresarios de Nuevo León la semana pasada, es posible advertir a un Andrés Manuel López Obrador más centrado en los gastos. Trae claro lo que pagamos por servicio de la deuda (un dineral), el gasto corriente (un dineral) y lo que se va a inversión (una baba). Y empieza a calcular sus limitaciones. Se dará cuenta que el combate a la corrupción que ha prometido no se reflejará en efectivo, como decía en campaña, aunque podría “verse” si el dinero dispuesto para obras rinde más, por ejemplo, aunque no deja de ser un intangible: no es que repentinamente puedas decir: “se acabó la corrupción, tengo tanto dinero extra”.

Alejandro Páez Varela

Tengo sentimientos encontrados con respecto a dos de los megaproyectos de Andrés Manuel López Obrador. Uno es el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que, aunque lo inició Enrique Peña Nieto, tendrá el destino que decida el Presidente Electo. El otro es el Tren Maya.

Alejandro Páez Varela

Analistas, políticos y periodistas han expresado su preocupación por el triunfo de Morena en las elecciones del pasado 1 de julio porque ven la posibilidad de que la mayoría obtenida por Andrés Manuel López Obrador no permita un equilibrio de poderes y regresemos a la Presidencia súper poderosa. La preocupación se basa en supuestos: nunca antes la izquierda (y en particular esa izquierda) ha gobernado la República. También se basa en la experiencia de un pasado totalitario con el PRI, que se ejerció simulando una democracia.

Alejandro Páez

Morena tiene que comprender algo muy importante, antes de destapar una segunda cerveza: que no todos los que le dieron su voto son sus simpatizantes. Que sí, que hay muchos fieles seguidores –y cada vez son más–, pero ésos por sí solos no fueron suficientes para impedir el fraude en 2006. Que sí, que hay muchos convencidos, desde 1988, en que la izquierda es una opción real, pero una parte importante de los que votaron por Andrés Manuel López Obrador estaban simplemente hasta la madre de PRI, de PAN y de PRD, y vieron en Morena la posibilidad de un cambio.