
La Comunidad de Madrid ha completado la instalación del último desfibrilador en la red de Metro, consolidándolo como uno de los transportes más cardioprotegidos de Europa. Con un total de 316 dispositivos distribuidos en estaciones y centros de trabajo, estos aparatos han permitido trasladar con vida al hospital al 80% de los pasajeros que los han necesitado.
El último equipo se ha colocado en la estación de Manoteras (Línea 4) y ha contado con la presencia del consejero de Vivienda y Administración Local en funciones, David Pérez. Durante el acto, Pérez ha destacado la importancia de esta medida: "La instalación de desfibriladores en todo el suburbano tiene un objetivo claro: salvar vidas. Su uso inmediato ante una parada cardiorrespiratoria mejora las posibilidades de supervivencia y reduce secuelas", afirmó.
Un sistema por encima de la normativa
La legislación exige la presencia de desfibriladores en estaciones con más de 5.000 viajeros diarios, pero Metro de Madrid ha ido más allá, instalándolos en toda su red. Desde 2017, cuando comenzó el despliegue de estos equipos, se han utilizado en 25 ocasiones. En 20 de esos casos se confirmó una incidencia cardiaca y, en 12 de ellos, la rápida actuación permitió trasladar a los afectados con vida a un centro hospitalario.
¿Quién lo puede usar?
El uso de los desfibriladores no está restringido al personal sanitario. Cualquier trabajador o usuario puede emplearlos tras contactar con el 112, ya que estos dispositivos están conectados permanentemente con el servicio de emergencias.
? Un desfibrilador puede salvar vidas.
— Metro de Madrid (@metro_madrid) February 27, 2025
? Por eso en Metro de Madrid contamos con 319 desfibriladores entre centros de trabajo y estaciones.#ViajaSeguro pic.twitter.com/CuPH70KP8F
La importancia de una intervención rápida
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo occidental, y entre ellas destaca la muerte súbita cardiaca. La mayoría de estos episodios ocurren fuera del entorno hospitalario, lo que hace crucial la disponibilidad de desfibriladores en lugares de gran afluencia.
El proceso para atender una parada cardiorrespiratoria se basa en la denominada cadena de supervivencia, que incluye cuatro pasos clave:
- Reconocimiento de la situación y aviso inmediato a emergencias.
- Inicio de maniobras de reanimación básica.
- Uso precoz del desfibrilador.
- Atención avanzada por los servicios sanitarios.
Los avances tecnológicos han permitido que los desfibriladores externos automatizados (DEA) sean cada vez más accesibles y fáciles de usar, convirtiéndose en una herramienta fundamental para salvar vidas.