Andalucía

"Hay clientelismo en Andalucía igual que en España y hay que desterrarlo"

  • Entrevista con Francisco Ferraro, presidente del OEA

Preside el Observatorio Económico de Andalucía (OEA), una institución altruista y, en ocasiones, molesta con el poder, que ya ha cumplido 25 años como el Pepito Grillo de una sociedad andaluza que necesita ser agitada constantemente para evitar que caiga en la autocomplacencia.

¿Cómo está afectando la falta de Gobierno a la economía española y andaluza?

En contra de lo que se hablaba a principios de año cuando comenzaron las primeras dificultades para conformar Gobierno tras las elecciones del 20-D, hemos visto que la economía española en general y la andaluza también han seguido creciendo, e incluso a un ritmo superior al que se esperaba. Eso ha dado alas a algunos para decir que sin Gobierno estamos mejor. No sé si eso es cierto. Lo que sí ha demostrado es que la economía depende menos del Gobierno de lo que se cree.

La economía funciona porque funcionan las empresas, los empleados, las instituciones, etc., y la actividad económica tiene su propio curso independiente del Gobierno. Pero es verdad que hay consecuencias de dos tipos: a corto plazo, no se toman decisiones sobre inversiones y otras cuestiones muy importantes, como los presupuestos. Y medio-largo plazo, los efectos son más importantes porque se han dejado de hacer reformas que son fundamentales para adaptarnos a la nueva situación económica y social internacional. Y esto último es más preocupante.

¿A qué se refiere?

Estamos en un momento de grandes cambios mundiales, políticos, económicos y sociales, y España no está diciendo nada. No somos ninguna referencia, siendo el cuarto país de Europa, en torno a multitud de temas en los que teníamos mucho que decir. España se está quedando atrás y en la medida que los espacios no se ocupan son ocupados por otros.

El ministro De Guindos advierte que la desaceleración que se está percibiendo en el tercer trimestre es debido a la ausencia de Gobierno, ¿lo comparte?

Es cierto que se está produciendo una desaceleración, y más en Andalucía que en España, pero tiene que ver en parte con el agotamiento de alguno de los elementos que impulsaron el crecimiento elevado de los últimos meses: el abaratamiento del precio del petróleo, el tipo de cambio favorable del euro con el dólar y las facilidades financieras del Banco Central Europeo han ayudado mucho, así como el comportamiento del turismo debido a la caída de otros países competidores del Mediterráneo. Ahora algunas de ellas están cambiando. Pero no depende tanto de la existencia o no de Gobierno como de estos otros elementos.

¿Cómo afecta la prórroga de los presupuestos a Andalucía?

Lo que le hace falta a Andalucía, y a otras comunidades autónomas, es sobre todo que le digan cuáles son los límites del déficit, especialmente después de la advertencia del pasado mes de julio de la UE a España por el incumplimiento de los objetivos. Es a partir de entonces cuando se pueden elaborar los presupuestos andaluces con criterio.

Andalucía no está creciendo tanto como España en el último año, ¿por qué?

Según los datos de la contabilidad regional, este menor crecimiento se debe sobre todo a que la demanda, el consumo privado en particular, crecen con menor intensidad. El principal factor es la menor creación de empleo en esta Comunidad que en resto de España. Y sin empleo, la gente no consume.

Históricamente, Andalucía siempre ha crecido más en ciclos expansivos y ha decrecido menos en ciclos adversos, pero en esta ocasión no está siendo así...

Efectivamente, y está siendo peor, porque en los años de recesión, de 2008 a 2013, Andalucía ha sufrido más en pérdida de PIB, de renta per cápita, de número de empresas cerradas, de aumento del paro?; pero ahora, cuando se ha iniciado la recuperación, resulta que estamos creciendo algo por debajo del conjunto de España. No es que haya una gran diferencia, pero tras estos años de caída el balance es negativo, porque en lugar de haber una convergencia con España lo que se ha producido es una mayor divergencia. Nos estamos alejando de los parámetros nacionales y de la UE. Y en PIB per cápita es más significativo porque no sólo nuestro PIB crece menos, sino que nuestra población crece más, con lo que somos más a repartir y la brecha se va aumentando.

El Observatorio prevé que podamos hablar de la salida de la crisis en Andalucía en torno a 2020, ¿no?

La previsión es que la salida de la crisis y la vuelta a valores similares a los de antes se producirá en España entre 2018 y 2019, y en Andalucía será al menos un año después, siempre que no cambien sustancialmente las dinámicas de crecimiento actuales y la situación internacional.

Ustedes critican que en estos años no hemos aprendido la lección y no hemos aprovechado para empezar a cambiar el modelo productivo en Andalucía. ¿En qué se basa?

Cuando hablamos de cambio de modelo productivo, que ya parece un mantra, nos referimos a contar con actividades más intensivas en tecnologías, soportadas por un capital humano más exigente y cualificado, y con más valor añadido. Y eso no ocurre en Andalucía, que en su estructura productiva diferenciada con respecto a España tiene algo más de turismo, de administraciones públicas, de construcción, de actividades inmobiliarias y de comercio. Pero son todos sectores en los que no hay tecnologías avanzadas ni valor añadido elevado ni empleo muy cualificado.

Por ello, competimos con países con menor nivel de renta en términos de precios. Y en estos años de crisis lo que hemos advertido en el sistema productivo andaluz ha sido el desplome de la construcción y el ajuste en otros sectores, pero no la apuesta por esos nuevos que nos permitirían crecer de otra forma.

El OEA cumple 25 años y en el libro que han publicado repasando este período en la economía andaluza se muestran especialmente críticos con la política económica de Andalucía. ¿Por qué?

Para que haya una convergencia real de Andalucía con España y la UE se tiene que producir el marco institucional adecuado, que son las reglas del juego de una sociedad, empezando por su forma de gobernanza y pasando por los valores y los códigos de conductas predominantes.

¿Y no tenemos el marco adecuado para progresar?

Hay algunos indicadores de carácter internacional que ponen de manifiesto que las condiciones en Andalucía no son las óptimas. Por ejemplo, en el índice de transparencia de las administraciones públicas estamos a la cola; en los indicadores sobre la seguridad jurídica tampoco nos encontramos en buena posición; en indicadores de libertad económica también estamos atrasados; en indicadores de doing business sobre la facilidad para hacer negocio, que a su vez está formado por distintos parámetros, también nos hemos quedado atrás? Estoy hablando de indicadores cuantificados de carácter económico que están contrastados a nivel internacional.

Precisamente, una de las quejas históricas de los empresarios es la maraña burocrática para emprender en Andalucía...

El marco regulador es fundamental en cualquier región o país para fomentar su actividad económica. El número de normas que tenemos en Andalucía es absolutamente desmesurado y moverse en esa selva es imposible para cualquier emprendedor. Si a eso se le suma que muchas de esas normas son de mala calidad y su formulación no está clara y simplificada, las cosas se dificultan aún más. Nuestro sector público en Andalucía tiene un peso muy superior a la media española conforme a nuestra economía, no conforme a nuestra población como dicen algunos. Y junto a ello, hay una cantidad de instituciones, organismos, consejos, empresas públicas, consejos, etc., que aportan poco al crecimiento y al progreso económico regional y que sirven a otros intereses.

¿Cuáles?

Pues no se puede generalizar, pero hay que evitar cualquier institución que sirva para el clientelismo. Hace unos años esto parecía una palabra maldita, pero después de ver lo que estamos viendo, parece obvio que hay que denunciar que hay clientelismo en Andalucía, igual que lo hay en España, y que hay que desterrarlo.

¿Considera adecuada la política económica de la Junta de Andalucía?

Es curioso, porque la política económica de la Junta de Andalucía no se ha discutido nunca. No existe un debate serio sobre este marco. Y no me refiero al Gobierno andaluz. Nunca he visto a los partidos de la oposición diciendo "no estoy de acuerdo con los principios de la política económica del Gobierno y creemos que es mejor aplicar estos otros principios". Lo que hacemos es debatir sobre cosas puntuales, pero no sobre lo esencial. Parece que la política económica es la resultante de sumar las cosas que ya tenemos o que ya se han hecho, en lugar de planificar sobre el futuro y decidir. Buena parte de esa carencia de debate es debido a la falta de responsables públicos de un nivel adecuado para su tarea, que no sean colocados porque hay que hacer hueco a personas de partido, sino por su curriculum.

En estos años de crisis hemos tenido tres presidentes de la Junta de Andalucía. ¿Ha notado algún cambio de política económica de Chaves a Griñán y a Susana Díaz?Esencialmente no. Lo único que ha variado ha sido la política de concertación social con empresarios y sindicatos, por la ausencia de fondos y por los procesos judiciales en que se han visto envueltos. Y eso es bueno, porque se trataba de una política puramente clientelar. Pero la política económica no ha variado desde hace años. Y es necesario un debate.

Desde el OEA también se muestran autocríticos con la propia sociedad andaluza, con sus valores o formación...

Sí, es que es importante reconocer nuestros errores para corregirlos y mejorar. En Andalucía no somos peor que en el resto del país, pero tenemos algunas cuestiones sobre los que hay que incidir. Para empezar, no hay más que ver el peso de nuestra economía sumergida para darnos cuenta de nuestro concepto de la actividad económica. Y eso hay que cambiarlo. Otro dato: en Andalucía, el número de personas que reciben rentas públicas -empleados públicos, pensionistas, parados?- es superior al número de personas que perciben rentas privadas de empresas.

¿Y en cuanto a nuestros valores?

En Andalucía seguimos admirando a un personaje mítico, que es el pícaro, que nos puede caer gracioso pero los pícaros no dejan de ser los burladores de las leyes, los que nos engañan a todos? Y tenemos otra característica que algunos califican como la paradoja de la satisfacción: buena parte de los andaluces considera que la calidad de vida aquí es muy buena, pero es porque consideran que la calidad de vida es tener sol para poder tomar cerveza con los amigos, mientras que en otros países se considera tener una vida llena de posibilidades para poder crecer personalmente y progresar en lo profesional. Todo se resume en nuestra falta de ambición. Le doy un dato definitivo: Andalucía es una de las comunidades donde menos emigran nuestros jóvenes a pesar de ser la que tiene más paro.

Esa falta de ambición se nota también en las empresas andaluzas...

Por supuesto. Hay muchos empresarios que no crecen simplemente porque no se quieren complicar la vida; prefieren seguir siendo una pyme, aunque en momentos de crisis se los lleven por delante. Y cuando hablo de ambición no me refiero a querer tener más dinero, que eso es avaricia, sino a llegar a más, a crecer, a pensar en común, a colaborar con otros?

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