La Encuesta de Coyuntura de 2017 del Colegio de Economistas de Aragón refleja que el proceso soberanista de Cataluña es uno de los principales factores que introducen incertidumbre en la economía aragonesa y nacional, considerándose como muy negativo por la mayoría de los economistas. Pese a ello, se mantienen las buenas perspectivas de la economía para 2018.
El desafío independentista catalán preocupa y mucho a los economistas aragoneses. La Encuesta de Coyuntura de 2017 realizada por el Colegio de Economistas de Aragón destaca que este proceso es uno de los principales factores que introducen incertidumbre en la economía y que es motivo de inquietud entre los economistas.
De hecho, la mayoría de los economistas aragoneses encuestados señala que los procesos soberanistas son muy negativos, aumentado esta percepción en comparación con la encuesta de 2016. Y eso que este estudio se ha realizado en el mes de julio, antes de que se produjera el 1-O y todo el desenlace posterior.
"Si se hubiera realizado la encuesta tras el referéndum, hubiera sido considerado como un desafío más potente, pero en la fecha de realización de la encuesta no esperábamos este desenlace", según ha explicado Natividad Blasco, catedrática de Finanzas en la Universidad de Zaragoza y miembro del Colegio Oficial de Economistas de Aragón, a elEconomista.es
Aunque la encuesta no recoge por lo tanto la percepción actual de la situación de Cataluña, a título particular, Natividad Blasco ha señalado que "preocupa en términos económicos. El dinero es miedoso y no hay nada peor que la incertidumbre" porque se retrasan las inversiones y el consumo, lo que a su vez "retrasa el crecimiento económico", además de "haber riesgo de encarecimiento de la financiación" y repercusiones en el rating de credibilidad crediticia.
Pese a que el desafío independentista catalán se considera como un factor de incertidumbre con consecuencias negativas sobre la economía, la mayoría de los economistas ven que la situación económica de Aragón, España y Europa es buena o muy buena y que las perspectivas para 2018 también lo son.
En concreto, más del 70% de los economistas encuestados consideran que la situación económica será buena o muy buena para 2018 frente al 51% que mostraban esa percepción el año anterior. Sin embargo, este porcentaje contrasta con los datos del Barómetro del CIS en el que este porcentaje es más bajo, observándose un gap entre la media de la población española y los economistas.
Aunque la percepción de la economía mejora entre los economistas aragoneses desde el año 2015, todavía se observan algunos problemas en el medio y largo plazo. En concreto, son cinco. El primero de ellos es el futuro de las pensiones, tema que está en consonancia con la encuesta anterior en la que ya se alertaba del problema del envejecimiento de la población española.
En segundo lugar, se sitúa el paro de larga duración, por ser un problema que se enquista y más difícil de solucionar en consecuencia, seguido del referéndum catalán.
Tras ellos se sitúan, a continuación, dos problemas que están relacionados directamente con Europa: el posible fin de la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo por lo que se teme una posible subida de tipos y que la financiación sea más cara que ahora y la pérdida de peso de España en las instituciones europeas.
La encuesta también alude a los factores que más consideran los economistas aragoneses que influyen negativamente en la economía. Entre ellos, están el avance de los populismos en Europa, el efecto Trump (por las consecuencias de sus políticas proteccionistas y las posibles alteraciones en las relaciones comerciales) y los riesgos geopolíticos.
También se mencionan los ciberataques, que se han incluido por primera vez en la encuesta, y que son motivo de preocupación porque "originan pérdidas y se pierde prestigio internacional".
En relación a estos factores, pero para el ámbito nacional, figuran la corrupción y el populismo de los programas de algunos partidos políticos, al igual que los procesos soberanistas de los que ha aumentado su percepción como muy negativos.
En el caso de Aragón, los problemas se centran en el paro, la falta de apoyo a la I+D y la dimensión reducida de las empresas aragonesas. También sigue apareciendo la diversificación de la economía, aunque con un menor porcentaje, y en esta ocasión tan solo el 18% señala el déficit de infraestructuras y comunicaciones.
Contratación e inversiones
La encuesta también ha hecho un seguimiento de las empresas a través de dos preguntas sobre la evolución de la empresa en aspectos como facturación o contratación y sobre la inversión. En este sentido, destaca que el 94% de las empresas cree que aumentará o se mantendrá estable su facturación frente al 6% que indica una posible disminución.
En relación a las inversiones, el 78% opina que las empresas sí están invirtiendo -lo que supone una apuesta por el medio y largo plazo- frente al 22% de los economistas que opina lo contrario. Y, en materia de contratación, el 43% no contrata, mientras que el 57% sí realiza contrataciones eventuales o fijas.
"Los economistas ven que hay una tendencia al alza, lenta y suave, pero sí hay una apuesta de futuro. La percepción ha mejorado. Lo bueno es que los resultados son similares en todos los sectores de actividad", añade Natividad Blasco.
Líneas de acción
La encuesta también recoge las prioridades para actuar. En este sentido, destaca que el 68% de los economistas aragoneses encuestados pide más claridad en la distribución de las competencias entre comunidades autónomas y administración, así como más flexilibidad en el mercado laboral. De hecho, sólo el 19% aboga por derogar la reforma laboral frente a un 45% que ve como negativa su derogación.
Sin embargo, los economistas no logran un consenso en cuanto a cómo aliviar el déficit fiscal: el 41% considera que habría que simplificar la estructura fiscal e impositiva mientras que el 33% abogan por la devaluación fiscal, disminuyendo las cotizaciones sociales a las empresas y aumentando el IVA.