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Especial Salud

La resistencia a los antibióticos golpearía el PIB hasta en un 4%

  • Si no se toman medidas, de cara al año 2050, la resistencia a los antimicrobianos puede suponer un aumento de 159.000 millones de dólares por año a nivel mundial y ser responsable de 38,5 millones de muertes
  • Además de ser responsable de 38,5 millones de muertes
La meta de Sanidad para 2030 es reducir el consumo de antimicrobianos en un 27% en dosis diarias por 1.000 habitantes/día entre los años 2019 y 2030. iStock
Pilar Ceballos

Los antimicrobianos son medicamentos, como los antibióticos, que eliminan o controlan los microbios que causan enfermedades. La resistencia a los antibióticos (RAM) se produce cuando los microorganismos mutan o se adaptan de forma que toleran a los antimicrobianos. Esto hace que los tratamientos sean ineficaces, según el Grupo Banco Mundial. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha declarado la RAM como una de las diez amenazas mundiales para la salud.

Sentir malestar y no poder remediarlo afecta directamente a la calidad de vida y a las acciones cotidianas y, como consecuencia, a la actividad económica de un país. De hecho, "diversos modelos económicos proyectan que, para 2050, la resistencia antimicrobiana podría recortar entre un 1,1% y un 3,8% el PIB global anual", explica el doctor Daniel Fernández, médico general y colaborador de Doctoralia. Y añade que en el peor escenario "estaríamos hablando de casi un 4% menos de riqueza mundial cada año a partir de 2050". En el caso de España, pese a que no se dispone de una cifra exacta de la caída del PIB, Fernández manifiesta que la resistencia bacteriana "podría acarrear en nuestro país un coste adicional de 150 millones de euros anuales en atención sanitaria". Todo ello, sumado al gasto sanitario normal.

Sin embargo, estas cifras no sorprenden. En 2016, el Grupo Banco Mundial alertaba que, para mediados del siglo, "las infecciones resistentes a los medicamentos podrían causar daños económicos similares a los de la crisis financiera de 2008". Además del coste económico que supone esta problemática, también existe un peso personal. En 2022, esta resistencia provocó el fallecimiento de "al menos 1,15 millones de personas", según el informe de la misma entidad Prever las consecuencias de la RAM: evitar los impactos sanitarios y económicos mediante políticas e inversiones.

De cara a las previsiones a futuro, el documento expone tres posibles escenarios. En el caso de que no se tomen medidas y continúe la resistencia en la misma línea, se estima que entre 2025 y 2050 "la RAM sea la responsable de 38,5 millones de muertes", mientras que los costes económicos aumentarían a 159.000 millones de dólares por año a nivel mundial. Si esta situación empeora, la previsión asciende a 45,2 millones de muertes, en las que "las personas mayores de 70 años serían las más afectadas, con un aumento del 131% en las muertes de este grupo de edad". En el plano económico, el empeoramiento se vería reflejado con una pérdida de 325.000 millones de dólares al año.

Sin embargo, para el Banco Mundial no todo está perdido y propone un tercer escenario. El documento indica que "con inversiones en la innovación de medicamentos y mejoras en la atención sanitaria, estos costos podrían reducirse". En el plano humano, se evitaría 10,2 millones de muertes entre 2025 y 2050 con la liberación regular de nuevos antimicrobianos para humanos. En el plano económico, se reduciría en costes 97.000 millones de dólares por año. Además, se incrementaría la fuerza laboral en 23 millones de trabajadores, las tasas de turismo aumentarían un 1,2% y, la hostelería, un 0,60%, "añadiendo 960.000 millones de dólares al PIB anual, además de generar un adicional 679.000 millones de dólares en valor de salud", especifica el informe.

Los más afectados

La resistencia a los antibióticos se extiende a todos los puntos del planeta, sin embargo, ubica el peor escenario posible en los países más empobrecidos. De hecho, "preocupa que la resistencia antimicrobiana pueda hacer inalcanzable el objetivo global de eliminar la pobreza extrema para 2030, revirtiendo parte de los avances logrados", manifiesta el doctor. Y agrega que las regiones más afectadas serían África subsahariana y ciertas zonas de Asia meridional, "donde los ingresos son menores, la carga de enfermedades infecciosas alta y los sistemas de salud más débiles".

De hecho, el informe del Grupo Banco Mundial, especifica que "la carga para la salud humana será más profunda en los países de ingresos bajos y medios (PIBM)". En Asia del Sur, los fallecimientos se cifrarían en 630.000 al año. Por su parte, en el Sudeste Asiático, en Asia Oriental y en Oceanía las muertes por RAM se elevarían a 390.000 y, en África subsahariana, a 320.000. No obstante, "con el desarrollo de nuevos antimicrobianos gramnegativos se pueden salvar más de 10 millones de vidas entre 2025 y 2050". Si a ello se le suma una mejor atención sanitaria y vacunación, así como agua potable, saneamiento e higiene (WASH) en estos países, podría aumentar este impacto y salvar 110 millones de vidas tanto de infecciones RAM como de infecciones no RAM.

En relación con la causa de la resistencia, los expertos apuntan al uso inadecuado o excesivo de los antimicrobianos como la principal causa de este fenómeno. "Cuando exponemos a las bacterias repetidamente a los antibióticos, las más débiles mueren pero las más fuertes, las que tienen mutaciones o mecanismos de defensa, sobreviven y se reproducen y, con el tiempo, esto selecciona cepas resistentes", explica el doctor.

Los tres escenarios posibles
Los escenarios posibles según mejore o empeore tal resistencia

Aún así, insiste en que intervienen más factores. Según el PRAN (Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos), estos son el uso incorrecto en salud humana, el abuso de antibióticos en veterinaria y agricultura, la falta de medidas de prevención e infección cruzada o aspectos biológicos inevitables.

En cuanto a las consecuencias en la industria, en el contexto actual, donde el mercado está globalizado e interconectado, el volumen de exportaciones podría disminuir. Es el caso de los sectores ganadero y agrícola, "muy dependientes de la exportación de alimentos, que podrían verse limitados si emergen bacterias resistentes que afecten al ganado", explica el doctor. Como consecuencia, la industria del transporte y la logística también sufrirían una menor demanda de movimientos de mercancías.

En lo que respecta a España, cuya economía es abierta y está integrada en mercados europeos y extranjeros, esta ralentización afectaría, principalmente, al sector agroalimentario porque "somos grandes exportadores de carnes, pescados y frutas", enumera Fernández y señala que "el sector turístico podría verse afectado indirectamente".

Invertir como solución

Existen varias hojas de ruta para hacer frente a esta amenaza. Para llevarlo a cabo, algunos hospitales y centros de salud han desarrollado programas PROA(Programas de Optimización de Antimicrobianos), donde equipos de médicos, microbiólogos y farmacéuticos revisan qué antibiótico se prescribe, intentando evitar los innecesarios o de espectro demasiado amplio. Para la OMS, la vacunación es esencial porque "es prioritario prevenir las infecciones".

La lucha contra el consumo de antibióticos en humanos en España se ha estancado en los últimos diez años. Si bien hasta el año pasado se había conseguido llegar a una disminución del 17% en el consumo de estos medicamentos, este porcentaje se ha reducido ahora al 13,5%, según los datos actualizados del PRAN, presentados por el Ministerio de Sanidad el pasado noviembre. La meta de Sanidad para 2030 es reducir el consumo de antimicrobianos en un 27% en dosis diarias por 1.000 habitantes/día entre los años 2019 y 2030, tanto en los hospitales como en los antibióticos que se adquieren con receta en la red de farmacias españolas. Pese a esta ralentización, España sigue siendo el primer país a nivel europeo en reducir el consumo de antibióticos veterinarios y el tercero en salud humana.

Aún así, las bacterias se van haciendo resistentes a los antibióticos con el paso del tiempo, por lo que la investigación es imprescindible, al igual que la inversión. Para favorecer el acceso al mercado de nuevos antibióticos, la Comisión Europea ha propuesto diferentes soluciones. La primera de ellas es utilizar bonos de extensión de exclusividad transferible. Otra de las soluciones para incentivar a las farmacéuticas es la implantación del modelo de suscripción que, con matices diferentes, ya se está implementando en Reino Unido y Suecia.

Aún así, Fernández explica que "cerca del 90% de los países tienen un plan nacional de resistencia, pero muchos carecen de fondos para aplicarlo". Pese a ello, el doctor concluye en que "es necesario priorizar este tema en la agenda internacional durante los próximos 20-30 años", porque "es una solución a largo plazo".