
Un equipo de investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) ha realizado dos estudios en los que han podido comprobar que las mutaciones que se producen en los músculos y en los vasos sanguíneos pueden afectar al envejecimiento, unos hallazgos que "pueden ser importantes" para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad.
En profundidad
"Hemos descubierto que las mutaciones que se acumulan en las células musculares y los vasos sanguíneos pueden afectar la función del tejido y su capacidad de regenerarse (es decir, de reemplazar el tejido dañado con nuevas células sanas), una capacidad que también disminuye con la edad", ha afirmado la investigadora principal y profesora del Departamento de Medicina en Huddinge del Instituto Karolinska, María Eriksson.
Ambos trabajos, publicados en Nature Aging, han proporcionado evidencia de que la acumulación de mutaciones somáticas puede comprometer "potencialmente" la función de las células somáticas, contribuyendo al envejecimiento en el músculo esquelético.
Estas mutaciones somáticas son cambios genéticos no hereditarios en las células y ocurren a lo largo de la vida como resultado de factores ambientales o por errores aleatorios cuando una célula copia su ADN antes de dividirse.
Durante la investigación también se ha descubierto la presencia de la progerina, una proteína formada a partir de una mutación y que provoca progeria, una enfermedad hereditaria y extremadamente rara en niños, y que se caracteriza por envejecimiento acelerado y complicaciones cardiovasculares. Además, se ha demostrado la presencia de la progerina en los vasos sanguíneos de algunos pacientes con enfermedad renal crónica.
Más detalles
"Se ha producido una mutación somática en las paredes vasculares de los pacientes y sospechamos que está relacionada con el daño vascular que a menudo acompaña a la enfermedad renal", ha afirmado la primera autora del estudio, Gwladys Revêchon.
Durante una serie de experimentos complementarios en ratones, los equipos científicos han concluido que las células que forman progerina pueden propagarse y agruparse en grupos de células mutadas que se extienden a lo largo de las paredes vasculares, lo que puede contribuir al daño tisular y al envejecimiento vascular prematuro.
En el segundo estudio se ha usado un modelo en ratones para conocer cómo las mencionadas mutaciones somáticas en los músculos acababan afectando a la fuerza muscular, y es que estas se acumulan durante la regeneración del músculo.
La acumulación de dichas mutaciones en los músculos de los ratones acabó provocando una regeneración muscular deteriorada, con células musculares más pequeñas, menor masa muscular y una reducida fuerza de agarre.
"Una mejor comprensión de cómo las mutaciones somáticas afectan la función de diferentes tejidos puede ayudarnos a desarrollar nuevos biomarcadores y tratamientos para las enfermedades relacionadas con la edad", ha destacado Eriksson.
Los dos estudios han sido financiados principalmente a través del Consejo Sueco de Investigación, la Sociedad Sueca contra el Cáncer, el Consejo Europeo de Investigación (CEI), el Centro de Medicina Innovadora (CIMED), la Fundación Loo y Hans Osterman para la Investigación Médica y el Premio Erik Rönnberg para Estudios Científicos sobre el Envejecimiento y las Enfermedades Relacionadas con la Edad.