Fregar y secar los vasos puede parecer un gesto muy sencillo, casi rutinario, sin embargo, la forma en la que lo hacemos podría estar estropeando nuestra vajilla, llenándola de bacterias y malos olores. Escurrirlos de una forma adecuada no sólo nos evitará estos problemas, sino que además cuidaremos nuestra salud y la de nuestros familiares, ya que es igual de importante tanto el lavado como el secado, para conservar las condiciones de higiene óptimas.
Tras lavarlos en el fregadero, lo más común es dejarlos boca abajo en alguna superficie, ya sea un paño, un escurridor, etcétera. Es muy importante analizar cómo es la superficie en cuestión, ya que la ventilación será clave en el proceso de secado.
Respecto a los escurridores con ventilación (es decir, que tenga espacio entre la superficie y el vaso, ya sea con rejillas, ranuras o relieves, de tal forma que pueda pasar el aire), no debería haber grandes problemas.
Sin embargo, cuando secamos en superficies planas (por ejemplo, sobre un paño), la cosa cambia. Al ponerlos boca abajo y dejar que se escurran así, las bacterias y los malos olores proliferarán, ya que no existe ventilación y la humedad se acumula en el vaso.
Además, los trapos o paños pueden acumular en sí mismos mucha humedad y bacterias de otros usos, por lo que puede ser el caldo de cultivo perfecto para ellas al poner vasos mojados sobre ellos.
Así pues, la recomendación es que, si los vasos van a estar poco tiempo escurriendo, no hay gran problema, pero si por ejemplo vamos a dejarlos toda la noche, está demostrado que es mucho mejor dejarlos boca arriba.
Aunque suene poco intuitivo dejarlos boca arriba, la realidad es que también se van a secar, pero además estarán bien ventilados, potenciando que nuestra vajilla se encuentre en óptimas condiciones.
De la misma forma, para almacenarlos, también se recomienda que sea boca arriba: por un lado, puede quedar humedad cuando los guardemos, por lo que poniéndolos hacia arriba terminarán de secarse; y por el otro lado, así nos aseguraremos de que los bordes estén limpios para cuando queramos beber, ya que en los armarios donde se almacenan se puede acumular polvo y suciedad.