
Industria 4.0, blockchain o computación cuántica son algunos de los términos de los que se habla a la hora de introducir innovaciones y también soluciones y medidas en las empresas para mejorar su competitividad dentro de un mundo cada vez más globalizado. Sin embargo, son términos que de vez en cuando se ponen de moda y que, en ocasiones, pueden llegar a confundir al tejido empresarial porque no todos los avances y tecnologías, por muy innovadores y punteros que sean, son aplicables a toda empresa. Y esto sucede sobre todo en sectores como el de la distribución y gran consumo, que además se caracterizan por estar menos automatizado que otros. Son casos para los que sí hay tecnologías que están revolucionando el sector y que, además, sí funcionan y ofrecen soluciones útiles. ¿Cuáles son?
El sector de la distribución y del gran consumo es un claro ejemplo de que no toda innovación tecnológica, por mucho que se hable de ella y esté en boga, es útil y tiene beneficios para ganar en eficiencia y competitividad empresarial.
De hecho, es la industria menos desarrollada o automatizada en la cadena de suministro y, sobre todo en la distribución de última milla. Un motivo por el que lo que se hace, en general, es absorber lo que se ha hecho en otros sectores.
De esta manera, se van aplicando muchos procesos en esta última parte de la cadena de suministro que antes eran más manuales porque era más barato hacerlos de forma manual que de manera automatizada porque, además, la tecnología tenía un precio elevado.
"El precio más bajo, sobre todo en sensores y en software, ayuda a la automatización. Hace cinco años, a las empresas del sector, si le hablabas de automatización, era como hablarles de la NASA porque la tecnología la veían cara y no rentable. No veían un proyecto a largo plazo. Ahora con la tecnología más barata, las soluciones son más asequibles y se amortizan entre dos y cinco años. Además, las empresas están viendo que la innovación les permite adelantarse y posicionarse en el sector", según ha explicado Alberto Blanco, director del Master en Dirección de Supply Chain de Zaragoza Logistic Center (ZLC), a elEconomista.es
La distribución y el gran consumo conforman un sector en el que se está introduciendo la automatización y diferentes tecnologías, siendo principalmente tres las que más pueden ayudar a estas empresas a ser competitivas y a dar respuesta a los retos globales que tienen ante sí.
Dentro de las tecnologías innovadoras, el Internet de las Cosas se perfila como una de las claves para optimizar la distribución de última milla. "No es una tecnología cara y ya se está implantando en almacenes", además de estar haciéndose diferentes pruebas piloto en la actualidad, añade Alberto Blanco. Entre los posibles usos en los que se demuestra que el IoT es efectivo, está la reposición de productos en el lineal de venta o para utilizar la mercancía para operar los pedidos.
Las soluciones, por ejemplo, comprenden desde cajas inteligentes en las que a través de sensores y de una red WiFi se puede conocer lo que se consume a través del peso o de un hueco vacío -entre otras opciones-, para reponerlo, lo que permite optimizar la logística interna, las rutas de distribución y los inventarios. "Hay varias tecnologías por sensores. No es el futuro. Ya se usa, lo único que hay que ver es en qué producto se puede o no poner".
También funciona la visión por cámara y los sistemas de geolocalización de los camiones, así como los sistemas para controlar la temperatura del producto, recibiendo información en todo momento en el caso de que se produzcan variaciones.
Big Data
El Big Data es clave igualmente para el sector de la distribución y el gran consumo. "Las empresas tienen muchos datos sobre las costumbres de compra o sobre los pedidos que se hacen tanto a nivel individual como de B2B. Sin embargo, no saben cómo manejar esos datos", añade Alberto Blanco, quien indica que en la actualidad se está trabajando en este campo con los inventarios con el fin de reducir la cantidad de stock. "Se trata de reducir mi pasivo almacenado".
"Hasta ahora el sector se ha desarrollado en base a la previsión de ventas, pero ahora se puede trabajar con otras variables de los productos o referencias como el tiempo de tránsito. Son pequeñas variables que se añaden al algoritmo y que en un Excel no se puede hacer. Ahora, hay programas que son capaces de manejar muchos datos y que hacen que la última decisión sea la más acertada", señala Alberto Blanco.
A modo práctico, por ejemplo, el Big Data tiene una aplicación clara en el sector de la distribución y gran consumo. Un supermercado, a la hora de entregar el pedido en el menor tiempo posible, puede saber desde qué supermercado debe suministrarlo y en qué camión es conveniente transportarlo para optimizar las rutas.
Blockchain
Y, finalmente, en este sector de la distribución y el gran consumo puede aplicarse el Blockchain, que está tan de moda últimamente. Aquí puede utilizarse por ejemplo para que las empresas no tengan que tener dos servidores -cada uno de ellos en una ciudad diferente para evitar problemas-, sino que permite de manera más sencilla la réplica en varios servidores distribuidos en el mundo. "Se pierde el miedo a tener esa información valiosa. Si el nodo o servidor se estropea, la red no sufre", añaden desde el ZLC.
Los beneficios del Blockchain son todavía mayores. "El aspecto más diferenciador es que la tecnología Blockchain puede eliminar la participación de terceras personas en la relación entre comprador y vendedor. O lo que es lo mismo: puede facilitar la comunicación directa, sin intermediarios entre una red de proveedores y una red de clientes. Se establecen relaciones punto a punto (peer-to-peer) para cada transacción", según explica David Ciprés, experto en Blockchain en ITAINNOVA-Instituto Tecnológico de Aragón, a elEconomista.es
"El efecto tecnológico más interesante es la capacidad de crear Smart Contracts en un entorno Blockchain. Un Smart Contract es un mecanismo que permite ejecutar un conjunto de reglas, cuando se cumplen determinadas condiciones entre las partes, y puede disparar varias acciones como puede ser el envío de un documento tras la recepción de una mercancía o ejecutar un pago cuando se den unas condiciones de suministro determinadas... Todo esto se puede realizar de forma descentralizada, sin intermediarios y sin intervención humana y de manera automática a través de un smart contract, que toma las decisiones y toda la información queda grabada, de forma inmutable, en la cadena de bloques", añade David Ciprés.
Esta tecnología asimismo puede tener otras aplicaciones. La más directa se centra en la mejora de los sistemas de trazabilidad. "En Blockchain, se pueden crear registros distribuidos (varios participantes) e inmutables (imposible de modificar en el tiempo) para registrar el flujo de materiales. Por ejemplo, hay algunas cadenas de suministro de pescado fresco, que desde el origen registran el tipo de pescado, condiciones de pesca.. y todos los pasos que sigue el pescado hasta que llega al consumidor. De esta forma, queda una traza completa e inmutable de los actores que han participado en el proceso y las condiciones en las que se han realizado las manipulaciones", expone el experto de ITAINNOVA.
Las utilidades todavía pueden ser mayores a largo plazo porque "muchos autores piensan que en torno a Blockchain se puede construir un nuevo sistema operativo para las cadenas de suministro. Algunos lo llaman Supply Chain 4.0". Un campo en el que ITAINNOVA trabaja para aprovechar mejor la red de transporte bajo el concepto de Physical Internet en el que Blockchain permitirá coordinar y ejecutar procesos de forma más limpia y sostenible.
Son tecnologías que está demostrado que pueden ayudar a este sector, aunque también es posible combinarlas entre sí. Por ejemplo, una buena simbiosis se genera entre IoT y Blockchain. "Como tecnologías complementarias pueden aportar mucho valor en los procesos industriales y de suministro", afirma David Ciprés.