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Investigadores descubren la otra cara del derretimiento de los glaciares: "Los volcanes entran en erupción con mayor frecuencia y explosividad"

La otra cara del derretimiento de los glaciares. / Foto: Canva.

El derretimiento de los glaciares podría estar preparando silenciosamente el escenario para erupciones volcánicas más explosivas y frecuentes en el futuro, según una investigación sobre seis volcanes en los Andes chilenos, realizada por la Universidad de Wisconsin-Madison (EE. UU.). Presentado en la Conferencia Goldschmidt en Praga (República Checa), el estudio sugiere que cientos de volcanes subglaciales inactivos en todo el mundo, particularmente en la Antártida, podrían volverse más activos a medida que el cambio climático acelera el retroceso de los glaciares.

La relación entre el retroceso de los glaciares y el aumento de la actividad volcánica se conoce en Islandia desde la década de 1970, pero este es uno de los primeros estudios que explora el fenómeno en sistemas volcánicos continentales. Los hallazgos podrían ayudar a los científicos a comprender y predecir mejor la actividad volcánica en regiones cubiertas por glaciares.

Los investigadores utilizaron la datación por argón y el análisis de cristales en seis volcanes del sur de Chile, incluyendo el volcán Mocho-Choshuenco, actualmente inactivo, para investigar cómo el avance y retroceso de la capa de hielo patagónica influyó en el comportamiento volcánico pasado. Al datar con precisión erupciones anteriores y analizar cristales en rocas erupcionadas, el equipo rastreó cómo el peso y la presión del hielo glacial alteran las características del magma subterráneo.

Descubrieron que durante el pico de la última edad de hielo (hace unos 26.000 a 18.000 años), una gruesa capa de hielo suprimió el volumen de las erupciones y permitió que una gran reserva de magma rico en sílice se acumulara a 10-15 km por debajo de la superficie.

A medida que la capa de hielo se derretía rápidamente al final de la última glaciación, la repentina pérdida de peso provocó la relajación de la corteza y la expansión de los gases del magma. Esta acumulación de presión desencadenó erupciones volcánicas explosivas provenientes del yacimiento profundo, lo que dio origen al volcán.

Pablo Moreno-Yaeger, de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE. UU.), detalla: "Los glaciares tienden a suprimir el volumen de erupciones de los volcanes que se encuentran debajo. Sin embargo, a medida que los glaciares se retiran debido al cambio climático, nuestros hallazgos sugieren que estos volcanes entran en erupción con mayor frecuencia y mayor explosividad. El requisito clave para una mayor explosividad es tener inicialmente una cobertura glacial muy gruesa sobre una cámara magmática, y el punto de activación es cuando estos glaciares comienzan a retirarse, liberando presión, algo que está ocurriendo actualmente en lugares como la Antártida".

Nuestro estudio sugiere que este fenómeno no se limita a Islandia, donde se ha observado un aumento de la vulcanización, sino que también podría ocurrir en la Antártida. Otras regiones continentales, como partes de Norteamérica, Nueva Zelanda y Rusia, también merecen una mayor atención científica.

Si bien la respuesta volcánica al derretimiento de los glaciares es casi instantánea en términos geológicos, el proceso de cambios en el sistema de magma es gradual y ocurre durante siglos, lo que da cierto tiempo para el monitoreo y la alerta temprana.

Los investigadores también señalan que el aumento de la actividad volcánica podría tener impactos climáticos globales. A corto plazo, las erupciones liberan aerosoles (diminutas partículas en los gases) que pueden enfriar temporalmente el planeta. Esto se observó tras la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991, que redujo la temperatura global en aproximadamente 0,5 grados Celsius. Sin embargo, con múltiples erupciones, los efectos se revierten.

"Con el tiempo, el efecto acumulativo de múltiples erupciones puede contribuir al calentamiento global a largo plazo debido a la acumulación de gases de efecto invernadero", incide Moreno-Yaeger. "Esto crea un ciclo de retroalimentación positiva, donde el derretimiento de los glaciares desencadena erupciones, y estas, a su vez, podrían contribuir a un mayor calentamiento y derretimiento".

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