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La España rural también lucha por la sostenibilidad: Calcetines Mingo y su limpieza de los mares

  • La empresa familiar ha sido elegida como Pyme del Año de la provincia de Burgos, galardón que otorga Banco Santander y la Cámara de Comercio para reconocer el trabajo y esfuerzo de esta industria

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas son el principal motor de la economía del país, ya que constituyen su tejido empresarial. Engloban más del 99% de las empresas y generan el 66% del empleo empresarial total, según datos del Marco Estratégico en política de Pyme 2030, elaborado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

En este sentido, el apoyo a las pymes se considera fundamental para el crecimiento económico del lugar en el que se asienten y el fomento de la competitividad, así como el desarrollo del país.

Por ello, Banco Santander impulsa desde hace años una serie de medidas que demuestran su compromiso firme con los pequeños y medianos negocios, que ya suman cuatro millones de clientes. Entre ellas, destacan programas específicos de financiación y asesoramiento, fomento de la digitalización, impulso a la internacionalización o reconocimientos, como el Premio Pyme del Año.

En esta ocasión, Calcetines Mingo ha sido la empresa elegida como Premio Pyme 2021 de la provincia de Burgos, galardón que otorgan Banco Santander y la Cámara de Comercio. Una distinción que para José Manuel Mingo, gerente de la empresa, es todo un "orgullo", que ha hecho "mucha ilusión" a los empleados, pues como destaca, "es un sector que lucha a diario para no desaparecer", en un entorno rural.

Empresa familiar en un entorno rural

Calcetines Mingo se fundó en 1914 en Pradoluengo, un pueblo burgalés de 1.200 habitantes, y ahora es ya la cuarta generación la que lleva las riendas de la centenaria industria. José Manuel Mingo, nieto del fundador Avelino de Miguel, quien lidera esta casa desde 1999, recuerda su infancia "jugando entre sacos de calcetines y boinas" en la antigua fábrica de su padre.

José Manuel Mingo, director general de Calcetines Mingo. Por Sergio González

Cuando asumió la gerencia, explica, se dio cuenta de que tenían que cambiar prácticamente "todo por completo". "Vimos que teníamos que especializarnos en un producto de alta calidad y personalizado". Calcetines Mingo mira al futuro con esperanza. "Esperamos seguir innovando, seguir creciendo, seguir dando trabajo en el medio rural en el que estamos porque Calcetines Mingo es una empresa pegada a la tierra por y para Pradoluengo", sentencia.

Una pequeña empresa artesanal de fabricación de calcetines a mano que se ha convertido en un modelo a seguir de esfuerzo, compromiso e innovación. Porque lo tradicional y lo moderno no están reñidos si se construye desde una base sólida, hecha desde el corazón. Y este ha sido el caso de Calcetines Mingo.

Amaya Pereda, empleada de Calcetines Mingo. Por Sergio González

En este sentido, Amaya Pereda, empleada de la empresa, como lo fueron su padre y sus hermanos, cuenta que es de Pradoluengo y que le gustaría seguir viviendo allí. Pero, para eso, explica "se necesitan empresas como esta que nos den la oportunidad de crear un futuro y una vida en el pueblo".

Ángel Martín, exempleado de Calcetines Mingo. Por Sergio González

Por su parte, Ángel Martín, exempleado de la compañía, incide en que "hay que intentar continuar con el trabajo en los pueblos". "Hay que crear empresas en las zonas rurales para que puedan continuar con vida porque si no, esto se muere", concluye.

A finales del siglo XIX la industria textil, centrada en la fabricación de boinas y calcetines, se convirtió en el buque insignia de la economía local de Pradoluengo, convirtiéndose en una localidad mundialmente conocida por la fabricación de esta prenda.

Los recursos naturales con lo que cuenta la zona así lo favorecieron: el fácil acceso a materias primas como la lana merina, las fuertes corrientes del río Oropesa que garantizaban la energía suficiente para el funcionamiento de batanes, telares e hilaturas, o la tierra de batán clave en la fabricación de estas prendas.

1 de cada 4 calcetines en España son producidos en esta localidad burgalesa

En sus inicios, el pueblo entero era una gran fábrica. Los vecinos se ocupaban de cada una de las fases de fabricación de un calcetín en garajes y bajos de casas. Con el tiempo, y circunstancias como la entrada de competidores extranjeros o la crisis de la industria textil, ese esplendor se fue perdiendo. De hecho, la localidad ha perdido más de la mitad de su población en los últimos 15 años. Ahora son pocos los que sobreviven frente a los que hubo. Y Calcetines Mingo es uno de ellos. Aun así, se estima que Pradoluengo produce el 25% del consumo nacional de calcetines. O lo que es lo mismo, 1 de cada 4 calcetines son producidos en esta localidad burgalesa.

Pradoluengo. Por Sergio González

Hoy, la empresa dirigida por José Manuel Mingo cuenta con 25 trabajadores de los cuales el 90% reside en el pueblo. Es el caso de Amaya, una de las empleadas más jóvenes, y Ángel, que acaba de jubilarse, hace apenas un mes, después de estar toda una vida dedicada a la industria textil "porque con 15 años terminabas el colegio y te venían a buscar a casa" para incorporarte a este oficio.

La empresa produce al año una media de un millón de pares de calcetines

A lo largo de los años, Calcetines Mingo ha experimentado con la fabricación de distintas prendas. Sin embargo, en la actualidad, únicamente se dedican a la fabricación de calcetines, principalmente técnicos de altas prestaciones para todo tipo de deportes.

En este contexto, la empresa produce al año una media de un millón de pares de calcetines, de los que se destinan alrededor de 400.000 pares a la exportación. Y es ejemplo de innovación y desarrollo: Calcetines Mingo no busca competir con precios, centrando su actividad en investigar nuevas tendencias y haciendo una apuesta por la sostenibilidad, que consideran que será el futuro.

Calcetines Mingo, ejemplo de innovación y sostenibilidad

Curiosamente, a pesar de encontrarse en Pradoluengo, al este de la provincia de Burgos, esta empresa familiar tiene una estrecha vinculación con el mar. ¿El motivo? Desde 2020 elabora una colección de calcetines con hilos procedente de plásticos reciclados de los océanos.

Por cada par de calcetines que se compren, equivale a una bolsa de plástico en el mar. Los calcetines que limpian océanos pertenecen a la Colección FreeWaves by Funstep, fabricados a partir de un hilo de poliéster que se consigue gracias a los materiales reciclados de los mares Cantábrico y Mediterráneo. Un claro ejemplo de la apuesta de esta empresa de Pradoluengo por la innovación y la sostenibilidad. Para nosotros, detalla, "la innovación y el desarrollo fue desde el primer momento casi una obsesión".

Un sello propio con el que demostrar que desde la España rural se puede competir en igualdad de condiciones con aquellas empresas situadas en grandes núcleos de población.

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