Social & Care ha desarrollado una herramienta novedosa en la que combina la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores y con discapacidad y de sus cuidadores. La empresa lanza ahora a nivel nacional este servicio, sencillo de utilizar, estando previsto que en el segundo semestre de 2017 comience su proceso de internacionalización para lo que pone en marcha una campaña de crowdfunding.
Botón del pánico, teleasistencia, aplicaciones que definen perímetros de seguridad... son solo algunas de los desarrollos que se han lanzado en los últimos años para mejorar la asistencia a personas mayores o con discapacidad. Si embargo, suelen ser servicios que no aportan una solución global o bien son difíciles de manejar cuando el usuario no tiene unos conocimientos de tecnología.
Una situación ante la que Social & Care ha lanzado una herramienta que, precisamente, se caracteriza por "ser automática para que la tecnología sea la que controle al familiar y avise" cuando sus patrones de conducta sean diferentes de los preestablecidos, según ha indicado José Ignacio Barraqué, CEO de Social & Care y fundador de la empresa zaragozana, junto con Daniel Cebollada, en declaraciones a elEconomista.es
La herramienta, que está creada para velar por las personas mayores y/o con discapacidad que son autónomos parcial o totalmente, combina la utilización de la inteligencia artificial e Internet de las cosas para aportar una solución completa y hacer más fácil su manejo, siendo uno de sus principales elementos diferenciadores.
A través de la inteligencia artificial, es posible "medir la actividad de la persona y compararla con lo que se espera que haga. En el caso de que no coincida, avisa. El 99% de las herramientas que hay controlan dónde está la persona, pero no la lógica de lo que hace, tendiendo solo a avisar cuando están fuera del área de seguridad".
Sin embargo, en Social & Care "complementamos la información de dónde está la persona con la lógica de lo que hace para que avise de que se mueve de forma distinta, no hace las actividades...".
Gracias a la Inteligencia Artificial, el sistema va aprendiendo de lo que hace el usurario. Con la inteligencia artificial, se automatiza el seguimiento y la monitorización de los familiares y se detectan las situaciones inusuales o de riesgo. Nuestra herramienta es más precisa y más rápida y no depende de que la persona sepa más o menos informática".
Además, con el Internet de las Cosas, se permite que el móvil sea un mero canal de comunicación, siendo posible también utilizar la herramienta con pulseras, relojes o balizas GPS -tienen el tamaño de una moneda-, que pueden ir en cualquier parte incorporadas como en un bastón, silla de ruedas, una mochilla...
La herramienta de Social % Care, que funciona con iOS y Android, tiene un funcionamiento sencillo. El familiar solo debe que llevar consigo la pulsera, reloj... y la persona que se encarga de cuidarle o de atenderle tiene que utilizar su propio smartphone para, a través de una app, configurar los patrones de las actividades que se espera que haga esa persona mayor o discapacitada.
Por ejemplo, se pueden introducir avisos y notificaciones por ubicación, distancia de seguridad, intervalo de localización, contactos, tareas fijas que tiene que hacer la persona como poner la lavadora o comer -lo que es de utilidad para personas con Alzheimer-, la medicación que se debe tomar... permitiendo introducir una fecha y hora.
De esta manera, el familiar "a través de la aplicación puede comprobar si ha hecho la tarea o si se encuentra en ese momento en el sitio adecuado". También hay otras funciones dentro de la que destaca el mapa de calor para conocer dónde está la persona en cualquier momento y un listado de contactos.
La persona mayor o con discapacidad recibe así a través del móvil, reloj, pulsera... y mediante la app, las indicaciones de lo que tiene que hacer, qué medicina tomar, dónde tiene que estar...
Además, dispone de botón SOS para emergencias que el anciano o el discapacitado puede presionar para que llame al tutor o la familia. La herramienta incluye la posibilidad de funcionar por voz para que las personas mayores o con discapacidad den órdenes sin utilizar el dispositivo como, por ejemplo, llamar a determinadas personas.
Estas funcionalidades de Social & Care se complementan con la posibilidad de instalar sensores en el interior del hogar para detectar caídas, humos... para que también pueda haber un mayor control en el interior del hogar.
En una fase posterior, la herramienta Social & Care contará con más funciones específicas para medir, por ejemplo, la indicadores médicos relacionados con el corazón o la diabetes.
Calidad de vida
Las ventajas de la herramienta van mucho más allá de las funciones, puesto que contribuye a "aumentar la autoestima de las personas mayores porque saben que van a recibir ayuda en cualquier momento y salen más a la calle y realizan actividades, ganando en calidad de vida", al igual que los familiares que "no tienen que estar pendientes en todo momento de ellos ni salir del trabajo para comprobar que se encuentran bien".
Esta herramienta se lanza ahora a nivel nacional -el precio es de 9,5 euros al mes aunque ahora hay promoción de 90 días gratis-, estando previsto comenzar la internacionalización de la empresa en el segundo semestre de este año.
Inicialmente, la expansión se prevé en países del Norte de Europa en los que son más habituales hogares en los que vive una sola persona -con una media del 14%-, frente al 4% en España.
Social & Care, que prevé tener 2.500 usuarios este primer año, ha lanzado también una campaña de crowdfunding liderada por Socios Inversores y que cuenta con el apoyo de la Fundación Once con el fin de impulsar su salida al exterior a través de la campaña de marketing online, aparte de contratar a dos personas.
Esta campaña, que arrancará el día 31 de enero y tiene dos fases (una pública y otra privada), tiene por objetivo captar 150.000 euros, ofreciéndose a los inversores que participen incorporarse como accionistas de la compañía según su aportación (el mínimo son 1.500 euros).
Tras tres años, la empresa recomprará las participaciones tras tres años, percibiendo el inversor una rentabilidad por encima de la que ofrecen los bancos. Según la cantidad invertida, se puede percibir entre tres y diez veces lo invertido.
La empresa, que se creó hace casi siete meses, ha recibido recientemente un préstamo participativo de Sodiar, además de ser empresa MILE y estar dentro del programa de emprendimiento social del Instituto Aragonés de Fomento.
Además, han sido invitados a participar en Slush!, el encuentro promovido por Ryan Academy -fondo de inversión de Ryanair-, aparte de haber sido seleccionados por Startup Europe y participado en el programa Pasion IE de IE Business School.