Una de las luchas del primer cuarto de siglo es la igualdad de género. Desde el año 2000, las mujeres han ido ganando poder de forma paulatina, tanto en la esfera pública como en la privada. Así, el Índice de brecha de género se ha conseguido cerrar hasta un 79,7%, más de siete puntos porcentuales respecto al año anterior, según el último Informe Global del Foro Económico Mundial.
La situación de las mujeres en España ha mejorado, teniendo en cuenta que en 2006 dicho índice se encontraba en 73,19%, aun así "persisten desigualdades en aspectos como la participación económica", además de desafíos en la representación femenina en puestos de alta dirección, "donde la brecha aún es notable (un 53,2%)", argumenta Marta Grañó, profesora de liderazgo en OBS Business School.
Aunque en 1978 las mujeres se incorporaran masivamente al mundo laboral, tras el final de la dictadura, la realidad es que ellas siempre formaron parte de la fuerza productiva -sin dejar la reproductiva-, ya fuera con peores condiciones laborales o con el permiso de su marido. Casi medio siglo después, la tasa de empleo femenino en España supera el 50% (53,58%), "en contraste con el 35% registrado a principios del siglo XXI", explica Gañó, aunque el género femenino "continúa estando subrepresentado en sectores de mayor remuneración y en posiciones de liderazgo", además de experimentar tasas más altas de empleo a tiempo parcial y temporal que sus homólogos masculinos. No obstante, en la última década el porcentaje de mujeres que optaba por un empleo a tiempo parcial por cuidados de familiares ha aumentado de un 16,5% en 2009, a un 17,3% en 2023. Del mismo modo, el porcentaje de las que eligieron esta modalidad por motivos de estudios también se ha visto incrementado, pasando del 7,3% al 8,9%, respectivamente.
Una de las brechas se encuentra en la repartición del trabajo, que evidencia la segregación horizontal existente en las sociedades contemporáneas. Mientras que, en sectores como la educación, la sanidad y los servicios sociales muestran una mayor presencia femenina, alcanzando hasta el 70%, otros como los STEM y la industria se encuentran "más rezagados". En tecnología e ingeniería la presencia de ellas ha aumentado con respecto al principio del siglo XXI, sin embargo, "todavía representan solo el 28,2%". Por el contrario, los hombres han ingresado en mayor medida en sectores tradicionalmente feminizados como la educación y la sanidad, alcanzando un 35%, dejando en evidencia la inexistente proporción entre la integración de ellas en profesiones, cuya remuneración y proyección es menor.
La implementación de leyes de igualdad salarial y la creciente conciencia sobre la necesidad de eliminar la discriminación salarial son dos factores que han promovido mayor igualdad en el primer cuarto de siglo, según la profesora. Los datos registrados así lo demuestran. En 2025, "las mujeres ganan aproximadamente un 85% del salario de los hombres por trabajos de igual valor", una cifra que refleja que en España sigue existiendo brecha salarial, pese a la mejora con respecto a los años 2000 cuando ganaban el 70% del salario de sus homólogos masculinos.
Casi a finales de la primera década, en 2008, el ingreso medio de las mujeres trabajadoras era de 18.910,62 euros, un salario que no llegaba al mínimo anual, que en ese año cifraba en 21.883,42 euros. Los hombres ganaban un 15,72% más que ellas, ingresando anualmente 24.203,33 euros, según el INE (Instituto Nacional de Estadística).
En 2022, cuando el salario medio cifraba en 26.949 euros, los ingresos medios anuales de las mujeres trabajadoras era de 24.359,82 euros, 5.022 menos que el de los hombres. Por lo que, casi 15 años después, la brecha salarial se había reducido tan solo 250 euros.
Según el Informe de OBS Business School, la perpetuación de estas desigualdades a nivel mundial se debe "a la falta de legislación que garantice la igualdad salarial". De hecho, "en 93 de los 190 países analizados por el Banco Mundial no existe una normativa que obligue a la igualdad salarial por un trabajo de igual valor", planteó el informe Mujer, Empresa y el Derecho 2023, llevado a cabo por la entidad bancaria. También añadió que la situación es "preocupante" en regiones como Asia del Sur, "donde el 80% de los países carecen de leyes que aseguren la igualdad de remuneración entre géneros". Este mismo indicador se sitúa en un 63,6% en Latino América y Caribe. Europa es la región con mejor posición en este punto, puesto que "solo un 12,8% de los países no tienen leyes de igualdad en la retribución", concluye.
Además de existir la discriminación horizontal en el mundo laboral, también se da la discriminación vertical, que consiste en que, en un mismo trabajo, los hombres y las mujeres suelen adquirir diferentes roles, donde ellos desempeñan en mayor proporción tareas de liderazgo, por lo que tienen más posibilidades de percibir mejores salarios y oportunidades de promoción.
Según datos del World Economic Forum (2024), las mujeres representan aproximadamente el 42% de la fuerza laboral mundial, "pero su presencia en roles de alta dirección disminuye a un 31,7%". En la última década, su participación en estas categorías ha aumentado solo un 1,3%.
La brecha de género en la progresión hacia roles de liderazgo, conocida como drop to the top, es más pronunciada en ocupaciones STEM, donde "solo el 42% de las mujeres alcanzan niveles ejecutivos, en comparación con el 46.3% en ocupaciones no-STEM", expone el Informe Brecha de Género 2025 de OBS Business School. La disparidad entre ambos sectores se limita al nivel de directoras, con una diferencia de únicamente 6,7 puntos porcentuales.
El liderazgo femenino en Inteligencia Artificial es otro ámbito en el que persiste una subrepresentación significativa. Según el informe Women in Tech Leadership 2023 de McKinsey, "solo el 10% de las empresas tecnológicas líderes en IA tienen mujeres en roles de alta dirección, como CEO, CTO o directora de innovación". Este porcentaje es ligeramente superior en startups, en cuyas empresas alcanzan el 14%.
Las razones de esta desigualdad, expone la profesora de liderazgo OBS Business School, se debe a factores culturales y educativos que promueven los estereotipos de género, los cuales se construyen "desde edades tempranas, lo que reduce su participación en estas disciplinas". A ello se le suma la falta de referentes femeninos, lo que "dificulta la aspiración de las jóvenes a desarrollar carreras en este ámbito", añade.
Pese a que España está entre los diez países con mayor igualdad de género, todavía no se ha alcanzado al 100%. Por ello, la profesora Grañó, quien ve el acceso de las mujeres a sectores estratégicos como STEM y a las posiciones de liderazgo como los principales retos del ámbito laboral, propone actuar a través de tres hojas de ruta. Por un lado, a partir de la educación "promoviendo el interés de las niñas por la ciencia y la tecnología mediante programas específicos y modelos femeninos inspiradores". Por otro, en las empresas "se han de implementar políticas de igualdad salarial, garantizando procesos de selección y promoción transparentes". Por último, a través de la cultura "es necesario visibilizar los logros de las mujeres en STEM para romper con los roles tradicionales", manifiesta la profesora de OBS Business School.