
Las universidades privadas andaluzas han quedado también en el centro del debate político y académico tras las recientes declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha acusado a algunos centros de funcionar como "máquinas expendedoras de títulos".
Estas palabras llegan en un momento de especial efervescencia en la comunidad, donde se han autorizado cinco nuevas universidades privadas desde 2019, coincidiendo con una creciente presencia de grupos educativos y una expansión del modelo de colaboración público-privada en el ámbito de la educación superior.
En los últimos años, la Junta de Andalucía ha dado luz verde a proyectos académicos impulsados por grandes grupos empresariales del sector educativo, que han encontrado en Málaga y Sevilla un entorno favorable para su desarrollo. Entre las universidades aprobadas se encuentran:
Una de ellas es la Universidad CEU Fernando III, promovida por la Fundación Universitaria San Pablo CEU, que comenzó su actividad en el curso 2024-2025 con sede en Bormujos (Sevilla). Imparte grados en Administración y Dirección de Empresas, Derecho, Relaciones Internacionales y áreas vinculadas a la gestión empresarial.
Por otro lado, Universidad Tecnológica Atlántico-Mediterránea (UTAMED), con sede en Málaga, fue aprobada como universidad online de carácter privado. Su primera oferta académica incluye títulos oficiales en Derecho, Empresa Digital, Ciencias Sociales y Ciencias de la Salud, y tiene previsto iniciar su actividad en el curso 2025-2026.
La Universidad Europea de Andalucía, vinculada al Grupo Planeta, tiene previsto abrir también en Málaga en el mismo curso. Contará con tres facultades: Ciencias Biomédicas y del Deporte, Ciencias Sociales y Escuela Politécnica, centradas en la innovación y la conexión con el entorno profesional.
La Universidad Alfonso X el Sabio Mare Nostrum, dependiente de la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid, también abrirá en Málaga y prevé impartir titulaciones en Salud y Deporte, Negocio y Tecnología, y Arte y Diseño. Su campus estará en el entorno de la zona universitaria de Teatinos.
A estos proyectos se suma la Universidad Europea de las Américas, con sede prevista en Dos Hermanas (Sevilla), aún en fase de desarrollo. Está impulsada por un grupo empresarial latinoamericano y su enfoque académico gira en torno a las ciencias sociales y jurídicas, aunque aún no tiene fecha confirmada de inicio.
Una inversión que supera los 100 millones
Estos proyectos prevén captar miles de alumnos y suponen una inversión conjunta que supera los 100 millones de euros en infraestructuras, tecnología y personal docente, según estimaciones del sector. Para el Gobierno andaluz, su implantación responde a la creciente demanda de titulaciones especializadas, formación bilingüe, flexibilidad académica y alianzas internacionales.
Las declaraciones del presidente del Gobierno han desatado una tormenta política. Sánchez ha defendido que el Ministerio de Universidades trabaja en el refuerzo de los controles de calidad para impedir "la privatización sin garantías del sistema universitario". La ministra Pilar Alegría ha señalado que se exigirá que cualquier nueva universidad acredite solvencia académica, al menos tres programas de doctorado y presencia en varias ramas del conocimiento, además de someterse a evaluaciones vinculantes de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).
La respuesta desde la Junta ha sido inmediata. El consejero de Universidad, José Carlos Gómez Villamandos, ha acusado al presidente del Gobierno de "engañar" al decir que la financiación universitaria andaluza está congelada. Según sus datos, la inversión ha crecido un 30% desde 2018, con 369 millones de euros más. Villamandos defiende que "todas las universidades aprobadas cumplen la ley y están sujetas a un marco regulatorio garantista". Asegura además que la Junta ha reforzado en paralelo la financiación de las universidades públicas andaluzas, cuyos presupuestos han crecido en los últimos años.
Fragmentación del sistema
Por parte de los rectores de las universidades públicas, la preocupación es evidente. Consideran que la expansión del modelo privado, especialmente en áreas con alta concentración como Málaga, puede provocar una fragmentación del sistema y restar alumnos y recursos a los campus públicos. "No se trata de competir, sino de colaborar bajo criterios de calidad y servicio público", han expresado algunos representantes académicos, que también reclaman una planificación coordinada para evitar duplicidades innecesarias.
La oposición política también se ha sumado al debate. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha defendido que "hay bastantes más chiringuitos en el Gobierno que en las universidades privadas", acusando a Sánchez de abrir un nuevo frente ideológico. Mientras que en Andalucía, el Ejecutivo de Juanma Moreno insiste en que estas instituciones complementan la oferta pública y contribuyen al desarrollo económico y educativo.
Málaga como epicentro
Málaga se ha convertido en el epicentro de este fenómeno. La ciudad no solo alberga varios de los nuevos proyectos universitarios, sino que además lidera el crecimiento en innovación, digitalización y atracción de talento internacional. Su ecosistema educativo está cada vez más vinculado a los polos tecnológicos y empresas digitales, lo que ha favorecido la llegada de nuevas universidades orientadas a la empleabilidad, la formación práctica y la conexión con el mundo profesional.
El debate sobre el papel de las universidades privadas en el modelo educativo español no es nuevo, pero ha adquirido un tono especialmente encendido en este contexto de polarización política. La clave, según coinciden muchas voces del sector, no reside tanto en quién gestiona la universidad, sino en si cumple con los estándares de calidad y responde a las necesidades de los estudiantes y del país.
Por ahora, cinco nuevas universidades andaluzas esperan consolidarse en los próximos cursos. Mientras tanto, el sistema universitario español se enfrenta a una disyuntiva: reforzar el equilibrio entre lo público y lo privado o convertir la educación superior en un nuevo campo de batalla político.