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Catar tiene hambre de deportes. Al estado árabe le ha sabido a poco la celebración, en 2022, del mundial de fútbol masculino y ahora quiere más. El Comité Olímpico de Qatar (QOC, por sus siglas en inglés) declaró la semana pasada que están en conversaciones con el Comité Olímpico Internacional (COI) para participar en el proceso de elección de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del próximo año 2036. De esta forma, se suma a una lista que está formada por Arabia Saudita y Corea del Sur, Egipto, Hungría, Italia, Alemania, Dinamarca y Canadá.
"Actualmente contamos con el 95% de la infraestructura deportiva necesaria para albergar los Juegos, y tenemos un plan nacional integral para garantizar el 100% de disponibilidad de todas las instalaciones", explicó el jeque Joaan bin Hamad Al-Thani, presidente del QOC, a la agencia estatal de noticias Qatar News Agency. "Este plan se basa en una visión a largo plazo destinada a construir un legado social, económico y ambientalmente sostenible", añadió.
De lograrlo, se convertiría en el primer país de Oriente Medio en albergar los Juegos Olímpicos, confirmándose así el poder de esta región a la hora de celebrar grandes acontecimientos deportivos. De hecho, Doha, la capital de Catar, será la sede de los Juegos Olímpicos Asiáticos en 2030, además, Arabia Saudí celebrará la Copa Mundial de Fútbol en 2034.
Mirada internacional
Hay que tener en cuenta que, para llegar a la situación actual, Catar llevó a cabo una inversión de 300.000 millones de dólares en estadios, hoteles, carreteras y un nuevo metro en Doha. La idea del país asiático es poder utilizar estas nuevas infraestructuras durante la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. De esta forma, se garantiza una rentabilidad que ya de por si es muy elevada. De hecho, las estimaciones para París -última ciudad en acoger la celebración de este evento- apuntan a que la capital francesa recibirá una inyección que, en el mejor de los escenarios, ascenderá hasta 11.100 millones de euros en 17 años. Así lo recoge un estudio encargado por el Comité Olímpico Internacional (COI) y el comité organizador de París 2024 al Centro de Derecho y Economía del Deporte (CDES) de la Universidad de Limoges.
Estas cifras suponen más que doblar la inversión que han realizado las administraciones públicas francesas. La celebración de estos dos eventos deportivos le ha costado a las arcas públicas cerca de 3.000 millones de euros, según datos del Tribunal de Cuentas francés. "Por cada euro de gasto público, generamos tres euros de impacto económico en la región de París", destaca Christophe Lepetit, responsable de estudios económicos y de asociaciones del CDES.
Parte de esta inyección económica es gracias al turismo. Francia alcanzó en 2024 los 100 millones de turistas extranjeros gracias, en gran parte, a la celebración de los Juegos Olímpicos. Solo durante esas fechas, París registró 11,4 millones de turistas, lo que supone un 4% más que en las mismas fechas del pasado año, según la Oficina de Turismo.
Este es uno de los principales motivos por el que los países árabes están apostando por hacerse con las principales competiciones deportivas, ya que están usando estos eventos para fortalecer su poder y atraer turistas. Desde una perspectiva geopolítica, Catar busca reforzar su papel como punto de encuentro entre Oriente y Occidente, utilizando el deporte como plataforma. La elección de Doha como sede de los Juegos permitiría, por primera vez, llevar el evento a una región históricamente subrepresentada en el movimiento olímpico: el Golfo Pérsico.
Para que esta situación se dé, el Comité Olímpico Catarí ha reiterado su compromiso con los valores olímpicos de respeto, inclusión y excelencia, y ha asegurado que trabajará de la mano con el Comité Olímpico Internacional para cumplir con todos los requisitos necesarios.
Para ello, el país planea seguir colaborando con organismos internacionales, federaciones deportivas y expertos en derechos humanos y seguridad laboral, áreas que en el pasado han generado críticas hacia el modelo de desarrollo catarí. Pese a esto, los eventos que se celebran en este territorio siempre están rodeados de polémica bajo la sospecha de no respetarse los derechos humanos.