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Luz López: "Las empresas necesitan gente preparada y con mentalidad abierta para evolucionar"

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En funcionamiento desde 2018, el Ecosistema Más Empresa nació de un trabajo interno realizado en Ibercaja para identificar nuevas propuestas de valor para sus clientes. Un proceso que se llevó a cabo con metodologías de desing thinking y learn startup y que fue el germen de este ecosistema, que ayuda a las empresas a evolucionar dentro de un entorno complejo y que exige tomar decisiones con agilidad. Luz López, directora del Ecosistema Más Empresa de Ibercaja explica todas sus claves a elEconomista 

¿Cuál es su filosofía?

El ecosistema es un ente vivo que, además, evoluciona con la cocreación con nuestros usuarios y con nuestro entorno. Nació con el interés de ayudar en la evolución de las organizaciones y, en ese contexto, la palanca de la innovación era fundamental. Ese fue su origen. La evolución del ecosistema nos ha llevado a plantear que tiene un sentido porque ayuda a evolucionar, a crear la empresa del futuro, que es la que va a seguir en activo y con una serie de condicionantes positivos para ella y para el entorno. Nos planteamos horizontes cortos porque el mercado va muy rápido.

¿Cómo es esa empresa del futuro?

Para impulsar la empresa del futuro, pensamos que las organizaciones tienen que trabajar en seis verticales que hemos identificado: innovación, que es la palanca que te ayuda en todo momento a estar orientado a tu cliente; digitalización, que es un must que cualquier empresa va a acabar implementando en sus organizaciones; transformación cultural porque, para que las empresas sigan evolucionando, necesitamos tener gente preparada y con mentalidad abierta; y la sostenibilidad porque que es importante que sean sostenibles en todos sus aspectos. Al final, tienes que aportar al contexto, al entorno y al mercado de una forma que generes mayor valor no solo para ti, sino para todo tu contexto. El ecosistema tiene sentido porque trabajamos en un concepto, la inteligencia colectiva: entre todos somos capaces de llegar a mejores soluciones que de forma individual. También está la diversidad e inclusión social, y el último pilar, es el emprendimiento porque entendemos que las empresas tienen que ser más emprendedoras.

¿Cómo trabajan en esos seis verticales en el ecosistema?

Lo que vamos a hacer en el curso es acercar a las organizaciones todo aquello que nos ayude a mejorar en estas seis verticales. No solo es fundamental formar e informar a las organizaciones, sino que lo más importante que tenemos que hacer es activar acciones para que se puedan impulsar dentro de las corporaciones estas seis verticales.

También lanzan nuevos formatos.

Vamos a incorporar nuevos formatos como el microlearning, que es una forma de aprendizaje en la que los usuarios se conectan una o dos veces por semana a una hora determinada y consumen conocimiento durante entre 30 ó 40 minutos en los que un profesional les da un contenido y luego, tras acabar la sesión, pueden comenzar a implementar sus organizaciones.

El ecosistema está abierto a 'startups'. ¿Qué papel juegan?

Una de las bases del ecosistema es la inteligencia colectiva. De todos es sabido que la startup tiene una serie de características y la corporación tiene otra. Lo que nos hemos dado cuenta es que son absolutamente complementarias y, sobre todo, lo son cuando se trata de anticiparnos a lo que está por venir o a la rapidez de la anticipación porque, por estructura, la startup está más preparada para ser más ágil e implementar las soluciones de una forma más efectiva.

¿Cómo conectan a las 'startups' con el resto de empresas?

Lo primero que necesita la corporación es comprender que tiene retos internos y que tiene que ser capaz de definirlos para encontrar la solución. Desde el ecosistema, hacemos una labor de evangelización de la importancia de identificar retos internos que nos ayuden a anticiparnos a la evolución del mercado, a las soluciones que la empresa va a tener que prestar en un futuro. Ayudamos a las corporaciones a definirlos. Hacemos talleres periódicamente para identificar los retos, que pueden venir de nuevas tendencias sociales, tecnológicas e incluso de mejoras internas necesarias. Luego, una vez definido el reto, tenemos una plataforma en la que se expone para las empresas y para toda la sociedad porque nuestro ecosistema es abierto, gratuito y accesible para todo el mundo. Con la startup, lo que tenemos que hacer es que se entere de que nuestro reto está ahí. Hacemos una labor de comunicación importante en los foros adecuados. Lógicamente, lo ven siempre como una oportunidad y lo que tenemos que hacer es que siempre se establezca una relación win to win y que la startup se sienta muy cómoda con lo que la empresa demanda de ella porque siempre hay una recompensa por parte de la corporación cuando le ayuda a resolverlo. Una vez que exponemos el reto y comunicamos a la startup y la corporación aplica, la relación que se establece es la que ellos fijan, aunque nosotros tenemos una declaración de intenciones de cómo debería ser ese acuerdo privado entre ellos.

¿Hay ahora retos vivos?

En estos momentos, hay tres retos vivos. No cerramos la aplicación a las startups, sino que se abre a cualquier empresa que pueda aportar un valor innovador, aunque sí es verdad que nos gusta que sean startups, micropymes o pymes. No es dar un servicio. Estamos hablando de empresas, corporaciones, startups... que son capaces de dar una solución a un reto que se plantea y que no es un proveedor de servicios más.

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