
El Acuario de Roma quería abrir este año para mostrar a los millones de turistas que acuden a la capital italiana que hay mucho más que ofrecer que historia e iglesias. Sin embargo, se ha convertido en un ejemplo de lo difícil que es llevar a cabo proyectos de construcción emblemáticos en la era moderna.
Los bancos italianos Intesa Sanpaolo y UniCredit tuvieron que amortizar el 95% de su exposición crediticia a su propietario en una reestructuración previa. Y las negociaciones para captar nuevos fondos de inversores, incluyendo a Zetland Capital, especialista en deuda con sede en Londres, se han prolongado durante años sin concluir, según documentos de la compañía a los que ha tenido acceso Bloomberg. Esto genera aún más dudas sobre el futuro del proyecto
El local, ubicado en el distrito EUR de Roma -un barrio desarrollado inicialmente durante la época fascista y hogar de la arquitectura monumental popular en aquel entonces- lleva casi dos décadas en construcción y probablemente quebrará si no abre pronto. Los posibles socios esperan hasta obtener la financiación.
El proyecto de 13.000 metros cuadrados, que albergará más de 100 especies marinas, ya ha costado más de 100 millones de euros y necesita al menos otros 20 millones de euros para superar las dificultades financieras y finalizar la obra, según documentos corporativos.
Para empeorar las cosas, existe una prolongada disputa legal con la autoridad del distrito EUR, que reclama una indemnización al operador del sitio, Mare Nostrum Romae, por los constantes retrasos. "La llegada de un nuevo socio podría ser la única oportunidad hoy para desbloquear la operación", escribió un portavoz de EUR SpA, empresa controlada por el gobierno italiano que gestiona el desarrollo de la zona, en un comunicado a Bloomberg.
El infierno de la financiación
El estancamiento y la lucha por conseguir nuevo dinero muestran cómo los ambiciosos acuerdos de construcción pueden convertirse rápidamente en un atolladero para los proveedores de financiación de la deuda, especialmente si las relaciones con los funcionarios locales se deterioran, creando un círculo vicioso de temores legales que bloquean la inversión crucial para seguir adelante.
Si bien los tribunales italianos han avanzado en los últimos años para agilizar los procesos judiciales y de insolvencia, aún tardan más que otras economías de primer nivel. Esto es una señal de alerta para los inversores internacionales, incluso en situaciones de crisis.
La idea del acuario de Roma surgió a principios de la década de 2000, y los Ricciardi, una familia local de promotores inmobiliarios, obtuvieron una concesión para construir y gestionar el sitio durante 30 años.
Tras una serie de contratiempos, retrasos y problemas para pagar sus deudas, su empresa, Mare Nostrum, buscaba abrir las puertas del lugar este año para coincidir con el Jubileo Católico, un festival que se espera atraiga a 30 millones de peregrinos a Roma. Cada vez parece más probable que pierda esa oportunidad.
Las negociaciones con Zetland, fundada por el ex director general de HIG Capital, Ahmed Hamdani, se encontraron con un obstáculo después de que ésta y otros posibles inversores pidieran garantías sobre una extensión del acuerdo de Mare Nostrum para gestionar el sitio que expirará en 2039, según documentos corporativos de la firma italiana.
EUR SpA ha dicho que estaría dispuesta a conceder una extensión de nueve años, ampliando la concesión hasta 2048, pero ha impuesto condiciones, entre ellas la de que Mare Nostrum se asocie con empresas con 'bolsillos' más profundos y más experiencia en la gestión de acuarios.