
No es algo que sorprenda en pleno siglo XXI. Ni mucho menos. Eso sí, vivir cerca de un pozo petrolero es tan dañino para los pulmones como la exposición diaria al humo de tabaco o la de vivir al lado de carreteras que expulsan gases por los coches, según una amplia investigación de la Universidad del Sur de California.
Centrada principalmente en vecindarios de bajos ingresos, donde la mayoría de sus residentes son latinos en Los Ángeles, el estudio -publicado en la revista científica 'Science Direct'- ha hecho hincapié en "un aumento considerable de las preocupaciones sobre justicia ambiental".
En profundidad
Más concretamente, ha evaluado un total de 961 residentes, de los cuales 792 eran latinos, 115 afroamericanos y 54 asiáticos, todos de bajos ingresos. Gracias a ellos, se ha determinado de modo contundente que quienes viven a menos de 200 metros de los pozos han manifestado una reducción de respiración "de cerca de media taza (0.128 litros) de aire".
A su vez, aquellos que viven "en dirección del viento predominante y más cerca de los pozos", han reflejado una reducción equivalente a una taza y cuarto (0.296 litros) en su volumen de aire respirado. O lo que es lo mismo: quienes viven cerca de pozos de petróleo urbanos, en especial en áreas expuestas al viento predominante, están vinculados con una disminución significativa de la función pulmonar.
Todos los datos, conviene señalar, se recolectaron entre enero de 2017 y agosto de 2019 en los vecindarios próximos a dos centros de perforación: uno inactivo al sur de Los Ángeles y otro activo en el área de Jefferson Park. Los participantes que viven cerca del sitio de perforación activo en Jefferson Park informaron significativamente de más sibilancias, dolor de garganta, mareos e irritación de ojos o nariz en comparación con los que viven cerca de los pozos inactivos.
Más detalles
"La extracción de petróleo y gas ocurre en vecindarios densamente poblados cerca de donde los residentes viven y van a la escuela. En esta investigación encontramos que vivir cerca de los sitios de petróleo está asociado con una disminución de la función pulmonar", ha manifestado Jill Johnston, profesora de Medicina Preventiva de la Escuela de Medicina Keck de USC.
En determinadas ocasiones, tal y como se ha citado antes, el daño respiratorio fue similar al que causa la exposición diaria al humo de cigarrillo de segunda mano o al producido por el humo generado por los vehículos en quienes viven cerca de las autopistas. Sin importar, claro está, las edades, sexos y grupos raciales/étnicos, ya que era igual para todos ellos.
A tener en cuenta
Para entender la magnitud de los hechos, hay que prestar atención a la siguiente conclusión de la investigación: "Los Ángeles alberga el campo urbano de petróleo más grande del país, con miles de pozos activos extrayendo crudo y gas natural cerca de hogares, escuelas y parques".
Incluso barrios exclusivos como Beverly Hills y las comunidades costeras todavía albergan pozos petroleros: tanto los pozos activos como inactivos emiten contaminantes atmosféricos y peligrosos como benceno, sulfuro de hidrógeno, partículas, carbón negro y formaldehído, muchos de los cuales son conocidos por ser irritantes respiratorios.
De ahí que el experto haya instado a reducir las emisiones, aumentar la distancia entre las operaciones petroleras y todos los residentes e invertir en energía eficiente y renovable.
Una advertencia con la que ha coincidido otra investigación de la Universidad de Colorado, que ha descubierto hace poco -relativamente- que "las personas que viven a menos de 150m de plantas petroleras o de procesamiento natural tienen 8 veces más posibilidades de padecer cáncer y sufrir otros problemas de salud".