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¿Qué pasa con el Banco del Vaticano (IOR) cuando muere un papa?

Papa Francisco saludando a los fieles. Fuente: EFE.

El papa Francisco ha fallecido este lunes 21 de abril como consecuencia de un ictus cerebral, tan solo un día después de su última aparición pública el domingo en la plaza de San Pedro durante el Urbi et Orbi. El funeral, siguiendo el protocolo, será el sábado 26 de abril a las 10:00 horas.

Se llevará a cabo nada más y nada menos que en la Plaza de San Pedro y será oficiado por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio de Cardenales. Al no acudir a este acto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la representación de España recaerá sobre otras personas.

Más concretamente, sobre la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños; y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Por si fuera poco, el Gobierno también ha contactado con la dirección del PP para ofrecer a Alberto Núñez Feijóo la posibilidad de que forme parte de la comitiva oficial que viajará al Vaticano.

En profundidad

Y que liderarán los Reyes, claro está. Ante este panorama, son numerosos los españoles y españolas que se preguntan qué pasa ahora con el Banco del Vaticano (IOR, Istituto per le Opere di Religione por sus siglas en italiano), una institución de la Iglesia católica situada en la Ciudad del Vaticano.

Fundado por el papa Pío XII en 1942 con el objetivo de conservar y administrar los bienes confiados al Instituto por personas físicas o jurídicas que tengan por meta actividades religiosas o caritativas, permite a la Santa Sede administrar sus recursos y sirve para financiar a las iglesias con mayores necesidades económicas situadas en los países más pobres.

Más detalles

Pese a que no se trata de un banco convencional, opera de una manera muy similar. Y es que ofrece servicios de depósitos, transferencias y gestión de activos. Sus clientes incluyen congregaciones religiosas, órdenes, dicasterios, obispos y algunos particulares vinculados a la Iglesia.

Protagonista de numerosos casos polémicos a lo largo de su historia, conviene señalar que cuando muere un papa, ocurren varios procesos formales dentro del Vaticano que afectan directamente al Banco del Vaticano. Aunque este no se cierra ni deja de operar.

A tener en cuenta

A continuación, todos los detalles:

  1. Cese del cargo del papa y el período de sede vacante. Cuando un papa muere (o renuncia), se declara el estado de sede vacante. Esto se traduce como que la Santa Sede no tiene cabeza visible, y el gobierno ordinario de la Iglesia queda en manos del Colegio de Cardenales, aunque con poderes limitados.
  2. Supervisión del IOR durante la sede vacante. Sigue operando, pero con una vigilancia más estricta.
    1. El papa es la autoridad suprema en todos los organismos del Vaticano, incluido el IOR. Al morir, queda suspendida su autoridad directa.
    2. Las actividades del banco continúan, pero las decisiones importantes o de largo alcance quedan congeladas hasta la elección de un nuevo papa.
    3. La Comisión de Cardenales que supervisa el IOR y su presidente siguen en funciones, pero con un enfoque conservador.
  3. Prevención de movimientos financieros sospechosos. Durante el interregno, se refuerzan los controles para evitar fraudes, movimientos sospechosos o abusos financieros. Esto, en parte, es por la sensibilidad del instante y por el historial de escándalos financieros que ha tenido el banco.
  4. Continuidad administrativa. El IOR se encuentra estructurado como una institución autónoma dentro del Vaticano. Su presidente, consejo de supervisión y auditores no cesan sus funciones automáticamente con la muerte del papa, por lo que puede seguir operando con normalidad administrativa.
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