
María González Durán es toda una celebridad en redes sociales. María Speakenglish la llaman. Con sus 'truquitos' para hablar inglés ha construido una comunidad de más de un millón de seguidores en Tiktok, casi 820.000 en Instagram y cientos de miles en otras redes. Su newsletter llega cada jueves a los correos electrónicos de 100.000 personas. Son cifras de influencer. Pero no son todo lo que hay. María, a sus 28 años, es una emprendedora, con una plataforma de cursos en inglés con 40.000 alumnos, tres libros publicados por Penguin y su propia línea de material de escritura (agendas, cuadernos …) editada por TanTanFan. Una empresa que crece y que se profesionaliza. De los 'truquitos' al 'business'.
"Empecé a crear en redes sociales y de ahí nació un proyecto del que estoy totalmente enamorada, del que estoy muy orgullosa", explicaba recientemente María G. Durán en el encuentro Female Startup Leaders (FSL), en el hotel Puente Romano Beach Resort de Marbella, ante un grupo de empresarias y directivas. María comenzó a subir sus vídeos de inglés hace cinco años. Pero en realidad todo empezó antes. Mucho antes.
La imagen es la de una niña de siete u ocho años, con coletas y un mechó sobre la frente, que cierra fuerte los ojos y aprieta los labios frente a la cámara. "Mi madre me ponía mucha música en inglés, y yo conectaba de alguna forma con cantantes como Michael Jackson, John Denver, Don McLean … Y tenía una curiosidad tremenda por saber qué decían esas personas. En plan, quiero entender qué historia me están contando. Así que empecé a traducir las canciones. Y un poquito más adelante, con 11 años, abrí una cuenta de YouTube. Todas las tardes me dedicaba a traducir y subtitular películas y canciones en inglés. Sentía que esa conexión con la música y con el idioma la quería compartir con el mundo, quería que las personas sintieran la música como yo".
Hay otra imagen. Dos chicas jóvenes bajo la lluvia, con impermeables, y bajo las capuchas la sonrisa del que descubre el mundo. Están frente a las esclusas de Candem Town. Una es María, con 14 años. La otra es su hermana. "Fue un momento decisivo en mi vida. Mis padres deciden enviarnos dos semanas a Londres. No fue mucho tiempo, pero suficiente para mí: tenía totalmente claro que lo mío tenía que ser en inglés". A la vuelta de ese viaje se matriculó en la Universidad de Málaga, donde se graduó como Traductora. Y después a la Universidad de Toulouse, para aprender un segundo idioma. Allí comenzó a dar clases de inglés en la universidad y construía su vida lejos de Málaga. Hasta que llegó el Covid. Y vuelta a casa.
El primer vídeo
"Hubo que empezar de cero. Necesitaba un cambio en mi vida, estaba un poco deprimida como todo con la pandemia". Otra imagen, tal vez la que marca su vida. Noviembre de 2020. María está en la cocina de casa. Plano corto hacia su rostro, luz blanca y plana, maquillaje suave, sudadera negra, el pelo suelto y algo revuelto. No se ve a su pareja, pero está ahí. A partir de este momento, en esta historia siempre está Sergio. Siempre fuera de cámara: "María, todas esas curiosidades que me cuentas, todas esas cosas de inglés, de música, tal, por favor, coge el móvil, grábate y cuéntaselo al mundo". Y María se arranca. "Oye, no digas siempre thank you. Puedes decir some other things …". Su primer vídeo.
No fue ninguna bomba. Pero sí llegaron de vuelta dos o tres comentarios. 'Oye, María, me encanta, sigue haciendo esto'. "Así que seguí subiendo vídeos. Y seguía recibiendo feedback que me animaba a seguir creando. Me di cuenta de que lo que estaba construyendo no era una simple cuenta con seguidores, una audiencia, sino una comunidad que interactúa contigo, comparte contigo, tiene cosas en común, con un sentimiento como de ayuda mutua".
Constancia, coherencia y fidelidad a unos valores. Son la receta de María G. Durán para construir su comunidad y alimentarla. Daba clases por la mañana en una jornada laboral de ocho horas y creaba contenidos por la tarde varias horas más. Así un día y otro. Mes tras mes. Con mejoras continuas en calidad de imagen, enfoque y técnica en cada vídeo. Los ahorros se van en una cámara nueva. Y cada día, horas y horas sin retorno económico. Hasta que el ritmo se hizo insostenible.
"Me di cuenta de que la comunidad me exigía un trabajo 'full time'. Es crear vídeos y stories, escuchar a la comunidad, comentar … Pensar los vídeos, grabar, editar, publicar, interactuar". El ritmo no era sostenible, aunque se aguantó durante más de medio año. Había que decidir. O monetizar el esfuerzo o dejarlo. "Y dejarlo no era una opción".
Se desechó también el camino de colaborar con marcas para rentabilizar los vídeos. Tenía que ser de otra forma, "un proyecto propio que realmente te haga no no depender de nadie y ser fiel a lo que tú quieres hacer, a tu misión y a tus valores Llegamos a la conclusión que, como siempre, había que preguntar a la comunidad. ¿Qué puedo hacer para ayudarte? Preguntamos a través de un formulario". La comunidad le pidió clases particulares. Era inviable. "No puedo multiplicarme por mil". En esa disyuntiva, hubo una gran respuesta a la posibilidad de cursos on line, por encima de clases grupales u otros profesores de confianza.
Cursos
Así que el proyecto eran los cursos. "Pero yo no tenía ni idea de crear cursos, nunca había estructurado uno y menos aún lo había grabado. Y mi pareja, que se encarga de la parte técnica, tampoco tenía ni idea de hacer webs ni nada por el estilo". Todo se hizo de forma exprés, dándose un plazo de dos meses para investigar en un mundo nuevo.

María comenzó a grabar a los pocos días. "Estaba tan motivada cuando terminé de grabar el curso que cogí el móvil y dije, 'ya está disponible, sale el lunes'. Mi pareja se enteró en el ascensor viniendo para mi casa. No estaba la web, ni la plataforma de mailing, ni el marketing … Todo se hizo prácticamente en un fin de semana.
Y salió el curso. Enero de 2021. "Recuerdo que en el momento en el que lanzamos el curso las notificaciones con las inscripciones estaban encendidas y el móvil no paraba de sonar. Nos cambió totalmente la vida, de verdad. La idea es que con lo que facturase ese curso pudiese vivir durante un año sin depender de otras personas para sacarle partido a mi creatividad y a la creación de contenido. Fue el punto de no retorno".
Planteamiento empresarial
"Los creadores de contenido no solamente somos comunicadores, sino que también podemos ser empresarios. Me parece crucial. El creador de contenido puede ser la fuente desde donde nazca todo. No tienes por qué alquilar tu comunidad. La conocemos mejor que nadie, tenemos un canal directo con ella, y sabemos cómo ayudarles", explica.
El planteamiento empresarial fue hacerlo todo entre María y su pareja. Sin depender de terceros ni en la parte de creación, ni en el aspecto comercial ni en el desarrollo técnico necesario. "Es muy interesante poder ejecutar como una startup", resume.
"Desde el principio fuimos muy conscientes de que nosotros queríamos hacer todo con el equipo mínimo viable, es decir, queríamos hacer de todo y aprender de todo antes de delegar. Queríamos escalar en negocio sin escalar en equipo. Hemos tenido que aprender de todo, de todas las áreas posibles de branding, de soporte, desarrollo, diseño, edición, grabación, ideación, distribución de contenido", explica.
El desarrollo técnico pasó por mejorar aquel primer vídeo casero subido a Tiktok en 2020 en cada nueva entrega, optimizando la imagen, mejorando la edición, adquisición de material. Y en el enfoque, con vídeos mucho más cuidados y más contextuales. "Si yo te quiero enseñar truquitos con una carnicería, voy a la carnicería y lo grabo en la carnicería para que sea lo más contextual posible y tú realmente aprendas de forma efectiva".
Cuando llegaron los cursos se montó un estudio ya más profesionalizado. En cada vídeo, se grabe en la calle o en el estudio, se ve el gusto por los detalles. Gamas de colores, encuadres muy cuidados, edición vertiginosa y divertida … Todo ayuda.
La web también evolucionó . "La primera plataforma informática de 2021 no tiene absolutamente nada que ver con la actual", indica María. En pikingli.com están los cursos.
Expansión
La empresa ha comenzado a expandirse ahora, con personal de apoyo en la parte de diseño y desarrollo web y en grabación y edición. Habrás más incorporaciones para creación de materiales, comunicación y soporte.
"Hemos comenzado a delegar y estamos muy contentos. Al principio para temas de inglés, pero hemos abierto varias verticales. Está el Pikingli School, la academia, a la que vamos a incorporar más novedades. Además tenemos la vertical de los libros, con tres publicaciones ya lanzadas con Penguin. Y el tema de productos de papelería", resume.
Y han llegado las colaboraciones. Muy escogidas. "Estamos muy orgullosos de colaborar con la Embajada británica, con Cambridge, con el Parlamento Europeo. "Este tipo de colaboraciones posiblemente no habrían llegado si hubiéramos dicho que sí a otras cosas que a lo mejor no encajaban tanto con nuestros valores y nuestra forma de ser".
Aprendizaje
"Los aprendizajes que he sacado de este proyecto y esta experiencia es que siempre, siempre, hay que pensar en comunidad, no en viralidad, porque es lo inteligente a la hora de crear contenido: es crecer lento y crecer bien. No me sirve de nada que un vídeo se haga viral y tengas 50.000 suscriptores de repente porque eso no sirve de nada, tienes que mantenerlo y tienes que crear una comunidad. La base de la comunidad es la coherencia, la constancia y la consistencia", indica.
Más aprendizajes: a delegar pero sin depender de terceros, sino a desarrollar modelos de negocio independientes. "Hay vida más allá de las colaboraciones con marcas, se puede hacer algo grande y algo tuyo y con el equipo mínimo, como lo hemos hecho hasta ahora".
María es un torbellino, un torrente de ojos brillantes cuando habla de su proyecto y de su vida, intercalando constantemente frases y expresiones en inglés. "No volverás a decir 'sorry for my english'". En ese lema está también parte del secreto de su éxito. En el mensaje de superación que traslada a su comunidad, a la que anima a olvidar complejos y miedos, a lanzarse. Una invitación a emprender un proceso de crecimiento. Como el que lleva de los 'truquitos' al 'business'.