En el Vaticano hay lugares únicos, una meca repleta de obras de arte que atraen todo el año a cientos de turistas. La Capilla Sixtina, donde tienen lugar los Cónclaves para escoger un nuevo Papa, es uno de los mejores ejemplos. Sin embargo, la Sala de las Lágrimas puede ser para algunos un poco más desconocida.
Es sin duda uno de los espacios más simbólicos que se pueden encontrar en el Vaticano y no le viene el nombre por azar. Después de que el Colegio de Cardenales toma una decisión sobre el que será el Santo Padre, y marque el rumbo de la Iglesia católica por los siguientes años, se retira a esta pequeña estancia contigua a la Capilla Sixtina.
La magnitud del cargo no es algo que se pueda ignorar y se cuenta que no han sido pocos los Papas que se han emocionado entre sus paredes antes de tomar oficialmente el cargo y anunciar el "Habemus Papam".
Dónde está y cómo es por dentro
Esta Sala de las Lágrimas se encuentra en el interior del Palacio Apostólico, justo al lado de la Capilla Sixtina, pero esta estancia no está abierta al público. Es una habitación sencilla, pero decorada con sobriedad y todo lo necesario para que el Papa se vista y prepare para este momento tan singular.
Una vez que entra el nuevo Pontífice le esperan las túnicas papales, en tres tallas por si acaso, una estola blanca, zapatos nuevos y un espejo. Aunque este momento se vive en soledad, si se requiere puede tener asistentes que lo ayuden a vestirse.
Lo que sí está claro es que aquellos que entran a la Sala de las Lágrimas cambian por toda la fuerza emocional que hay aquí. Un ejemplo fueron las palabras que en 2005 pronunció Joseph Ratzinger, antes de convertirse en Benedicto XVI: "Señor, ¿qué me estás haciendo?".
Con todo ello representa la transformación y el poder de lo espiritual, un antes y un después por decirlo de alguna manera. En el vídeo de Vaticano News se pueden ver bien "las sotanas blancas de tres tallas, la muceta y la estola con la que impartirá la bendición Urbi et Orbi tras el Habemus Papam".
