
Ciudadanos intenta que los malos resultados electorales no afecten a su peso en la Junta mientras Susana Díaz se pone de perfil para que la sentencia de los ERE no la arrastre fuera de la política
El panorama político en Andalucía ha dado un vuelco inesperado este mes de noviembre con dos hechos trascendentales para los principales partidos con representación en la comunidad: las elecciones generales del pasado 10-N y la sentencia de la pieza política del Caso ERE, conocida el día 19.
En el primero de los casos, los resultados de la cita con las urnas en Andalucía se mantuvieron muy similares al del conjunto nacional, con una victoria del PSOE, una enorme caída de Ciudadanos y un espectacular crecimiento de Vox, que pasa a ser tercera fuerza política en la región.
El partido liderado por Santiago Abascal pasó de los seis diputados que consiguió por Andalucía en las elecciones del 28 de abril a 12 escaños en el Congreso en este 10-N, gracias a 867.429 votos -se quedó a sólo 7.000 papeletas del PP en la región-. Vox superó a los populares en cuatro provincias -Almería, Cádiz, Huelva y Sevilla-. Esta circunstancia les ha llevado a reclamar mayor peso en el futuro de sus propuestas a cambio de apoyar el Gobierno de PP y Ciudadanos.
La otra cara de la moneda de estas elecciones la protagonizó el partido de Albert Rivera, que pasó de 811.562 votos y 11 diputados en abril a 344.274 votos y sólo tres escaños en estos comicios. La caída ha sido tan inesperada para Ciudadanos que hasta se han quedado fuera del Congreso el secretario general, José Manuel Villegas, que se presentaba por Almería, y el secretario de Organización del partido, Fran Hervías, que se presentaba por Granada.
Esta situación ha debilitado el peso de Ciudadanos en el Gobierno andaluz, aunque su líder regional y vicepresidente de la Junta, Juan Marín, insiste en destacar la estabilidad y en que estos resultados no van a variar su trabajo para esta legislatura.
Por su parte, el PP sí ha conseguido rentabilizar mejor su gestión en la Junta y ha pasado de 11 a 15 diputados de abril a noviembre tras subir de 785.000 votos del 28-A a 873.766. El partido liderado por Juanma Moreno en Andalucía consolida su posición tras la caída de abril, aunque deberá gestionar la caída de sus socios de Gobierno, Ciudadanos, y la presión creciente de Vox.
En la izquierda, Unidas Podemos mantuvo en Andalucía la caída del resto del país, pasando de nueve a seis escaños y de 654.944 a 555.902 votos. La líder de Adelante Andalucía, marca de UP en esta comunidad, Teresa Rodríguez, se ha mostrado crítica con el preacuerdo alcanzado por Pablo Iglesias con Pedro Sánchez.
En cuanto el PSOE, volvió a ganar con claridad las elecciones generales en Andalucía, al conseguir 25 de los 61 diputados que aporta la región al Congreso de los Diputados. El partido que lidera Susana Díaz consiguió un escaño más que en abril (por Huelva), aunque bajó en votos de 1.568.682 hace seis meses a 1.420.005 este mes.
Los resultados han sido interpretados de distinta forma por el PSOE-A y por Ferraz. Los socialistas andaluces destacan que los resultados en esta comunidad han sido mejores que en resto del país. "El resultado es claro. Hemos obtenido un escaño más, somos el primer partido de la comunidad autónoma sacándole 13 puntos al siguiente y hemos ganado en el 90 por ciento de los municipios de Andalucía, en siete capitales y en Granada hemos quedado a sólo un punto del PP; además de en 23 de los 29 municipios de más de 50.000 habitantes", decía el número dos del partido en Andalucía, Juan Cornejo.
Sin embargo, el vicepresidente segundo del Congreso y cabeza visible del "sanchismo" en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, consideró "preocupante" que las tres derechas sumen más votos que las dos izquierdas en Andalucía, lo que consideró un dato "para reflexionar en el futuro".
La sentencia de los ERE ha sido otro punto de controversia interna sobre cómo actuar en Andalucía, ya que en Ferraz intentan que no salpique a Pedro Sánchez en la actual situación de negociaciones para confirmar un nuevo Gobierno y derivan toda la responsabilidad en los socialistas andaluces. La tensión es tal que la dirección nacional podría dejar caer a Díaz para depurar responsabilidades a nivel público y, de paso, eliminar a la que ha sido la mayor enemiga pública del ahora secretario general y presidente del Gobierno.