
Las personas que tienen la suerte de tener en su hogar un espacio exterior, como una terraza o un jardín, tienen que ponerlo a punto con la llegada del buen tiempo. De hecho, tanto el mes de abril como el de mayo son los momentos idóneos para limpiar el jardín, plantar nuevos ejemplares y, sobre todo, deshacerse de la posible mala hierba que haya podido aparecer a lo largo de los días de invierno.
De hecho, estas malas hierbas no solo aparecen en el césped del jardín, sino que pueden salir en cualquier parte del suelo, sobre todo, en aquellos suelos que son de grava, una opción perfecta para los caminos del jardín o para decorar cualquier rincón del exterior de la casa, pero que puede acumular mucha de esta mala hierba.
Las malas hierbas se reproducen fácil y rápidamente y, aunque no causan problemas mayores, sí que suponen un problema para la estética del jardín o la terraza. Es por ello que los profesionales paisajistas han dado algunos consejos y un truco infalible para eliminar las malas hierbas de los caminos sin necesidad de usar productos químicos ni herbicidas.
El truco para acabar con las malas hierbas
La grava es un tipo de suelo en forma de pequeñas piedras que, por lo general, suele utilizarse para evitar el crecimiento de las malas hierbas. Sin embargo, es paradójico, ya que estas piedras dejan pasar la luz, el agua de lluvia y deja huecos para que los vegetales en forma de malas hierbas se desarrollen y crezcan entre la grava. En pocos días o semanas, pueden aparecer los primeros brotes y, si no se hace nada, las raíces se incrustan profundamente, dificultando el desherbado manual.
Por lo general, si es un trozo de grava pequeño y hay pocas malas hierbas, lo primero que se suele hacer es intentar quitarlas manualmente, una a una. También muchas personas utilizan el truco del agua hirviendo, echándola sobre las malas hierbas, al mismo tiempo que se espolvorea sal en la zona.
Todos estos métodos pueden resultar efectivos, pero lo cierto es que son técnicas que funcionan solo a corto plazo, pero que no resuelven el problema en profundidad. Así, expertos paisajistas han dado un truco que no falla y que elimina el problema de raíz, nunca mejor dicho, recogido por el medio francés 20minutes.
Lo que hacen estos profesionales es estructurar correctamente el suelo desde el inicio, teniendo en cuenta dos factores: la preparación cuidadosa del terreno y la instalación de un tejido geotextil.
Esta membrana sintética, utilizada en trabajos de paisajismo, deja pasar el agua de lluvia pero evita el paso de la luz y, por tanto, no permite el crecimiento de las plantas, actuando como una barrera física infranqueable para las raíces y los gérmenes de las malas hierbas.
Los pasos para implantar un tejido geotextil en el suelo sobre el que se va a colocar la grava son:
- Limpia completamente el área de malezas, arrancando con cuidado las raíces.
- Nivela el suelo y compacta ligeramente para asegurar una instalación estable.
- Compra y desenrolla la tela geotextil, teniendo cuidado de superponer las tiras al menos 10 cm, para evitar que queden huecos por los que crezcan las malas hierbas.
- Cubre la tela con las piedras de grava.
Otras alternativas eficaces
Pero, ¿qué pasa si ya tienes la grava instalada en el suelo de tu jardín? Hay alternativas para aquellas personas menos previsoras que, ahora, tienen problemas de malas hierbas, así como para zonas en las que sea difícil, por el terreno, implantar una tela antes de la grava.
En concreto, se trata de métodos naturales permiten un mantenimiento regular sin productos químicos. No sustituyen una barrera física, pero limitan la proliferación de las malas hierbas, como es el caso del comentado agua hirviendo, que se debe verter justamente sobre las plantas que se desea eliminar.
Por otro lado, también está el remedio natural del vinagre blanco, que ayuda a secar las hojas, por lo que hay que echarlo con cuidado de no afectar a otras posibles plantas cercanas. Lo mismo pasa con la sal, que utilizada de forma ocasional, puede ayudar a secar las plantas, pero degrada la composición del suelo de manera permanente, por lo que solo se debe usar en zonas muy específicas.