Joaquín del Rincón y Adriana Ribera han dejado su trabajo y vida en San Sebastián para iniciar una nueva vida en Formigal (Huesca) y crear su propio proyecto personal y empresarial con el Hotel Viñas de Lárrede, que abre sus puertas este viernes.
El hotel pretende ser un lugar de encuentro y de descanso a las puertas de Pirineo, junto a Sabiñánigo, Jaca y a la estación de esquí de Formigal-Panticosa.
El establecimiento hotelero, que también está cerca de la ruta de las nueve iglesias del Románico, es accesible y cuenta con 17 habitaciones diferentes dentro de las que destacan una suite superior y dos suites premium, junto a dobles premium, estándar y familiares.
Además, se ha construido un pequeño spa, piscina, un gran porche, terrazas, jardines y un huerto para aportar valor natural al restaurante, que estará abierto a todo el público y que se basará en una cocina de calidad con productos autóctonos y de proximidad.
El Hotel Viñas de Lárrede tiene 1.200 metros cuadrados construidos en un terreno de una hectárea. Todo el revestimiento del hotel está realizado con materiales de Porcelanosa.
Además, el establecimiento consta de grandes ventanales para ver el paisaje del Pirineo aragonés, aparte de haberse empleado en su interior y exterior materiales como la madera para darle una mayor calidad, utilizándose madera de alerce, procedente de Siberia, para su exterior, que se combina con la de pino y abeto.
Además, se utiliza energía renovable, aerotermia, y su eficiencia energética es del 100% mediante luces led. Aparte, el agua de riego proviene de aguas pluviales.
Una iniciativa nacida de un proyecto personal
El Hotel Viñas de Lárrede es el reflejo del empeño de dos emprendedores, Adriana Ribera y Joaquín del Rincón, quienes llegaron a Aragón con sus dos hijos hace nueve años. Hasta entonces habían vivido en San Sebastián (Guipúzcoa), trabajando ella en un laboratorio farmacéutico y él en una empresa de deportes.
La búsqueda de mayor calidad de vida y una oportunidad laboral para Joaquín les trajo hasta Formigal, donde tenían una casa y donde comenzaron a gestar su actual proyecto de vida.
Según explica Adriana Ribera "dejamos todo lo que teníamos porque elegimos vivir de otra manera". De hecho, Joaquín hacía hasta 150.000 kilómetros al año, pasaba mucho tiempo fuera de casa.
Hasta llegar aquí, ha habido un largo camino que no les ha desanimado, sino que "los obstáculos nos daban fuerza para seguir" porque les daba "más miedo no hacer nada que hacer".
Y, finalmente, fue el pequeño pueblo de Lárrede, en la provincia de Huesca, el lugar que eligieron para su nueva vida, con un hotel que, hasta el momento, ha generado seis puestos de trabajo.