Andalucía

La UE salva al pez espada pero pone en jaque la economía de Almería

Los pescadores almerienses, especialmente los del municipio de Carboneras, han recibido como un jarro de agua fría una de la decisiones de la Unión Europa (UE) más esperada por todas las asociaciones ecologistas, la limitación de capturas del pez espada que persigue proteger esta especie.

El pasado mes de noviembre, tras una intensa semana de negociaciones entre más de 51 países, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) acordaba un plan de recuperación para el pez espada del Mediterráneo, que registra sobrepesca desde hace más de 30 años y un importante descenso de población.

El plan incluye una reducción de las capturas y un sistema de cuotas con medidas de control para evitar la pesca ilegal. Este plan, propuesto por la UE, incluye un Total Admisible de Capturas (TAC) de 10.500 toneladas para 2017 y después una reducción del 15% que se llevará a cabo de manera progresiva entre 2018 y 2022.

Las 10.500 toneladas de pez espada que se podrán pescar este año hay que repartirlas entre España, Francia, Italia y Marruecos y los pescadores almerienses aguardan a que este reparto les sea favorable.

Esta propuesta, que presenta carácter vinculante, será aceptada por la UE el próximo mes de febrero y aunque España ya ha indicado que su voto será contrario a esta medida, todo apunta a que saldrá adelante.

Esta medida ha enfrentado aún más las posturas de los ecologistas y de los pescadores, los primeros la celebran e incluso la consideran insuficiente y los segundos aseguran que supone un fuerte varapalo para las economías familiares de Almería, que es donde principalmente se pesca esta especie.

La pesca del pez espada genera en Almería entre 250 y 300 empleos directos a los que hay que sumar los indirectos que se crean con la fabricación y mantenimiento de los barcos o con las tareas de logística.

La mayoría de esos trabajadores son de Carboneras, un municipio de unos 7.800 habitantes cuya economía está muy ligada al sector pesquero, por lo que en la localidad la medida no ha sentado nada bien.

El gerente de la Asociación de Productores de Pesca de Carboneras, Simón Pérez, comenta a "el Economista Andalucía", que no comprenden esta medida porque según explica, los pescadores andaluces desde 2012 cada año dejan de pescar pez espada durante tres meses.

"Nosotros somos una pesca artesanal, tasada, respetamos los recursos y ahora parece que somos sospechosos, nos sentimos como si fuésemos delincuentes y nuestros barcos son legales y profesionales, no entendemos porque hacen eso", comenta el pescador.

Las expectativas de los pescadores almerienses son bastante pesimistas, aunque no obstante todo dependerá del reparto que se haga en Bruselas en Febrero que determinará la cantidad de peces que se pueden capturar.

"Estamos todos temblando, si nos dan la cota que nos corresponde a lo mejor tenemos para ir tirando pero si no esto se va a la ruina; no confío nada, porque ellos están en su nube, hacen responsable al más débil que somos nosotros", lamenta el representante de los pesqueros.

En contraposición, la organización ecologista Oceana aplaude la medida, pero haciendo hincapié en que llega "con una década de retraso", un tiempo en el que la asociación ha estado alertando a las instituciones sobre la necesidad de crear un plan que protegiese a pez espada.

"Nos felicitamos por este cambio de paradigma para el pez espada y para los stocks pesqueros del Mediterráneo en general, de los que más del 90% sufre sobrepesca", señala Lasse Gustavsson, director ejecutivo de Oceana en Europa.

En definitiva, para Oceana este nuevo plan "es muy limitado, está muy alejado de las recomendaciones científicas y deja en peligro al pez espada".

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